Robert Murdoch, propietario de «The Sun» y «The Times» en el Reino Unido, tuvo que cerrar en 2011 la histórica cabecera «News of the world» después de que decenas de sus empleados fueran detenidos por presuntamente practicar escuchas en móviles de famosos y gente corriente para obtener exclusivas.
La modelo británica Katie Price recibió una compensación económica y una disculpa tras haber sido víctima del caso de las escuchas ilegales por parte del grupo del magnate Rupert Murdoch, informó este miércoles un tribunal de Londres.
Price, habitual de la prensa sensacionalista de este país, fue compensada con una cuantía que no se divulgó y recibió las «sinceras disculpas» de News Group Newspapers Limited (NGN), el grupo encargado de la publicación del tabloide «The Sun», y Times Newspapers Limited (TNL), que gestiona el rotativo «The Times» y el dominical «The Sunday Times».
En una audiencia en la que Price no estuvo presente, su abogado Charlotte Ward dijo que entre los años 2000 y 2001, cuando la modelo era el centro de numerosos artículos en el ya clausurado dominical de «News Of The World», de Murdoch, la modelo temió por la seguridad de su teléfono móvil.
Price cambió de teléfono en numerosas ocasiones debido a estos temores e incluso contrató a profesionales para que supervisaran posibles dispositivos de espionaje en su casa, aunque no se halló ninguno.
En 2011, Price recibió una llamada de la Policía Metropolitana de Londres en la que el cuerpo le informaba de que había evidencias que apuntaban a que NGN podría haber obtenido de manera ilegal información privada y confidencial incluyendo correos electrónicos, notas y llamadas de teléfono.
«Aunque le entristece todo este asunto, la demandante acepta la disculpa y confía en que esto sea el final de este asunto», señaló el abogado de Price durante la vista de hoy.
Murdoch, propietario de «The Sun» y «The Times» en el Reino Unido, tuvo que cerrar en 2011 la histórica cabecera «News of the world» después de que decenas de sus empleados fueran detenidos por presuntamente practicar escuchas en móviles de famosos y gente corriente para obtener exclusivas.
Ese caso puso en jaque las prácticas del periodismo británico, cuya credibilidad y ética fueron duramente cuestionadas.
