Los rebeldes del este de Ucrania aseguran que en el referéndum considerado ilegal por el gobierno casi el 90% votó a favor de la autodeterminación. En Kiev hablan de «paso hacia el abismo».
El temprano tiroteo en el enfrentamiento entre fuerzas leales a Kiev y rebeldes prorrusos en la ciudad ucraniana de Krasnoarmiisk no hacía presagiar nada bueno para el referéndum por la autodeterminación celebrado el domingo en el este de Ucrania.
Tampoco los llamamientos de los organizadores a defender los centros de votación si intervenían militares ucranianos: Kiev considera la consulta ilegal.
Sin embargo, el domingo se saldó de forma relativamente tranquila, con incidentes aislados, y sin sorpresas en el resultado: los responsables del proceso en la autoproclamada República Popular de Donetsk aseguraron que casi un 90% votó a favor de la autodeterminación.
Pese al aplastante resultado que claman, los rebeldes prorrusos no pudieron evitar una consulta con escenas caóticas, filas interminables y que la votación se llevara a cabo sin cabinas ni registros electorales.
Con el rechazo de EE.UU. y el llamamiento del presidente ruso, Vladimir Putin, para que fuera pospuesta, los ucranianos dieron su respuesta a la pregunta: «¿Respalda usted el acta de proclamación de autonomía estatal de la República Popular de Donetsk?».
Sin embargo, existía cierta confusión respecto a lo que se votaba pues para unos era un respaldo a la autonomía dentro de Ucrania, para otros un paso hacia la independencia y había quién lo veía como un «Sí» a unirse a Rusia.
Como relatan los enviados especiales de la BBC, para uno de los responsables de uno de los centros de votación que visitó estaba claro que se votaba por la independencia. Y había votantes que hablaban de su esperanza de que su provincia se integre en Rusia.
De acuerdo con estándares internacionales, el referéndum del este de Ucrania ha sido cuando menos «caótico».
No existían listas actualizadas de los votantes y para ejercer el sufragio bastaba mostrar una identificación, sin que nadie comprobara si ya había votado antes.
Incluso, la BBC captó en cámara a una mujer votando dos veces.
En numerosos lugares se formaron largas filas.
En zonas rurales se instalaron urnas portátiles.
En la ciudad de Mariupol, los rebeldes dijeron disponer de ocho centros de votación para medio millón de personas. Y eso explicaba las grandes colas en un centro urbano que había sido escenario de intensos combates durante la semana.
El presidente de uno de los centros de votación en esa ciudad portuaria, Sergi Babin, le dijo a la BBC que se permitía votar a gentes de otras regiones.
Según Babin, las identidades eran anotadas y luego, para asegurar que no hubieran votado en otro lugar, «las listas de diferentes centros de votación serían contrastados». Todo eso, en un día, dijo.
También se repitieron las escenas de violencia de los últimos días. En las afueras de Slaviansk se dieron enfrentamientos entre rebeldes y tropas leales a Kiev en los alrededores de una torre de televisión poco antes del inicio de la votación.
En numerosos centros votaron uniformados armados.
Medios locales reportaron dos muertes en la ciudad de Krasnoarmeisk, donde efectivos de la
Guardia Nacional se hicieron con el control del Ayuntamiento y la comisaría de policía.
«Resultó sorprendentemente fácil hacer el escrutinio: muy pocos votaron ‘No’ y también hubo pocos votos nulos, lo que permitió hacerlo todo muy rápido», dijo el jefe de la comisión electoral de los prorrusos de la región, Roman Liaguin.
Liaguin aseguró que en Donetsk, con un censo de 3,1 millones, participó un 75%, mientras, dice, alcanzó el 81% en Lugansk, provincia fronteriza con Rusia.
«La participación ha superado todas nuestras expectativas. Estamos muy contentos», afirmó.
Liaguin enfatizó que ese alto nivel de participación se produjo pese al clima de guerra que se vive en buena parte de la región.
«Exigimos el derecho a la autodeterminación y lo conseguiremos», dijo.
Miles de ucranianos también votaron en Moscú.
Los encargados dijeron que el recuento fue fácil por lo poco que recibió el «No».
La Unión Europea y EE.UU. también condenaron la consulta entre temores de que Ucrania se dirija hacia una guerra civil.
Una investigación del Centro Pew sugiere que hasta un 70% de los habitantes del este de Ucrania quieren permanecer en ese país, aunque les preocupe la gobernabilidad.
Tras un referéndum en marzo pasado, ya Rusia se anexó otra provincia autónoma ucraniana, Crimea.
Se estima que los rusos mantienen unos 40.000 soldados cerca de la frontera, y aunque dicen que los han replegado, en la Otan dice que no hay señales de eso.
Líderes europeos han advertido que Rusia se arriesga a más sanciones si las elecciones de mayo no salen adelante.
El presidente interino, Alexander Turchinov, admitió que muchos en el este del país apoyaron la opción de los rebeldes, pero advirtió que el referéndum es «un paso hacia el abismo».
Además, su gobierno volvió a insistir en que las consultas no tendrán ningún efecto jurídico ni afectará a la integridad territorial de Ucrania.
«Detrás de estos referéndums y provocaciones se encuentran formaciones terroristas equipadas y adiestradas según los estándares rusos», denunció un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Andrei Parubi, secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Defensa, le dijo a la BBC que el referéndum es ilegal y advirtió a Rusia que no puede reconocerlo ni usarlo como excusa para anexarse la región como hizo con Crimea.
Parubi adelantó que Kiev considerará un acto de agresión si Rusia reconoce los resultados.
En una semana está prevista una segunda ronda de votaciones con la pregunta de si se apoya la unión a Rusia.
Después de lo anunciado como resultado, la cuestión es cuál será el siguiente paso de los rebeldes prorrusos. ¿Declararán la independencia?
