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Videla reconoce genocidio en Argentina

Las crudas declaraciones sobre las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura que encabezó desde 1976 las concedió al periodista Ceferino Reato, quien está próximo a publicar en Buenos Aires el libro «“Disposición Final, la confesión de Videla sobre los desaparecidos». En su relato, el otrora militar condenado por los crímenes de su régimen manifestó que el objetivo era «disciplinar a una sociedad anarquizada» y que para ello «había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas».


«No había otra solución; estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas».

La cita es del ex dictador argentino Jorge Rafael Videla, y la formuló en una de las entrevistas que desde fines de 2011 hasta marzo de este año concedió desde la celda número 5 de la prisión federal de Campo de Mayo al periodista Ceferino Reato, autor del libro “Disposición Final, la confesión de Videla sobre los desaparecidos”, que está próximo a ser publicado y cuyos detalles dio a conocer este viernes el diario La Nación de Buenos Aires.

El otrora gobernante de facto, que llegó al poder en 1976 tras el derrocamiento del gobierno de Isabel Perón, admitió que fueron entre siete mil y ocho mil personas las ejecutadas.

“Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión”. Y dijo que éstas fueron hechas desaparecer “para no provocar protestas dentro y fuera del país. Cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte».

En su crudo relato a Reato, el general que purga una condena por los crímenes del régimen justificó el genocidio señalando que “nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario».

Videla procesado

“Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión”, dijo Videla.

Videla también reconoció que durante la dictadura se hizo desaparecer cuerpos de personas abatidas en tiroteos, como el caso del jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Mario Santucho, porque «era una persona que generaba expectativas; la aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, a celebraciones. Era una figura que había que opacar».

Y respecto a la frase “Disposición Final” que Reato utilizó para titular su libro, el propio ex dictador explicó que fue muy utilizada en la época a nivel castrense para referirse a “la necesidad de sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final”.

En cuanto a cómo se eligieron las víctimas, el libro recoge varios testimonios que indican que éstas aparecían en listados que se elaboraron el verano de 1976 sobre personas que debían ser detenidas inmediatamente después del derrocamiento de Isabel Perón. Para tal efecto, el país se dividió en cinco zonas y en las nóminas figuraban «líderes sociales» y “subversivos», cuyos nombres fueron aportados por los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas y de Seguridad pero también por empresarios y ejecutivos, sindicalistas, funcionarios nacionales y provinciales, profesores y dirigentes políticos y estudiantiles. La mayoría de los muertos y desaparecidos proviene de esas listas.

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