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La crisis impera en la plenaria iberoamericana con Correa de protagonista

La sesión, que parecía destinada a dar pocos titulares por la ausencia de la mitad de los 22 mandatarios iberoamericanos, subió de tono en la primera media hora con el súbito reclamo del dignatario de Ecuador, primero por una presentación de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) y luego por el Banco Mundial.


La crisis internacional dominó hoy la primera sesión plenaria de la XXI Cumbre Iberoamericana, que tuvo como protagonista al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien se retiró momentáneamente del recinto en protesta por la participación de una representante del Banco Mundial (BM).

La sesión, que parecía destinada a dar pocos titulares por la ausencia de la mitad de los 22 mandatarios iberoamericanos, subió de tono en la primera media hora con el súbito reclamo de Correa, primero por una presentación de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) y luego por el Banco Mundial.

El mandatario pidió permiso para retirarse de la sala cuando se anunció la intervención de la vicepresidenta para América Latina del BM, Pamela Cox, y acusó al organismo multilateral de «chantajear abiertamente» a su país por negarle un crédito previamente aprobado en 2005, sólo porque con su llegada al poder se cambió la política económica.

Correa recibió el apoyo de su homólogo boliviano, Evo Morales, quien anotó que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) «algún día tendrán que resarcir los daños» causados a los países latinoamericanos «con las políticas impuestas» con el Consenso de Washington.

Cox advirtió en su discurso de que el riesgo de que el sistema financiero internacional colapse por la crisis, como en 2008, aún no se ha despejado y que ello podría causar en América Latina un «shock» de la economía real.

Por la misma línea transitó el presidente mexicano, Felipe Calderón, quien alertó de que el periodo de «vacas gordas» que hoy disfruta América Latina puede «terminar súbitamente» cuando bajen los precios de las materias primas que exporta a Asia, exacerbados por la especulación financiera.

Calderón propuso que los acreedores de deuda soberana asuman «su responsabilidad, lo que significa asumir sus pérdidas», pues sabían que junto a los «intereses jugosos» corrían un riesgo y dijo que la comunidad internacional o los más pobres «no tienen por qué asumir».

Su homólogo de Panamá, Ricardo Martinelli, fue más allá y propuso emitir un mensaje «alto y claro» contra la «especulación desmesurada» al considerar que daña la economía latinoamericana.

«Debiéramos hacer un llamado a todos esos especuladores, que con las ansias de ganarse un dólar o un euro más, un real más o lo que fuera, están acabando con la economía de muchos países», señaló.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dejó claro que su país tiene que seguir apostando por la reducción del déficit, pero pidió a los países «que tienen margen» que pongan en marcha planes de estímulo urgentes para relanzar la economía global.

«Sabemos que si no acertamos y tenemos fortaleza en la respuesta, puede originar un efecto muy negativo en toda la economía mundial y, por supuesto, en Latinoamérica», alertó.

Previamente, el rey Juan Carlos defendió la necesidad de aplicar propuestas que aseguren una adecuada gestión de «lo público» para contar con administraciones «transparentes y eficaces» al servicio de todos los ciudadanos y fortalecer la democracia.

«El Estado tiene un papel clave que cumplir. Precisamos de instituciones sólidas a todos los niveles para defender el bien común y los intereses generales», recalcó el rey.

De la crisis se ocupó también el presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien afirmó que «Europa va a pasar un largo periodo de tiempo de recuperación» lo que va a «postergar la etapa del crecimiento para sacar al mundo del peligro de la recesión».

Por su parte el primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, cuyo país también ha sido duramente golpeado por la crisis, señaló que las naciones afectadas deben replantarse su gestión política y económica para mantenerse competitivos.

«Los choques que han sacudido a la economía mundial son reflejo de los ajustes y reequilibrios a escala mundial. Es un cambio profundo que nos lleva a revisar nuestros hábitos de consumo y nos obliga a reformar y renovar (el Estado) para volver a ser competitivos», manifestó Passos Coelho.

En la sesión plenaria también participó el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, quien explicó que pese a que América Latina está preparada para los embates de una crisis, debe estar prevenida.

«No hay duda de que buena parte de los retos que tiene la región son retos provenientes de lo que pasa fuera, en Europa o Estados Unidos», dijo Moreno.

La cautela también fue recomendada por el presidente de Perú, Ollanta Humala, quien dijo que la crisis en Europa y Estados Unidos, a la que se refirió como «la tormenta del norte», puede causar en América Latina «un chubasco, una garúa o un huracán».

Al término de su intervención, Humala anunció que acortará su estancia en Asunción debido al terremoto registrado en su país en las últimas horas, que dejó al menos 83 heridos.

De la crisis, pero de inseguridad, habló el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, quien agradeció la cooperación regional para afrontar la violencia causada por el narcotráfico y los embates de las lluvias en Centroamérica.

La primera sesión la cerró el vicepresidente brasileño, Michel Temer, quien en un discurso centrado en los avances económicos y sociales que ha conseguido en los últimos años su país, dijo que espera que puedan extenderse al resto de América Latina.

Tras las intervenciones de los mandatarios, los líderes iberoamericanos firmaron la Declaración de Asunción y se hicieron la tradicional foto de familia antes de asistir a un almuerzo.

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