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El Papa emerge como actor clave en las elecciones de Argentina

El Papa emerge como actor clave en las elecciones de Argentina

No sorprende que los políticos argentinos, que enfrentan la primera ronda de elecciones el 25 de octubre, quieran gozar del favor del argentino y católico más influyente del planeta. Más digna de mención es, quizá, la forma en que este papa parece seguir el juego, ofreciendo su imagen y bendición a la causa de la democracia argentina.


El principal candidato a ser el próximo presidente de Argentina ha prometido crear un ministerio de economía popular para “cumplir el sueño del Papa Francisco”. Su mayor opositor se ha reunido dos veces con Francisco en Roma. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha visitado al papa seis veces en sus dos años de pontificado.

No sorprende que los políticos argentinos, que enfrentan la primera ronda de elecciones el 25 de octubre, quieran gozar del favor del argentino y católico más influyente del planeta. Más digna de mención es, quizá, la forma en que este papa parece seguir el juego, ofreciendo su imagen y bendición a la causa de la democracia argentina.

“Es el modo que tiene el papa de garantizar un traspaso pacífico del poder”, dijo Jorge Castro, director del Instituto de Planificación Estratégica en Buenos Aires, señalando que las transiciones en Argentina generalmente han traído aparejadas crisis.

Francisco no ha vuelto a su patria desde que asumió el papado en 2013 –pese a visitar a sus vecinos Brasil, Bolivia y Paraguay- ni ha favorecido a ningún candidato, pero ha recibido numerosas visitas de compatriotas argentinos, incluidas algunas con tinte político.

El mes pasado, en una reunión pública, un activista puso en sus manos un cartel que exhortaba a un diálogo entre Argentina y el Reino Unido por las Islas Malvinas. El papa fue fotografiado sosteniendo un pequeño afiche y sonriendo. La presidenta Fernández tuiteó la foto.

Un portavoz del papa rápidamente trató de anular el intento de vincularlo con la causa, diciendo que la gente solía dar a Francisco cosas en esas reuniones y él no tenía idea de lo que decía el cartel en ese momento.

A Francisco le resulta difícil, según él mismo ha reconocido, abstenerse cuando piensa que su participación puede marcar una diferencia respecto de un tema que lo toca de cerca. Ha apoyado el diálogo en disputas como las de Turquía y Armenia y los Estados Unidos y Cuba.

En el caso de Malvinas, sin embargo, defender el diálogo podría ser visto como tomar partido. El Reino Unido considera esa exhortación como un esfuerzo por abrir un caso cerrado: no hay nada de qué hablar.

El papa ha reconocido públicamente el riesgo de ser utilizado por causas y figuras políticas.

“Lo tengo que decir, a veces me he sentido usado por la política del país –políticos argentinos que pedían audiencia”, dijo Francisco en una entrevista con Televisa de México en marzo.

Como arzobispo de Buenos Aires, el papa, conocido entonces como Jorge Bergoglio, no rehuía involucrarse en la abrasiva política de Argentina. Criticaba a Fernández y su difunto esposo y predecesor Néstor Kirchner por no atacar la pobreza. En 2010 encabezó protestas contra su propuesta de reconocer legalmente el matrimonio igualitario.

Cuando trabajaba cruzando la plaza frente al palacio presidencial de Argentina, el papa tenía problemas para conseguir una audiencia con Fernández, a quien vio tres veces en seis años, nunca en privado.

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