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El crudo relato de periodista de The Guardian que presenció ataque a niños que jugaban en playa de Gaza Proyectiles fueron lanzados por Armada israelí en respuesta a misiles de Hamás

El crudo relato de periodista de The Guardian que presenció ataque a niños que jugaban en playa de Gaza

«Cuando se aclaró el humo de la primera explosión se pudo ver a cuatro figuras corriendo, unas siluetas imprecisas, unas piernas moviéndose frenéticamente a lo largo del muro. Incluso a una distancia de 200 metros era evidente que tres de ellos eran niños», narró el periodista que se encontraba a pocos metros del lugar cuando los proyectiles alcanzaron a los menores.


En una crónica publicada por el periódico The Guardian, uno de sus reporteros enviados a la ciudad de Gaza para cubrir el conflicto que por estos días se desarrolla producto de los enfrentamientos con Israel, fue testigo del ataque que sufrió un grupo de niños que fue alcanzado mientras jugaba en la playa. El periodista narró en primera persona qué fue lo que vio el pasado 16 de julio.

Los proyectiles fueron lanzador por la Armada israelí, en el marco de la respuesta que ha desplegado ese país ante el lanzamiento de misiles que realizó el brazo armado de Hamás en contra de Tel Aviv y Jeusalén.

A continuación, un extracto del texto publicado que da fe de lo cruento de los ataques, los cuales fueron presenciados por varios periodistas que se encontraban en el lugar cuando se produjo el incidente. En tanto, para leer la crónica completa (en inglés), revise aquí.

«El primer proyectil cayó sobre el malecón del pequeño puerto de la ciudad de Gaza poco después de las cuatro de la tarde. Cuando se aclaró el humo de la primera explosión se pudo ver a cuatro figuras corriendo, unas siluetas imprecisas, unas piernas moviéndose frenéticamente a lo largo del muro. Incluso a una distancia de 200 metros era evidente que tres de ellos eran niños. Tras saltar al otro lado del muro del puerto se dirigieron a la playa tratando de atravesar la corta distancia que les separaba de ponerse a resguardo en el hotel Al-Deira, donde se alojan muchos de los periodistas que cubren el conflicto de Gaza.

«Hicieron señas y gritaron al ver a los periodistas al pasar ante de un grupo de tiendas para el baño de colores que utilizan los bañistas en tiempo de paz.

«Ahí fue donde cayó en segundo proyectil en la playa; parecía que quienes lo dispararon ajustaron el tiro para dar a los supervivientes que huían. Cuando explotó los periodistas que había en la terraza gritaron: ‘¡Solo son niños!’.

«En 40 segundos, cuatro niños que habían estado jugando al escondite en las casetas de los pescadores junto al malecón estaban muertos. Eran de edades comprendidas entre los siete y los once años; dos de ellos se llamaban Mohamed, otro Zakaria y el más pequeño Ahed. Todos ellos pertenecían a la gran familia Bakr.

«Otros tres niños que estaban heridos lograron llegar al hotel: Hamad Bakr, de 13 años, con metralla en el pecho; su primo Motasem, de 11, herido en la cabeza y las piernas, y Mohammad Abu Watfah, de 21, herido de metralla en el estómago.

«Un hombre que había estado cerca de ellos llegó primero a la terraza del hotel trepando por un empinado banco de arena. Era un hombre delgado de unos 30 años. Gimió y apretó una camiseta que ya estaba teñida de sangre contra una herida en el estómago.Se desmayó y se lo llevaron en un taxi al que se había parado en la calle cuando se puso pálido y perdió las fuerzas.

«Después se subió a los niños. Los periodistas que le aplicaron los primeros auxilios quitaron la camiseta al primer niño y encontraron un agujero de la metralla, pequeño y redondo como la cabeza de un lápiz, donde estaba herido en el pecho. Otro niño, su hermano o primo, que estaba ileso, se desplomó llorando a lo largo de la pared.

«El niño herido gritaba de dolor mientras los periodistas limpiaban y vendaban la herida, poniéndole una venda alrededor del pecho. Hizo un gesto de dolor, claramente avergonzado cuando un colega miró en su pantalón buscando la herida de la que le sangraba la pierna. Un camarero agarró un mantel para utilizarlo de camilla, pero un fotógrafo tomó al niño en sus brazos y lo llevó a la ambulancia».

 

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