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La OTAN acerca buques a Libia pero no intervendrá sin resolución de la ONU

Los ministros de Defensa aliados, reunidos en Bruselas, decidieron además seguir preparando toda una serie de posibles acciones, cuya planificación han encargado a las autoridades militares de la organización. Principalmente, los planes se centran en facilitar la entrada de ayuda humanitaria en Libia, llevar a cabo un bloqueo marítimo para evitar el ingreso de armas en el país e imponer una zona de exclusión aérea para frenar los bombardeos del régimen sobre la población.


Los países de la OTAN acordaron este jueves reforzar la presencia de unidades navales en el Mediterráneo central, pero dejaron claro que la Alianza no usará la fuerza en Libia sin un mandato de las Naciones Unidas y el respaldo de los países de la región.

Los ministros de Defensa aliados, reunidos en Bruselas, decidieron además seguir preparando toda una serie de posibles acciones, cuya planificación han encargado a las autoridades militares de la organización.

Principalmente, los planes se centran en facilitar la entrada de ayuda humanitaria en Libia, llevar a cabo un bloqueo marítimo para evitar el ingreso de armas en el país e imponer una zona de exclusión aérea para frenar los bombardeos del régimen sobre la población.

Según la ministra española de Defensa, Carme Chacón, las dos primeras opciones están más avanzadas, mientras que la tercera se discutirá en profundidad en un encuentro de los embajadores de la OTAN el próximo martes y necesita más preparación.

En todo caso, tanto Chacón como su homólogo estadounidense, Robert Gates, y el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, insistieron en que para forzar la aplicación del embargo de armas o para poner en marcha la zona de exclusión será necesario un mandato claro por parte de las Naciones Unidas.

«No podremos hablar de imposición de embargo ni de zona de exclusión aérea si no tenemos expresa una resolución de las Naciones Unidas», subrayó Chacón.

Mientras tanto, la intención de la OTAN es tener todo listo para intervenir de forma inmediata si recibe una solicitud y se cumplen los tres requisitos que se ha fijado, es decir, que haya una necesidad demostrable de actuar, un marco legal claro y apoyo firme de los países de la región.

Con ese fin, los ministros decidieron hoy trasladar a la zona central del Mediterráneo más unidades navales para ayudar a vigilar la situación frente a las costas libias.

Según fuentes aliadas, participarán en la operación fuerzas del Grupo Permanente Marítimo I, compuesto por barcos de varios países preparados de forma conjunta, y del Grupo de Fuerzas de Medidas contra Minas de la OTAN.

Chacón confirmó que el submarino español «Mistral», ya posicionado en la zona, participará también en la operación de control.

Aunque no quiso entrar en detalles, el secretario general de la OTAN indicó que principalmente se moverán unidades que ya están en otras zonas del Mediterráneo, lo que confirmó Gates.

«Mi impresión es que no se ha hablado tanto de un incremento del numero de buques como de reposicionar los que ya están», señaló este último en declaraciones a la prensa.

Este operativo se suma al refuerzo de las actividades de los aviones de vigilancia Awacs, que ya sobrevuelan la zona las 24 horas del día para recoger información.

Rasmussen recordó hoy que sigue siendo muy «poco clara la dirección que la situación en Libia puede tomar en el futuro» y que la coordinación de la comunidad internacional, teniendo especialmente en cuenta a organizaciones como la Liga Árabe y la Unión Africana, resulta fundamental a la hora de responder.

Aunque volvió a dejar claro que la intención de la OTAN no es intervenir militarmente en Libia y que cualquier decisión estará en manos de la ONU, el dirigente aliado advirtió de que la comunidad internacional «no se quedará mirando si (Muamar el) Gadafi sigue atacando sistemáticamente» a la población.

«La OTAN está unida, vigilante y preparada para actuar», subrayó, rechazando además cualquier fractura en el seno de la organización.

Francia se desmarcó de sus socios y se convertió en el primer país en reconocer a los rebeldes del Consejo Nacional Libio de Transición (CNLT) como únicos «representantes legítimos» de su país.

Según algunas informaciones, París defendería además ataques selectivos contra algunas infraestructuras del régimen de Gadafi, lo que, de acuerdo con varias fuentes, no se planteó hoy en la OTAN.

Fuerte ofensiva contra rebeldes

Todo esto se produce después que las brigadas del coronel Muamar al Gadafi lanzaran una gran contraofensiva aérea, terrestre y marítima contra la principal línea defensiva de la oposición rebelde, situada en la localidad de Ras Lanuf, a 450 kilómetros de Bengasi, la capital rebelde, con un resultado todavía incierto.

