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El verdadero “Lobo de Wall Street” se sigue haciendo rico

El verdadero “Lobo de Wall Street” se sigue haciendo rico

Jordan Belfort, el empresario que inspira la última película de Martin Scorsese y que pasó dos años preso acusado de fraude, actualmente cobra miles de dólares por charlas bursátiles. Aunque está lejos de los 9.5 millones de euros que ganaba por día, la película protagonizada por Leonardo Di Caprio le ha dejado jugosos dividendos.


Jordan Belfort (51), alguien que muchos definen como uno de los mayores timadores del mercado bursátil de los noventa es el verdadero Lobo de Wall Street, nombre de la última película de Martin Scorsese, que se basa en los fraudes que realizó hace dos décadas. Hoy, en libertad, se hace rico dando charlas bursátiles.

El empresario estadounidense, que en la cúspide de su fortuna se jactaba de ganar hasta 9,5 millones de euros por día, fue acusado de malversar 146,5 millones de euros de sus inversores. Pero más allá de sus robos de guante blanco, su figura se convirtió en una leyenda de los excesos que se viven en Wall Street. Su vida estaba rodeada de prostitutas, drogas y bacanales en las que todo valía, incluido utilizar enanos para jugar a la diana o llevar chimpancés al trabajo como repartidores del correo, según informa El País.

En la actualidad, Belfort dice haberse reformado y que ya está alejado de los excesos y millones de hace dos décadas. Pero de todas formas sigue haciéndose rico, gracias a las conferencias en donde cobra 3.500 euros a las personas que quieran oír sus historias o consejos bursátiles. Historias que quedaron fielmente retratadas en la última película protagonizada por Leonardo Di Caprio y que le valió el Globo de Oro. Incluso el mismo actor lo ha llamado el “Calígula moderno”.

Aunque la cifra no está confirmada, se estima que los productores del Lobo de Wall Street le pagaron 1 millón y medio de euros a Belfort, por concepto de derechos por sus dos libros. Aunque esa cifra está lejos de los más de 70 millones de euros que amasó durante los años noventa, es un monto considerable para alguien que dejó la carrera de odontología para hacerse millonario en Wall Street.

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