Publicidad
BBC News Mundo

Los supuestos vínculos entre Gadafi, la CIA y el MI6 bajo la lupa

Los antecedentes llevaron a HRW a acusar a la CIA de aprobar la tortura. «No era sólo secuestrar a presuntos militantes islamistas radicales y entregarlos a la inteligencia libia. La CIA también le enviaba las preguntas que quería que se hicieran y, a juzgar por los archivos, está muy claro que estuvieron presentes en algunos de los interrogatorios», explicó el representante de la organización de derechos humanos, Peter Bouckaert.


Documentos descubiertos en lo que fue la oficina de espionaje del coronel Muamar Gadafi parecen indicar que las agencias de espionaje de Estados Unidos y el Reino Unido (la CIA y MI6 respectivamente) construyeron estrechas relaciones con el gobierno de Libia durante la llamada «Guerra contra el Terror».

Los papeles sugieren que entre 2002 y 2004 la CIA llevó a cabo el arresto clandestino de varios presuntos militantes radicales y los entregó a Trípoli. Mientras que los documentos parecen indicar también que autoridades británicas habrían prestado ayuda en el envío de un sospechoso de terrorismo a Libia para su interrogatorio en 2004.

Contenido relacionado

El gobierno del primer ministro británico David Cameron anunció que pedirá una investigación independiente acerca de las acusaciones.

La BBC no ha tenido acceso a los archivos descubiertos por la organización Human Rights Watch. Tampoco han podido ser verificados de forma independiente.

En la oficina, aparentemente usada por Moussa Koussa, quien fue jefe de espionaje de Gadafi antes de ser ministro de Relaciones Exteriores, se descubrió una gran cantidad de correspondencia de autoridades británicas y estadounidenses.

Uno de los corresponsales de la BBC en Trípoli, Kevin Connoly, explicó que los documentos reflejan el corto período en que el MI6 y la CIA valoraban y confiaban en la agencia de inteligencia libia.

«Sin rencor»

Abdel Hakim Belhaj dice que EE.UU. y el Reino Unido lo interrogaron luego de su arresto clandestino en Libia en 2004.

Tras la aparición de los documentos, Human Rights Watch acusó a la CIA de aprobar la tortura. «No era sólo secuestrar a presuntos militantes islamistas radicales y entregarlos a la inteligencia libia. La CIA también le enviaba las preguntas que quería que se hicieran y, a juzgar por los archivos, está muy claro que estuvieron presentes en algunos de los interrogatorios», explicó Peter Bouckaert, de HRW.

Los papeles resaltan el supuesto arresto clandestino de varios sospechosos, incluyendo uno que la organización identificó como Abdel Hakim Belhaj, conocido en los documentos como Abdullah al Sadiq, y que actualmente es el comandante de la fuerzas anti Gadafi en Trípoli.

Belhaj, quien estuvo involucrado en un grupo islamista que intentó derrocar a Gadafi a principio de 2000, le dijo días antes a la agencia AP que fue entregado por los estadounidenses, pero que no guardaba rencor.

No obstante, este lunes el comandante dijo que quería una disculpas tanto del gobierno británico como de EE.UU. por su traslado a Libia en 2004.

«Lo que me ocurrió a mí y a mi familia fue ilegal. Se merece una disculpa, por lo que me ocurrió cuando fui capturado y torturado», le dijo Belhaj a la BBC.

Belhaj explicó que si bien el MI6 y la CIA no fueron testigos de la tortura a la que fue sometido, sí lo interrogaron después.

La CIA no ha hecho comentarios sobre alegaciones específicas, aunque su portavoz Jennifer Youngblood sí dejó claro que «no puede ser una sorpresa que la Agencia Central de Inteligencia trabaje con otros gobiernos para ayudar a proteger nuestro país del terrorismo y otras amenazas letales».

Tras el 11-S

Kim Howells, ex viceministro de Relaciones Exteriores británico que se convirtió en jefe de la Comisión de Inteligencia y Seguridad de la Cámara de los Comunes del Parlamento, informó que su entidad no ha encontrado evidencias de entregas clandestinas de prisioneros por parte del Reino Unido.

Sin embargo, agregó que, tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, la inteligencia británica habría estado trabajando con sus homólogos libios.

«Había muchos temores de que islamistas -incluido el Grupo de Lucha Islámica libia al que perteneció Abdel Hakim Belhaj- fueran a tratar de hacer lo mismo en Londres, Glasgow o en cualquier lugar», explicó. «Creo que hubo un intento de los servicios de seguridad e inteligencia de tener cualquier información que pudiera servir «.

El ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague, le restó importancia a los documentos.

En declaraciones a Sky News dijo que estaban «relacionados a un período del gobierno anterior» por lo que no tenía conocimiento de lo que pasó tras bastidores en ese entonces.

Publicidad

Tendencias