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Por qué Austria es el país de Europa en el que más ha avanzado la extrema derecha

Por qué Austria es el país de Europa en el que más ha avanzado la extrema derecha

El Partido de la Libertad perdió, pero logró el 49,7% de los votos y Norbert Hofer estuvo a punto de ser el primer jefe de Estado europeo de la derecha populista. Una muestra más del ascenso del radicalismo en el continente.


No ganó, pero casi. Muchos en Austria y Europa respiraron al ver que Norbert Hofer salió derrotado este domingo de las elecciones a presidente del país.

«Es un alivio ver que los austriacos rechazan el populismo y el extremismo. Todos en Europa deben sacar lecciones de esto», escribió en Twitter el primer ministro francés, Manuel Valls.

La preocupación de Valls, sin embargo, continúa. Porque aproximadamente la mitad de los austriacos que fueron a las urnas (49,7%) no rechazaron el populismo y extremismo que el jefe del gobierno francés les reprocha a Hofer y a su Partido de la Libertad.

De ganar, Hofer hubiera sido el primer jefe de Estado europeo de la extrema derecha.

Alexander van der Bellen, un independiente y afín a los Verdes, venció por poco a Norbert Hofer.

Alexander van der Bellen, un independiente y afín a los Verdes, venció por poco a Norbert Hofer.

Pese a no vencer y a que el cargo de presidente no es tan relevante en Austria como el de canciller, que actúa como jefe de gobierno, lo sucedido en el céntrico país europeo es una muestra más del auge de la derecha radical en el Viejo Continente.

Pero, ¿por qué Austria es el país en el que más lejos de momento ha llegado la extrema derecha?

Inmigración y desilusión

Como en otras partes de Europa, los partidos contrarios a la llegada de inmigrantes, al avance del islam en el continente y la cesión de soberanía en favor de la Unión Europea están encontrando una buena base de apoyo.

A eso se suma la desilusión con el «establishment» político tradicional, algo que también está sucediendo en Estados Unidos.

Jörg Haider y el Partido de la Libertad ya formaron parte del gobierno austriaco en 2000.

Jörg Haider y el Partido de la Libertad ya formaron parte del gobierno austriaco en 2000.

Ello se reflejó en el hundimiento del centro-izquierda y centro-derecha tradicionales, que desde la Segunda Guerra Mundial siempre se habían repartido la presidencia en Austria.

«En Austria, los gobiernos europeos pueden ver un espejo de su propio futuro. Las tensiones sociales están aumentando», se lee en un editorial sobre el auge de la extrema derecha europea.

Ese editorial, sin embargo, no fue escrito en los últimos días.

El periodista trotskista Peter Schwarz lo escribió hace 16 años, en febrero de 2000, cuando el Partido de la Libertad, al que pertenece Hofer, fue parte de una coalición de gobierno por primera vez.

Para ese entonces, el carismático y controversial líder del partido, Joerg Haider, ya había sido objeto de condena tanto a nivel nacional como internacional por elogiar al cuerpo de combate de las SS de Adolf Hitler, por sus posiciones antiinmigrantes y por su euroescepticismo.

La historia se repite

Katya Adler, entonces corresponsal de la BBC en Viena, recuerda que asistió a la marcha en contra de Haider en la que participaron al grito de «¡Nunca más!» decenas de miles de personas en la Heldenplatz.

La crisis de los migrantes es uno de los factores que ayuda a explicar el auge de los partidos de extrema derecha europea.

La crisis de los migrantes es uno de los factores que ayuda a explicar el auge de los partidos de extrema derecha europea.

En ese entonces, Europa estaba consternada por la inclusión en el gobierno austriaco del Partido de la Libertad. Por primera vez en la historia de la Unión Europea, todos los otros miembros del bloque decidieron sancionar a uno de los suyos. Se congelaron las relaciones diplomáticas con Viena. Austria estuvo 6 meses condenada al ostracismo.

Ahora, 16 años después, de nuevo el Partido de la Libertad vuelve a ser protagonista político del país.

Pero muchos creen que Hofer, bajo su buena oratoria y su imagen amable, es mucho más radical que Haider, quien se vio obligado a moderar posiciones.

En 2011, por ejemplo, Hofer fue el encargado de renovar el manifiesto del Partido de la Libertad. En él reintrodujo un «compromiso con el pueblo alemán». Usó el término Volksgemeinschaft (comunidad), que recuerda fuertemente a la retórica nazi.

Aunque no pone en duda que Austria es un país soberano, Hofer muestra orgulloso su pertenencia a la fraternidad estudiantil nacionalista Marko-Germania, que defiende la «comunidad cultural alemana» y cuyo eslogan es «Honor, Libertad, Patria».

Hace 16 años, la llegada del Partido de la Libertad al gobierno generó protestas en Austria.

