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Gobierno argentino descarta suspender relaciones con poderosa central sindical

«No habrá inconvenientes si los trabajadores cumplen su rol» sostuvo el ministro del Interior, Florencio Randazzo, haciendo alusión a cuestiones electorales que estarían influyendo en las relaciones con los sindicalistas.


El Gobierno argentino descartó la posibilidad de romper relaciones con la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT), luego de que su líder, Hugo Moyano, asegurara que el contacto con la presidenta, Cristina Fernández, está «suspendido».

«Si los dirigentes sindicales son realmente representantes de los trabajadores no hay ninguna posibilidad de divorcio», afirmó el ministro del Interior, Florencio Randazzo, en una entrevista que publica este domingo el diario Tiempo Argentino.

Para el funcionario, el Gobierno «tomó al trabajador como eje central de sus políticas» y Cristina Fernández «no es imparcial sino que juega siempre junto a los débiles».

En ese sentido, dijo que confía en que «no habrá inconvenientes si los trabajadores cumplen su rol».

En diciembre pasado, el camionero Hugo Moyano, un aliado clave del Gobierno durante el primer mandato de Fernández, señaló que «el contacto con la presidenta no está roto, sino suspendido por parte de ella»

El dirigente sindical precisó que «lo que distancia al movimiento obrero del Gobierno son las políticas que se implementan» y no descartó impulsar una huelga general «si las condiciones se agravan».

Moyano renunció a mediados de diciembre a la dirección del gobernante Partido Justicialista (peronismo) en la provincia de Buenos Aires, el mismo día en el que en un multitudinario acto en la capital del país acusó al Ejecutivo de aplicar medidas contrarias a los intereses de los trabajadores.

La crisis en la relación del Gobierno con Moyano se produjo apenas unos días después de la asunción del segundo mandato de Fernández, quien obtuvo un amplio triunfo en las elecciones de octubre pasado con el 54,1 por ciento de los votos.

El distanciamiento entre Moyano y Fernández comenzó a hacerse evidente tras la muerte, en octubre de 2010, del antecesor y esposo de la mandataria, Néstor Kirchner, y se profundizó por la decisión de la jefa de Estado de dejar fuera de las listas electorales a dirigentes sindicales.

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