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BBC News Mundo

El hambre ataca a niños de Guatemala

Desastres naturales y encarecimiento en el precio de los granos agudizaron los problemas de alimentación en el país. 48% de los niños sufre desnutrición crónica.


En los últimos meses los pabellones de pediatría del Hospital Nacional Nicolasa Cruz de Jalapa, Guatemala, están llenos de niños muy delgados, débiles y enfermos. La mayoría padece desnutrición crónica, el mayor problema de este país después de la violencia, según reconocen las autoridades.

El Departamento de Jalapa es uno de los más afectados por este padecimiento, consecuencia de la crisis alimentaria que los guatemaltecos, y los habitantes de otros países de Centroamérica, viven desde hace varios años.

Pero Guatemala tiene el peor panorama de la región, según la oficina regional de la FAO para América Latina y el Caribe.

Los más afectados son los niños, especialmente de zonas indígenas y rurales. Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) el 43,4% de los menores de cinco años padecen desnutrición crónica, aunque la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) reconoce que la cifra puede ser de hasta el 48,2%.

Y es que a diferencia de crisis anteriores, este año el hambre se extiende por casi todo el territorio guatemalteco, le dice a BBC Mundo Enrique Monterroso, coordinador de la Unidad de Derecho a la Alimentación de la independiente Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH).

«Se volvió algo generalizado, en el altiplano que sólo tenía desnutrición crónica ahora tiene también desnutrición aguda», explica.

En la más reciente semana de medición epidemiológica la PDH ha detectado 7.104 casos de desnutrición aguda.

Círculo

Desastres naturales por el cambio climático, crisis económica, desempleo. Razones que, según el gobierno de Guatemala, explican la crisis alimentaria de 2011.

El año pasado hizo erupción el volcán Pacaya, y luego la tormenta tropical Agatha devastó el cultivo de maíz, según el Ministerio de Agricultura. Unas 44.000 hectáreas con este grano se perdieron por las lluvias.

La consecuencia fue un aumento en el precio de los granos, pero no sólo eso pues el desastre también provocó una crisis de empleo en zonas rurales.

En el llamado corredor seco, formado por varios departamentos en el oriente, el centro y el litoral pacífico de Guatemala, las reservas de alimentos se agotaron en abril, meses antes de lo normal.

Se creó, entonces, un círculo que no se ha logrado romper. El precio del maíz blanco aumento 56% en Guatemala, según la oficina regional de la FAO.

Para muchas familias la única alternativa fue reducir el consumo de alimentos, a veces con una ración al día.

«Es terrible»

En abril el gobierno decretó el estado de riesgo nutricional para tratar de impedir una crisis alimentaria como la de 2009, que causó la muerte a más de 400 personas.

Con el plan emergente las autoridades ayudan con alimentos, fertilizantes, semillas y herramientas agrícolas a 96.000 familias, unas 480.000 personas con desabasto de alimento, explica a BBC Mundo Carlos Cazali, secretario de Seguridad Alimentaria.

«Es terrible, nosotros quisiéramos no sólo reducir los índices de desnutrición, sino abolir las condiciones que hacen posible que las familias estén tan vulneradas», dice.

El gobierno de Guatemala espera apoyar a 15.000 familias más, pero eso dependerá que llegue a tiempo una donación de granos que hizo Brasil.

A pesar de los esfuerzos, la PDH dice que el programa no ha sido efectivo, porque no se han aplicado recursos suficientes y los que hay están dispersos.

«En muchos casos se espera que la cooperación internacional sea la que resuelva los problemas que le competen al estado, y ese es un problema del gobierno», cuenta Enrique Monterroso.

«Si se sientan a esperar que el donante nos de lo que no le corresponde estamos en un equívoco, y será la población la que reciba el impacto de esta pasividad con que enfrentamos el hambre».

¿Previsiones?

En Guatemala ya se sabe que, a partir de abril y hasta agosto, habrá desabasto de granos por la temporada de lluvias. Y pesar de esto, en los últimos año ha habido crisis alimentarias.

¿Por qué no se toman previsiones?

«Es una crisis institucional», responde Monterroso. «Hay debilidad en el Ministerio de Agricultura, pero también la hay en el de Educación, de Salud, de Economía».

El secretario Cazali coincide. «Esto no es de coyuntura, no es por los precios del mercado, no es por condiciones de falta de educación, hay un problema estructural que tiene variables de largo tiempo. Ha estado presente pero hasta hoy se tiene conciencia amplia».

Paradojas del hambre, coinciden. Para terminar con las recurrentes crisis alimentarias Guatemala necesita no sólo dinero, sino voluntad política –»De todos, hasta la iniciativa privada», dice Cazali- que vuelva accesible la comida a quienes la necesitan.

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