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Libia dice que enterró a Gadafi en lugar secreto

Tras días de cavilaciones, las autoridades informaron que el cuerpo de Gadafi y su hijo fueron enterrados en un lugar secreto del desierto, en una simple ceremonia a la que asistieron funcionarios y unos pocos familiares.


Los cuerpos del ex líder libio Muammar Gadafi, su hijo Muatassim y su ex ministro de defensa Abu Bakr Younis, fueron enterrados en un lugar secreto del desierto, según señalaron funcionarios del gobierno.

Se cree que la ceremonia tuvo lugar al amanecer y en una ubicación desconocida, tras días de cavilaciones sobre qué hacer con el cadáver del hombre que lideró Libia durante más de cuatro décadas.

La familia del coronel pidió que fuera enterrado cerca de Sirte, su ciudad natal, otros sugirieron que fuera arrojado al mar como Osama Bin Laden y así evitar que su tumba fuera convertida en un altar.

Pero finalmente se optó por ubicar la morada final del coronel en un discreto rincón del desierto, en una ceremonia a la que habrían asistido algunos familiares y funcionarios del gobierno.

Una ceremonia «simple»

Guma Al Gamaty, miembro del Consejo Nacional de Transición, confirmó el sepelio de Muammar Gadafi tras 48 horas expuesto al público en un frigorífico de carne en un centro comercial de la ciudad costera de Misrata.

Testigos dijeron a la cadena de televisión Al Jazeera que los cuerpos fueron trasladados a primera hora desde la improvisada morgue, donde ya empezaba a preocupar el avanzado estado de descomposición de los cuerpos.

Poco después, funcionarios detallaron que cerca de las 5 am se pronunciaron en «una simple ceremonia» las oraciones islámicas de rigor junto a sus tumbas clandestinas.

Dilema

El Consejo Nacional de Transición se vio en la disyuntiva sobre clic qué hacer con los restos del coronel y su hijo, cuyos cuerpos permanecieron insepultos más de lo que la ley islámica permite.

Pero muchos factores dificultaron tal decisión, empezando por las peticiones de investigaciones que buscaban establecer cuales fueron las verdaderas causas de su muerte.

Aunque inicialmente miembros del gobierno provisional libio dijeron que Gadafi habría muerto durante un fuego cruzado, imágenes de vídeo y testimonios enturbian esta versión considerando que el coronel fue capturado vivo el pasado jueves en Sirte.

Lo que sí se sabe con certeza, una vez realizada la autopsia, es que el coronel murió de una herida de bala en la cabeza.

Otro dilema fue el destino de sus restos mortales, teniendo en cuenta que el temor de que su tumba se convirtiese en lugar de culto de sus seguidores así como del foco de ataques de sus detractores.

Aunque su familia pidió que se enterrara cerca de Sirte, su ciudad natal, se desconoce si las autoridades habrían accedido a sus deseos.

Por el momento la versión oficial es que Gadafi reposa ya en el desierto, tras una ceremonia atendida por unos pocos familiares, funcionarios y jeques.

La polémica por el cuerpo

La preocupación de las autoridades libias por el destino final del cuerpo de Gadafi trae a la mente las circunstancias de la muerte de Osama Bin Laden, quien también fue sorprendido y abatido en su propio bastión.

Además de no difundir fotos del cadaver -lo cual disparó un sinfín de teorías conspirativas- las autoridades estadounidenses arrojaron al mar al cuerpo del hombre más buscado del mundo para negarles a sus seguidores un santuario.

Su cadáver fue lanzado al océano desde un portaaviones de Estados Unidos y los funcionarios de ese país se han esforzado en insistir en que el proceso se llevó a cabo en «estricta conformidad con los preceptos y las prácticas islámicas».

Remontándonos en el tiempo, el cadáver parcialmente cremado de Adolfo Hitler fue desenterrado por las fuerzas soviéticas invasoras en Berlín y su destino final es un misterio. Su casa fue demolida en la década de 1950 por temores de que se convirtiera en un punto de encuentro para los neo-nazis.

En el otro extremo del espectro ideológico, el cuerpo del revolucionario argentino Ernesto «Che» Guevara fue fotografiado someramente por los enemigos que lo mataron en Bolivia antes de enterrarlo en una tumba sin nombre. Sus adversarios quizás anticipaban el culto que inspiraría.

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