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Venezuela: qué evidencia la elección de Diosdado Cabello

La trascendencia de la elección de Cabello radica en que sería el encargado de la presidencia si se confirma antes del próximo 10 de enero la «falta absoluta» del presidente Chávez. Además, analistas y políticos de oposición interpretan que lo sería incluso después del día 10 si el mandatario no ha tomado posesión, pero esa no es la tesis que maneja el oficialismo.


La profunda división que separa al chavismo y a la oposición en Venezuela volvió a escenificarse en la sesión en la que la Asamblea Nacional reeligió como su presidente a Diosdado Cabello, quien según la Constitución podría llegar a tener que sustituir al mandatario si éste faltase.

Entre gritos de «no volverán» y vítores a Chávez por parte de los varios miles de oficialistas que se convocaron en los alrededores del palacio legislativo, la sesión transcurrió entre reproches, como si no hubiera espacio para la reconciliación.

Los llamados de la oposición a conformar una junta directiva plural eran constantemente respondidos por el oficialismo esgrimiendo su mayoría, que definió como «la voluntad del pueblo».

De lo que está por venir, poco se debatió, pese al complicado momento institucional que vive el país con el «delicado» estado de salud del presidente Chávez, operado de cáncer por cuarta vez el pasado 11 de diciembre y cuya recuperación no está «exenta de riesgos», según ha informado el gobierno.

«Aquí no hay diálogo de cúpulas. Estamos dispuestos a hablar con el pueblo, pero no a que unas cúpulas negocien cargos», dijo Cabello nada más ser juramentado.

La trascendencia de la elección de Cabello radica en que sería el encargado de la presidencia si se confirma antes del próximo 10 de enero la «falta absoluta» del presidente Chávez. Además, analistas y políticos de oposición interpretan que lo sería incluso después del día 10 si el mandatario no ha tomado posesión, pero esa no es la tesis que maneja el oficialismo.

Según dijo la noche del viernes y repitió este sábado el vicepresidente Nicolás Maduro, si bien el próximo jueves empieza un nuevo periodo, Chávez es un presidente «reelecto» y existe «continuidad» en su mandato.

Para el también canciller, que esgrime el artículo 231 de la Constitución, Chávez no necesita tomar posesión porque ya es titular de la presidencia y la juramentación es un mero formalismo.

¿División oficialista?

En efecto, el oficialismo impuso su mayoría y copó todos los puestos de la junta directiva, dejando fuera a la oposición que cuenta con el 40% de los diputados y aspiraba a ocupar los cargos de primer vicepresidente y subsecretario.

Junto a Cabello, repite como segunda vicepresidenta de la mesa Blanca Eekhout. La vacante de primer vicepresidente dejada por Aristóbulo Istúriz, nuevo gobernador de Anzoátegui, será ocupada por Darío Vivas, considerado un hombre muy cercano a Maduro.

De puertas para fuera, lo que pareció verse fue un «todos a una» en las filas oficialistas. Sin embargo, el diputado opositor Julio Borges comentó a periodistas que «hay varios indicios» de que la sesión de este sábado puso de manifiesto «el problema de división y fractura» dentro del oficialismo.

«Venía para ser electo Pedro Carreño, era lo que se había dicho, y a última hora sale Carreño, hombre de Diosdado Cabello, y entra el señor Darío Vivas, hombre de Maduro. De manera que es una repartición clara de cuotas de poder», dijo Borges.

Para el parlamentario, la interpretación que hace Maduro de la Constitución tiene «el propósito de evitar a toda costa que Diosdado Cabello sea el presidente encargado a partir del 10 de enero».

Borges insistió en la tesis opositora de que «frente a la ausencia del presidente a quien le corresponde es a Diosdado Cabello ser presidente interino». «Y que el presidente siga tomándose el tiempo que quiera para recuperarse», agregó.

«Hay temor de desconfianza y fractura entre ellos. Eso refleja la elección y la interpretación constitucional», agregó. «El miedo al golpe de Estado del que habla Maduro es contra su propio compañero Diosdado Cabello».

La tesis de la división interna en las filas oficialista fue desmentida poco después de la sesión por parte del diputado oficialista Earle Herrera en conversación con un grupo de corresponsales internacionales.

«La oposición lleva 14 años soñando con la división en las fuerzas revolucionarias (…). Esas divisiones son parte de las ilusiones», dijo. «Todos votamos por Darío Vivas y por todos los postulados por la revolución», agregó al tiempo que descartó que siquiera se hubiera debatido la posibilidad de que otro diputado fuera primer vicepresidente.

El 10 de enero

El vicepresidente Maduro, durante su intervención después de la sesión de la Asamblea Nacional, volvió a insistir en la tesis que hizo pública la noche del viernes de la «continuidad» de Chávez en el cargo pese a que no tome posesión.

«La Constitución dice que se juramenta al candidato elegido. Resulta que el presidente es reelecto, no es candidato elegido, él sigue siendo presidente», dijo el diputado Herrera.

«El mismo artículo señala que de no poder hacerlo por un hecho sobrevenido ante la asamblea nacional, lo hace ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y la Constitución al tribunal no le establece fecha», agregó. «El 10 no es un día que nos ate a nosotros».

Para el opositor Borges, esa interpretación «retorcida» que lo «único que busca es a toda costa que Cabello no llegue a ser presidente encargado». «Tienen miedo de aplicar la Constitución que es muy clara. En ausencia del presidente electo le corresponde asumir al presidente de la Asamblea Nacional».

Respecto a las acciones a adoptar a partir del 10 si los oficialistas ponen en práctica su interpretación, Borges lamentó que «el TSJ es una sucursal del partido de gobierno». «Aquí no hay división de poderes, el judicial está subordinado políticamente al gobierno», dijo.

«Iremos a toda parte donde haya que ir para hacer valer la Constitución y los derechos de los venezolanos, y prender las alarmas de lo que está sucediendo en Venezuela. Mercosur, Organización de Estados Americanos, a todas partes», concluyó.

Sin embargo, el oficialismo insiste en que Chávez es un presidente «reelecto» y por tanto la toma de posesión es una formalidad.

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