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Cómo fue la masacre de Srebrenica por la que fue condenado por genocidio Radovan Karadzic Considerada la mayor atrocidad cometida en Europa desde la II Guerra Mundial

Cómo fue la masacre de Srebrenica por la que fue condenado por genocidio Radovan Karadzic

En julio de 1995 y casi 8.000 musulmanes, incluidos niños, fueron asesinados después de que el enclave de Srebrenica, en el este de Bosnia, fuera tomado por las tropas serbobosnias. Fue el peor episodio de esa sangrienta guerra (1992-1995), en la que murieron unas 100.000 personas y que dejó a 2,2 millones de personas sin hogar.


Es considerada la mayor atrocidad cometida en Europa desde la II Guerra Mundial.

Era julio de 1995 y casi 8.000 musulmanes, incluidos niños, fueron asesinados después de que el enclave de Srebrenica, en el este de Bosnia, fuera tomado por las tropas serbobosnias.

Fue el peor episodio de la sangrienta guerra de Bosnia (1992-1995), en la que murieron unas 100.000 personas y que dejó a 2,2 millones de personas sin hogar.

Este jueves el que fuera entonces líder serbobosnio Radovan Karadzic fue condenado a 40 años de prisión por el Tribunal Penal Internacional de La Haya al considerarlo culpable de genocidio y crímenes contra la humanidad durante la guerra de Bosnia.

Pero, ¿qué pasó exactamente en Srebrenica?

El enclave fue considerado como una «zona segura» por Naciones Unidas en abril de 1993, ya avanzada la Guerra de los Balcanes, por la que se disolvió Yugoslavia en 1991.

La ciudad, mayoritariamente musulmana, fue rodeada por fuerzas del ejército serbobosnio, de las que Karadzic era comandante supremo.

Un asedio continuo

Las tropas sometieron a Srebrenica a un lento y continuado asedio durante dos años.

Finalmente, la mañana del 11 de julio de 1995, las fuerzas serbobosnias invadieron Srebrenica, lo que hizo que decenas de miles de refugiados huyeran al campamento de las fuerzas de paz de la ONU en Potocari, en el norte de la ciudad.

Los cascos azules y unos 5.000 refugiados, en su mayoría mujeres y niños, se refugiaron en la base de Naciones Unidas, mientras otros miles se juntaron en el exterior.

Los refugiados dentro de la base fueron expulsados y entregados a las tropas serbobosnias, que esperaban fuera.

«No tengo que pedir perdón, yo no maté a nadie», decía en julio del año pasado Boudewijn Kok con motivo del vigésimo aniversario de la masacre.

Kok era uno de los militares que formó parte del grupo de cascos azules holandeses encargados de proteger el enclave bosnio.

Los militares serbobosnios comenzaron entonces a transportar a los refugiados por la fuerza en autobuses separando a los hombres y niños de las mujeres.

En los días siguientes, casi 8.000 hombres y niños musulmanes fueron asesinados por las fuerzas serbobosnias bajo el mando de Ratko Mladic. Los cadáveres fueron enterrados en fosas comunes.

Algunos cuerpos fueron luego trasladados a otras fosas para esconder las evidencias del crimen. Unas 6.600 víctimas han sido exhumadas, identificadas y enterradas.

Mayor castigo

La sentencia a Karadzic no contentó a todos.

«Estoy muy decepcionada», dijo Bida Smajlovic, de 64 años y sobreviviente de Srebrenica.

Smajlovic vio este jueves el veredicto en television junto a sus cuñadas en Potocari, el mismo lugar donde las tres vieron por última vez a sus maridos hace casi 21 años.

Para Smajlovic, el castigo a Karadzic llega tarde y es insuficiente. «Estamos en estado de shock desde el primer disparo y éste es uno más», dijo.

Vasva Smajlovic, de 73 años, hubiera deseado también un castigo mayor. «Ojalá hubiera pena de muerte», dijo. «Mi marido lleva muerto 20 años y Karadzic todavía está vivo. Al menos esperaba cadena perpetua», agregó.

Srebrenica es ahora casi una ciudad-fantasma. Pocos viandantes querían comentar la noticia este jueves, según la agencia Reuters.

El presidente de Bosnia, Bakir Izetbegovic, sí celebró el veredicto, que consideró como el más significativo desde los juicios de Núremberg contra el nazismo. «Es la sentencia contra una ideología y una política», destacó.

El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) presentó cargos contra 20 sospechosos por los crímenes cometidos en Srebrenica. Todos fueron detenidos y llevados a La Haya, Holanda, sede de la corte.

Quince de ellos ya conocen sus sentencias, entre las que hay seis por genocidio, contando la de este jueves contra Karadzic.

Aún deben enfrentar cargos otras tres personas, incluido Mladic, cuya sentencia se espera para noviembre de 2017.

El que era entonces expresidente de Yugoslavia y hombre fuerte de Serbia, Slobodan Milosevic, murió en prisión en marzo de 2006 antes de enfrentarse a los cargos de genocidio, crímenes de guerrra y crímenes contra la humanidad.

¿Responsabilidad de Holanda?

Durante todos estos años siempre se cuestionó el papel de los militares holandeses, encargados de proteger Srebrenica.

«Necesitábamos más hombres, más armas, más fuerzas. El mandato no era correcto. Fue una misión suicida», dijo el militar Boudewijn Kok.

Cada mes de julio, Srebrenica recobra presencia mediática, pero en Holanda, como en Bosnia, es una memoria constante.

Srebrenica es un triste recordatorio de cómo puede fracasar una misión de paz y de sus terribles consecuencias.

«Estados Unidos tiene Saigón, los franceses la batalla de Dien Bien Phu, los belgas su Congo y Holanda tendrá Srebrenica», le dijo en julio de 2015 a BBC Mundo el escritor holandés Frank Westerman, que fue corresponsal del diario De Volkskrant durante la Guerra de los Balcanes y es autor de varios libros sobre Srebrenica.

Westerman regresó a las montañas de Srebrenica y pudo ver el cementerio de Potocari.

«Las sepulturas de más de 6.000 personas miran casi de forma acusadora hacia las instalaciones holandesas. Como si las sepulturas preguntaran ‘¿no podían habernos salvado a algunos de nosotros?‘».

La investigación oficial de 2002 a cargo del instituto holandés NIOD de estudios de la Guerra, el Holocausto y Genocidio concluyó que el batallón holandés no pudo haber evitado la caída del enclave, que los bombardeos solicitados no llegaron a tiempo y que algunas unidades opusieron una resistencia feroz.

El informe, sin embargo, fue crítico sobre la actuación del teniente coronel, Thom Karremans, al no informar a sus superiores acerca de la tragedia humana que presenció el batallón.

La investigación concluyó que el comando del ejército holandés había aplicado una política de silencio en un intento por limitar los daños.

El gabinete holandés dimitió cuando se conoció el informe. El entonces primer ministro, el socialdemócrata Wim Kok, declaró: «De ninguna manera asumimos la culpa de lo que pasó en Srebrenica pero sí nuestra responsabilidad».

Posteriormente, el Estado holandés ha sido condenado en dos ocasiones por su responsabilidad civil en los hechos.

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