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El diciembre negro de China en Corea del Norte ANÁLISIS

El diciembre negro de China en Corea del Norte

La lista de imputaciones leídas el domingo 8 ante el Ampliado del PTC contenía ataques sibilinos contra el modelo chino y los vínculos del acusado con Beijing, “que obstaculizaban el desarrollo de la industria nacional”. En concreto, se atribuyó a Jang Son-thaek el delito de traición –que le costó la vida el jueves– y la venta (se entiende que a la nación vecina) de “nuestros preciosos recursos naturales a precios irrisorios”.


La ejecución ayer jueves de Jang Son-thaek, el segundo hombre de Corea del Norte, es el peor regalo de fin de año para China, pues recalienta la situación en su frontera oriental, donde está en desarrollo una crisis de consecuencias imprevisibles. En un episodio que sorprendió a los analistas más avezados, el ex dirigente norcoreano fue declarado culpable de traición por un tribunal militar especial y pasado por las armas de inmediato. En Beijing el asunto supera en gravedad el diferendo con Japón sobre el archipiélago que reclaman ambos. A fin de cuentas, las islas Diaoyu-Senkaku están deshabitadas, mientras que el desplome súbito del régimen de Pyongyang generaría una estampida de miles de desesperados refugiados norcoreanos sobre territorio chino y la reunificación final de la península en torno a Corea del Sur, un aliado de EE.UU.

Jang Son-thaek era el talismán mágico de China, una esperanza para conjurar la catástrofe, que resultó ser trágica y demasiado frágil. El primer capítulo de su desgracia tuvo lugar el domingo 8 de diciembre, durante un Ampliado del Buró Político del Partido de los Trabajadores de la República Popular Democrática de Corea (PTC-RPDC, nombre del Partido Comunista en Corea del Norte). En la ocasión, Jang Son-thaek fue expulsado de la organización política que se confunde con el Estado, así como de sus cargos en el Buró Político, la dirección del Departamento Administrativo del PTC y la vicepresidencia de la Comisión Nacional de Defensa, máximo órgano constitucional de decisión en la RPDC.

Los Servicios de Inteligencia de Corea del Sur, que avisaron de la destitución una semana antes, nunca imaginaron el capítulo final de este drama. Tampoco imaginaron la forma espectacular con que el joven presidente norteño Kim Jong-un (1983) confirmaría la noticia de la remoción, previa al fusilamiento. Fue en una ceremonia televisada. Jang Son-thaek, humillado y obligado a asistir al Ampliado del PTC, escuchó una larga lista de delitos (traición, actividad antipartido, faccionalismo, corrupción, desviación capitalista, infidelidad marital, alcoholismo, consumo de drogas, etc.), tras lo cual fue levantado del asiento por dos gendarmes que lo sacaron esposado de la sala. Con anterioridad habían sido fusilados dos funcionarios subordinados a Jang Son-thaek, al tiempo que parientes suyos eran cesados como Embajadores en Cuba y Malasia. Una de las incógnitas a despejar es la suerte de Kim Kyong-hui, esposa del defenestrado dirigente e hija mayor de Kim Il-sung (1921-1994), cuya ausencia se hizo notar en el Ampliado del domingo 8. La señora Kim, una experimentada veterana del PTC, era considerada por los observadores la verdadera fuente del poder de Jang Son-thaek, además de pilar de la continuidad del linaje dinástico y asesora clave de su sobrino, el presidente Kim Jong-un.

El candidato orgánico para ocupar el espacio de Jang Son-thaet en la nomenklatura de Pyongyang es una figura débil e impopular. Se trata del vicemariscal Choe Ryong-hae, miembro del Buró Político y vicepresidente de la Comisión Central Militar, de rango inferior a la Comisión Nacional de Defensa. En la RPDC el grado de vicemariscal es de índole política y suele conferirse a un burócrata civil que asume la coordinación superior rutinaria entre el PTC y las Fuerzas Armadas. En el caso de Choe Ryong-hae, los déficits en apoyo militar y base política conspiran además contra el futuro del vicealmirante, que parece poco apto para salvar un buque que bien podría estar haciendo aguas.

[cita]Beijing no descarta un escenario de descontrol catastrófico. Prueba de ello es que, ya en noviembre 2012, el XVIII Congreso del Partido Comunista de China instaló en la cúspide militar a tres generales identificados con la denominada “Claque del Noreste”, que agrupa a oficiales que han tenido mando prolongado y conocimiento del territorio en Shenyang, región fronteriza con Corea del Norte.[/cita]

La lista de imputaciones leídas el domingo 8 ante el Ampliado del PTC contenía ataques sibilinos contra el modelo chino y los  vínculos del acusado con Beijing, “que obstaculizaban el desarrollo de la industria nacional”. En concreto, se atribuyó a Jang Son-thaek el delito de traición –que le costó la vida el jueves– y la venta (se entiende que a la nación vecina) de “nuestros preciosos recursos naturales a precios irrisorios”.

No obstante, China entiende que, con todo, la cooperación con Corea del Norte es imprescindible para tratar de preservar algo de  estabilidad allí en momentos tan delicados. Por lo tanto, el más grande de los tigres asiáticos contiene por ahora los rugidos y reacciona como si nada grave estuviera ocurriendo. Las autoridades chinas han declarado que la purga en curso en Pyongyang es “asunto interno de la RPDC” y, con calma muy confuciana, añadieron que esperan una próxima visita del presidente Kim Jong-un.

Pero Beijing no descarta un escenario de descontrol catastrófico. Prueba de ello es que, ya en noviembre 2012, el XVIII Congreso del Partido Comunista de China instaló en la cúspide militar a tres generales identificados con la denominada “Claque del Noreste”, que agrupa a oficiales que han tenido mando prolongado y conocimiento del territorio en Shenyang, región fronteriza con Corea del Norte.

El vicepresidente de la omnipotente Comisión Militar Central, general Fan Chanlong, suma a su condición de miembro del Buró Político, tres décadas en Shenyang y un desempeño sobresaliente en labores humanitarias en territorio chino.

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