La Liga Árabe está pidiendo una misión conjunta con Naciones Unidas para poner fin al conflicto en Siria, que ya lleva 11 meses.
La Liga Árabe está pidiendo una misión conjunta con Naciones Unidas para poner fin al conflicto en Siria, que ya lleva 11 meses.
En una resolución vista por la BBC pero no emitida oficialmente todavía, descartó el equipo de observadores, suspendido el mes pasado, y dijo que terminaba su cooperación diplomática con Siria.
El gobierno de Damasco rechazó “categóricamente” la resolución, afirmó un enviado sirio.
Las medidas de la Liga llegan una semana después de que una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria fuera vetada por Rusia y China.
El corresponsal de la BBC en El Cairo, Jeremy Bowen, dice que la resolución contiene el lenguaje más duro empleado hasta ahora hacia Siria por parte de la Liga Árabe y es mucho más probable que el asunto regrese al Consejo de Seguridad.
El hecho de que estén considerando estas medidas muestra el alcance del aislamiento del régimen sirio, agrega el corresponsal.
Queda por ver si Moscú continuará apoyando a sus viejos aliados y socios comerciales, dice.
Previamente, el líder de al Qaeda, Ayman al Zawahiri, apoyó al levantamiento sirio en un mensaje de video, diciendo a la oposición que no confíe en el respaldo de Occidente ni los países árabes.
Mientras tanto, se informó que los bombardeos contra la ciudad de Homs continuaron tras una breve tregua la noche del sábado y la mañana del domingo, con denuncias de activistas de que cuatro personas fueron muertas.
Grupos defensores de derechos humanos afirman que más de 7.000 personas han muerto en Siria desde marzo. El gobierno replica que por lo menos 2.000 miembros de las fuerzas de seguridad perdieron la vida combatiendo a “pandillas armada y terroristas”.
Un comunicado emitido por la Liga después del encuentro en El Cairo señala que “pedirá al Consejo de Seguridad de la ONU que decida la formación de una fuerza conjunta de mantenimiento de la paz para supervisar la implementación de un cese del fuego”.
Indicó que daba por terminada su misión de observación, enviada en diciembre pero suspendida en enero en medio de críticas de ineficacia ante la continua violencia.
El jefe de la misión, el polémico general sudanés Mohammed al Dabi, presentó su renuncia el domingo.
La Liga también exhortó a “abrir canales de comunicación con la oposición siria y brindarle cualquier forma de respaldo político y material”, y urgió a los grupos opositores a estar más unidos.
Responsabilizó al gobierno sirio por la protección de civiles y advirtió que sus muertes son crímenes que deben ser castigados.
Un representante de la Liga dijo a la BBC que la resolución había sido aceptada por una mayoría de los cancilleres.
Pero el embajador sirio en El Cairo, Yusuf Ahmed, rechazó la resolución, afirmando que “refleja la histeria de estos gobiernos” cuando fracasó en el Consejo de Seguridad.
Al dar inicio a la reunión, el secretario general de la Liga, Nabil al Arabi, dijo que el fracaso de la diplomacia internacional había dado una responsabilidad especial a la organización.
“Es imperativo para nosotros movernos con rapidez en todas las direcciones, para poner fin al ciclo vicioso de la violencia”, expresó en sus primeras palabras en el encuentro.
La Asamblea General de la ONU tiene programado discutir el caso de Siria el lunes.
No hay veto en la asamblea, pero sus resoluciones carecen de poder legal, a diferencia de aquellas del Consejo de Seguridad.
Durante el respiro en el bombardeo de Homs, algunas personas pudieron salir y hacer colas para comprar pan.
Por lo menos cuatro personas murieron en el vecindario de Baba Amr en la ciudad el domingo, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Al menos 35 perecieron el sábado.
Según activistas, más de 400 personas fueron muertas desde que las fuerzas de seguridad lanzaron un asalto a zonas de la ciudad ocupadas por la oposición el sábado.
Por otra parte, la televisión estatal siria mostró imágenes de funerales de víctimas de carros bomba en la segunda ciudad del país, Aleppo.
El gobierno indicó que 28 personas fueron muertas en dos ataques el viernes en la ciudad.
Activistas del levantamiento condenaron esos ataques, de los que culpó al régimen, pero oficiales estadounidenses habrían dicho que eran obra de al Qaeda.
El corresponsal de la BBC en Beirut, Jim Muir, señala que las decisiones de la Liga Árabe para detener toda cooperación económica y diplomática con el gobierno sirio podría intensificar la presión y el aislamiento del régimen de Damasco.
Pero es improbable que el llamado al Consejo de Seguridad de la ONU a aprobar una resolución para el envío de cascos azules dé resultados rápidos.
Para eso se requeriría una tregua que no existe y que Siria no aceptará, porque pondría a los rebeldes al mismo nivel que el gobierno.
Además haría falta un consenso en el Consejo de Seguridad que tampoco existe. Rusia y China han protegido incondicionalmente a Siria, que de inmediato rechazó las decisiones de la Liga.
Pero éstas dieron a los miembros de la Liga una cobertura política para apoyar y financiar a la oposición siria, algo de lo cual el gobierno de Asad ya acusó a algunos países árabes.
La aparición de al Qaeda en el escenario complica aún más el panorama, ya que la oposición se esfuerza por aparecer como víctimas pacíficas de la opresión estatal.
