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Migración mexicana a EE.UU.: el flujo ahora va en sentido contrario

Por primera vez desde 1970, son más los mexicanos que vuelven a su país en comparación con quienes emigran a Estados Unidos.


La migración mexicana a Estados Unidos empieza a sufrir un cambio importante: por primera vez en 40 años el flujo de indocumentados que regresan a su país es mayor que el de quienes abandonan México.

Muchos fueron deportados, otros volvieron porque no encontraron empleo y una cantidad importante decidió escapar del clima anti inmigrante que existe en varias regiones de EEUU.

Mediciones del Pew Hispanic Center revelan que desde hace cuatro años un millón de indocumentados mexicanos abandonaron Estados Unidos. En 2007 los inmigrantes sin documentos eran 7 millones, mientras que en 2011 la cantidad se redujo a seis millones.

Mientras que, según la institución, en 2010 menos de 100 mil mexicanos cruzaron ilegalmente la frontera o violaron las condiciones de su visa para establecerse en EE.UU.

Los datos fueron presentados por Jeffrey Passel, demógrafo en jefe del Centro Pew, en el encuentro Las Nuevas Tendencias de los Flujos Migratorios Regionales: Centroamérica-México-EEUU, organizado por tres universidades mexicanas.

Según Passel aunque el número de indocumentados «es todavía muy grande», pero lo cierto es que en los últimos años el fenómeno se ha estancado.

De hecho, dijo a los especialistas que le escuchaban, el flujo migratorio mexicano está «en reversa», un período de transición que apenas empieza a estudiarse.

Razones

Detrás de esta nueva realidad hay varios factores, explica a BBC Mundo René Zenteno, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef).

«Las condiciones económicas sociales, de presión política en Estados Unidos son tan fuertes que el incentivo para regresar es alto», dice.

«Las familias ven que si no van a tener las oportunidades que esperaban, no habrá reforma migratoria o hay temor de separarse de los hijos, mejor regresan a México».

Hasta ahora, sin embargo, no queda clara la influencia que tiene el miedo a la deportación en la nueva realidad migratoria.

En 2001 el sector de la construcción estadounidense, que emplea a millones de mexicanos, tuvo serios problemas económicos.

Luego ocurrió la recesión financiera de 2008, que afectó sobre todo a los empleadores de indocumentados. Y en seguida las legislaturas de varios estados aprobaron severas leyes anti inmigrantes. El resultado fue un menor incentivo para quedarse.

Otro factor es una ligera mejoría en la situación económica de México, que permitió a muchos encontrar en su país el empleo que necesitaban, según estudios de investigadores como Jorge Durand, de la Universidad de Guadalajara.

Los datos del Pew revelan que el número de aprehensiones de indocumentados por las autoridades estadounidenses están relacionadas con el cambio del flujo migratorio.

Es decir, en los últimos años llegaron menos personas sin documentos a Estados Unidos, y en ese ritmo bajaron las detenciones.

Así, no está claro la influencia que el endurecimiento de la política migratoria tiene en el menor flujo de indocumentados.

«No sabemos realmente qué puede ser, si la economía o el aumento de la vigilancia», dijo Passel. «Mi sospecha es que son ambas razones».

Centroamérica, ¿el futuro?

¿Qué sigue? La mayoría de los especialistas no dudan que la migración mexicana aumentará en la medida que se recupere la economía estadounidense.

Pero la pregunta es si volverá a los niveles que tuvo a partir de 1995, cuando más de 500.000 mexicanos abandonaron el país cada año, en promedio.

Zenteno dice que no, pues México registra un cambio acelerado en su estructura demográfica:

Su tasa de natalidad es la menor en décadas, lo que significa que el promedio de edad de la población será mayor al paso de los años.

Es un dato que cambiará el fenómeno migratorio. Históricamente la economía estadounidense necesita mano de obra que no encuentra en sus ciudadanos.

La ausencia se cubrió con los inmigrantes, sobre todo mexicanos y centroamericanos a partir de 1970. Pero en términos demográficos, México envejece rápidamente, y dentro de algunos años no podrá cubrir la demanda laboral de su vecino.

Un caso distinto a los países centroamericanos, que mantienen tasas de natalidad más elevadas que la mexicana.

Además, la mayor parte de la demanda estadounidense es de mano de obra poco calificada, y México ha mejorado lentamente la capacitación de sus ciudadanos, afirma el investigador.

El 80% de los migrantes centroamericanos provienen de Guatemala, Honduras y El Salvador. ¿Pueden suplir a los trabajadores mexicanos?

«Es probable que Centroamérica sea un nuevo foco de emigración, pero no tiene la escala de México. No sabemos el nivel de la demanda estadounidense», concluye Zenteno.

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