Un comandante revolucionario citado por el canal qatarí Al Yazira aseguró que el enclave petrolero de Ras Lanuf, a unos 450 kilómetros al este de Bengasi, principal bastión rebelde, había sido recuperado por las fuerzas gadafistas, una información desmentida posteriormente por el vicepresidente del máximo órgano rebelde, Abdelhafiz Ghoga.

«No es cierto, es simplemente un bombardeo indiscriminado» dijo Ghoga, vicepresidente del Consejo Nacional Transitorio, antes de precisar que la zona atacada es «nuestro más importante frente defensivo».

Sin embargo, el comandante rebelde citado por Al Yazira reconoció que todos sus hombres estaban muertos o habían huidos y que los milicianos se replegaban hacia Brega, a unos 200 kilómetros el este.

Según su versión, los intensos bombardeos aéreos acompañados de la artillería terrestre y marítima, cohetes, morteros y carros de combate han doblegado la resistencia rebelde.

Ghoga explicó que el pequeño hospital de esa localidad ha sido desalojado para trasladar a los heridos a zonas más seguras, después de haber sido bombardeado por la aviación militar leal a Gadafi.

También pidió a la comunidad internacional «que se tomen todas las medidas para proteger a los libios del genocidio y de los crímenes contra la humanidad» cometidos por las fuerzas de Gadafi.

Asimismo, acusó al coronel libio de haberse embarcado en una política de «tierra quemada» y reveló que las fuerzas rebeldes habían tomado al menos treinta mercenarios como prisioneros, que han sido trasladados a Bengasi.

Pero también añadió que las tropas de Gadafi habían hecho prisioneros, aunque no dio detalles y tampoco informó de las bajas que habían tenido los rebeldes en la ofensiva sobre Ras Lanuf.

La ofensiva, la mayor lanzada por las fuerzas fieles a Trípoli, provocó ya a primeras horas del día el caos entre las milicias rebeldes que controlan el enclave petrolero de Ras Lanuf.

Una de las portavoces de los rebeldes, Iman Bugaighis, subrayó a Efe que las fuerzas de Gadafi bombardearon edificios residenciales en su ofensiva, en la que, según indicó, emplearon embarcaciones comerciales.

Bugaighis, que calificó la situación de muy grave, advirtió de que la actual ofensiva de las fuerzas del régimen libio podrían afectar el tráfico por el Mediterráneo y provocar una crisis humanitaria, así como una catástrofe medioambiental.

Asimismo, mostró su temor de que los bombardeos, que ya han afectado a instalaciones petroleras y oleoductos, puedan dañar los depósitos de crudo situados en la zona.

En este sentido, otra fuente rebelde que prefirió mantenerse en el anonimato, aseguró que sólo un puerto en el este del país en manos de los rebeldes, que no identificó, está exportando petróleo, después de que la zona de Ras Lanuf haya detenido la exportación como consecuencia de los combates, que se teme han causado numerosos muertos y heridos.

Los alrededores de Ras Lanuf han sido atacados desde el domingo pasado por tierra y por aire para forzar un repliegue de las tropas rebeldes, que tuvieron que librar duros combates para controlar Ben Yauad, 40 kilómetros al oeste.

«Éramos un grupo de 18 y todos murieron, excepto yo», aseguró a Efe Faray Ali Hamad, un hombre de 35 años que se mueve ayudado de dos muletas y que declaró que fue herido durante unos enfrentamientos el martes, cuando su comando intentaba infiltrarse en territorio enemigo.

Relató que fueron bombardeados con artillería y que él logró escapar, aunque resultó herido, y que tuvo que caminar durante más de 8 horas hasta que encontró a quien pudo trasladarle a un hospital.

Con la vía del suero todavía colocada en la muñeca y pendiente de una operación en la cadera por las heridas, asegura que quiere volver al frente porque no le importa morir.

El actual enfrentamiento armado comenzó el pasado 17 de febrero como un levantamiento popular que se impuso en todo el este del país y en algunas ciudades del oeste.

Sin embargo, tras unos primeros momentos en los que las fuerzas de Gadafi parecían que se habían visto sobrepasadas por los eventos, incapaces de detener a una población que acabó tomando las armas, las brigadas gadafistas han retomado con fuerte empuje la iniciativa.

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