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Nueva York pierde su última batalla legal contra las bebidas gigantes

Nueva York pierde su última batalla legal contra las bebidas gigantes

La prohibición, aprobada en 2012 por la administración del anterior alcalde, Michael Bloomberg, buscaba combatir la epidemia de obesidad y diabetes tipo 2 entre los neoyorquinos, pero nunca llegó a entrar en vigor.


La prohibición de las bebidas azucaradas de gran tamaño en la ciudad de Nueva York se llevó un revés definitivo cuando el Tribunal de Apelaciones del estado rechazó la última apelación municipal posible.

La discutida medida, que había sido llevada a los tribunales por varias asociaciones de comerciantes, «excede el alcance de la autoridad reguladora» del Ayuntamiento, según señaló la decisión del máximo tribunal del estado de Nueva York.

La sentencia de hoy, tomada por cuatro votos a favor y dos en contra, confirma otras dos decisiones previas en tribunales de menor rango.

Los demandantes, entre ellos la Cámara de Comercio Hispana, argumentaban que la medida era discriminatoria porque solo afectaba a los establecimientos sometidos a regulación del Departamento de Salud municipal, lo que dejaba en el mercado a otros envases de gran tamaño.

Según la frustrada normativa, no hubieran podido vender sodas, limonadas, té helado o bebidas energéticas de gran tamaño y alto contenido calórico en restaurantes, cadenas de comida rápida, carritos callejeros, estadios, salas de conciertos, tiendas de ultramarinos y las populares «bodegas».

Así, quedaban exentos de la regulación las grandes cadenas y supermercados, puesto que se rigen por la normativa estatal.

La medida prohibía las bebidas azucaradas servidas en vasos de más de 16 onzas (0,464 litros), pero por su propia definición no podía impedir la venta de botellas de refrescos de volumen mucho mayor.

La prohibición, aprobada en 2012 por la administración del anterior alcalde, Michael Bloomberg, buscaba combatir la epidemia de obesidad y diabetes tipo 2 entre los neoyorquinos, pero nunca llegó a entrar en vigor.

«La sentencia de hoy no cambia el hecho de que el consumo de bebidas azucaradas es un factor clave en la epidemia de obesidad», afirmó en un comunicado la comisionada de Salud de Nueva York, Mary Bassett.

«Seguiremos buscando vías para contener las epidemias gemelas de obesidad y diabetes tipo 2 intentado limitar los efectos perniciosos del marketing agresivo de las bebidas azucaradas y alimentos poco saludables», añadió Bassett.

 

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