Hace 16 años, la llegada del Partido de la Libertad al gobierno generó protestas en Austria.

Además, Hofer y su partido han asumido como emblema la flor de maíz, la brunonia azul, que también sirvió como símbolo al nazismo alemán en los años 30 del siglo pasado.

Su discurso llegó a la población gracias a la intranquilidad generada por el número récord de solicitantes de asilo, como en el resto de países vecinos ante la llegada de inmigrantes sirios.

Hofer, amante de las armas y que a sus 45 años se presentó como un hombre cercano, logró sobre todo el apoyo de los sectores menos educados. También supo moderar sus posturas para atraer a los votantes de centro más desencantados.

«Inversión para el futuro»

Pese a perder, su «casi victoria» se la tomó más bien como un triunfo.

«Por favor, no se desanimen. El esfuerzo en esta campaña no ha sido malgastado, sino que es una inversión para el futuro», escribió en Facebook al poco de conocer su pírrica derrota.

«Estamos muy bien posicionados para las elecciones parlamentarias», se esperanzó, respecto a los próximos comicios de 2018, el director de campaña del Partido de la Libertad, Herbert Kickl.

Condiciones extremas. ¿Qué hay detrás del auge de los partidos populistas de extrema derecha, como el de Norbert Hofer, en el viejo continente?

Condiciones extremas. ¿Qué hay detrás del auge de los partidos populistas de extrema derecha, como el de Norbert Hofer, en el viejo continente?

A diferencia de lo que pasó con Haider hace década y media, esta vez sorprendió menos el auge de Hofer.

Y es que lo que está pasando en Austria ya no es una novedad: organizaciones populistas de extrema derecha han resurgido con fuerza y están haciendo oír sus consignas antiinmigración y su euroescepticismo a lo largo y ancho de casi toda la UE.

«La histórica actuación es ciertamente un anticipo del futuro éxito de todos los movimientos patrióticos, tanto en Austria como en todo el mundo», celebró el Frente Nacional, el partido de extrema derecha de Francia, el resultado de Hofer.

Y no sólo en Francia. La extrema derecha ha conseguido el apoyo de importantes partes del electorado en Italia, Alemania, Dinamarca, Suecia, Grecia, y Holanda, por poner varios ejemplos.

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Pero, ¿significa eso que Europa se está inclinando hacia la extrema derecha?

Katya Adler, excorresponsal de la BBC en Viena y ahora editora de temas de Europa, cree que no.

«Muchos de esos partidos –como el Partido Popular Danés, la Liga Norte de Italia o el Frente Nacional, en Francia– ya existían y gozaban de cierta popularidad en 2000», afirma.

Temas ahora aceptados

La diferencia fundamental, sin embargo, es que los temas que entonces se vinculaban casi exclusivamente con los populistas de extrema derecha ahora son parte del debate político general.

Y esto, en buena medida, es una consecuencia de lo mucho que han impactado al público europeo la crisis migratoria y el frenazo económico de 2008 que alimentó la crisis del euro.

Así, cuestionar la inmigración, la integración, el euro, la UE y a las clases dirigentes, al tiempo que se promueve una fuerte dosis de sentimiento nacionalista, ahora es algo socialmente aceptado.

Condiciones extremas. ¿Qué hay detrás del auge de los partidos populistas de extrema derecha, como el de Norbert Hofer, en el viejo continente?

Condiciones extremas. ¿Qué hay detrás del auge de los partidos populistas de extrema derecha, como el de Norbert Hofer, en el viejo continente?

Y algo más también se ha estado extendiendo por Europa: la insatisfacción, el escepticismo o incluso el rechazo abierto a los partidos políticos y las élites tradicionales que, en muchos casos, han estado en el poder en Europa occidental –de una forma u otra– desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Según Adler, muy probablemente es esto, y no una fervorosa identificación con la extrema derecha, lo que está llevado a los votantes a expresar su descontento en las urnas y a buscar alternativas políticas.

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El partido neo-nazi Amanecer Dorado de Grecia, por ejemplo, no puede ser ubicado en el mismo cajón que el Partido de la Independencia de Reino Unido, UKIP.

Y hacerlo para demostrar el auge de la extrema derecha en el continente sería simplemente incorrecto.

No todos los partidos populistas de derecha representan los mismos valores o tienen los mismos objetivos.

No todos los partidos populistas de derecha representan los mismos valores o tienen los mismos objetivos.

En Francia, por ejemplo, el Frente Nacional a menudo se ha tropezado con la última valla de las elecciones presidenciales y regionales.

Y así, más que campanadas que alertan sobre el avance de la extrema derecha en Europa, para Adler, lo más preciso sería decir que hay campanadas que alertan que Europa y muchos de sus ciudadanos están tratando y luchando por encontrar una nueva voz.

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