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El huracán Trump: la distancia entre la campaña del candidato y las medidas que podrá tomar como Presidente Las principales dudas de los especialistas apuntan a la viabilidad del proyecto del magnate

El huracán Trump: la distancia entre la campaña del candidato y las medidas que podrá tomar como Presidente

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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El juramento del peculiar nuevo líder estadounidense abre un abismo de incertezas respecto a la política tanto interna como global de EE.UU. A pesar de que su discurso incisivo y “antipolítico” deja abierta la puerta para un sinfín de teorías sobre el término del modelo estadounidense, los analistas ven con atención los movimientos de los poderes que pueden hacer contrapeso a un programa que busca dejar muy atrás el legado de Barack Obama, que está teñido por un Trump nacionalista y con una negativa visión de los migrantes, la base del país del norte.


Donald Trump va a ser un punto de inflexión”, de esta forma analistas internacionales y cientistas políticos intentar crear un marco para el estado de indefinición y el escenario abierto que significa la llegada del extravagante empresario a la Presidencia de Estados Unidos.

Más allá de su discurso irreverente, calificado como “antisistémico” y “antipolítico”, el arribo de este peculiar liderazgo a la mayor potencia mundial traería consigo cambios profundos, transformaciones y quiebres a la política tradicional de EE.UU. y al sistema global, que ha estado marcado por el capitalismo, un histórico y estricto sistema de “democracia protegida” y por una política exterior basada en los alcances del expansionismo de la globalización.

Las propuestas de Trump denominadas como “antiinmigrantes”, su política proteccionista a nivel económico, una defensa de las fronteras que toca en lo profundo del discurso nacionalista y una poco estructurada forma de llevar las riendas de la política exterior a través de mensajes en Twitter, hacen ver con cierto recelo el futuro del país, pero la principal pregunta es: ¿cuánto resistirá su discurso de elecciones ante las presiones de los otros poderes que se transan en la Casa Blanca, el mismo sistema que, según el cientista político Pablo Valenzuela, fue incapaz de detener su candidatura que, indudablemente, “transita por fuera de las redes tradicionales de la política norteamericana, y las usa de forma utilitaria para llegar al poder”?

La investigadora del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Silvina Romano, sostiene que la esencia empresarial y pragmática de Trump le podría impedir realizar políticas públicas que generen un “enfrentamiento o desequilibrio”. Agrega que, pese a “las críticas a China que parecen ‘serias’, así como su retórica contra el libre comercio, hay mucho en juego y es probable que haya una distancia entre lo que dijo en campaña y lo que hará siendo presidente”. Además, asegura que ningún presidente de Estados Unidos “gobierna solo”, ya que existe un aparato burocrático y redes de intereses que buscarán “ponerlo en su lugar”.

¿Democracia en peligro?

Uno de los principales focos que ha sido analizado se centra en los cambios a nivel de política interna que establecerá Donald Trump, los que han sido calificados como “populistas”.

Entre sus principales anuncios durante la campaña y tras haber sido electo, destacan la desmantelación del programa de salud “Obamacare”, implementado por el ahora ex presidente. Pero tras una lluvia de críticas por intentar eliminar el primer acercamiento a un “seguro social de salud” para EE.UU., Trump retrocedió y señaló que en su reemplazo implementará un sistema que dé “cobertura para todo el mundo”, aunque durante el fin de semana firmó órdenes ejecutivas que ya apuntan a desmantelar lo que implantó Obama.

Varios son los anuncios bajo la lupa y que están dentro de las primeras cien medidas para su gobierno. Entre ellos, “cancelar las restricciones a la producción de carbón y otras formas de energía que eliminan puestos de trabajo, y crear empleos bien pagados”, además de “pedir al Departamento de Defensa que desarrolle un plan para proteger la infraestructura vital de EE.UU. de ciberataques y todas las otras formas de ataques”. También le ordenará al Departamento de Trabajo “que investigue todos los abusos de programas de visas que afectan negativamente a los trabajadores estadounidenses”. También “impondrá una prohibición para que los funcionarios del gobierno no puedan convertirse en cabilderos después de dejar sus cargos por un periodo de cinco años”. Finalmente, “emitirá una norma para que por cada nueva regulación, se eliminen dos antiguas”, según destaca BBC Mundo.

Otra medida fundamental para determinar la política interna de Trump, es la caracterización de su gabinete y asesores. El recién asumido presidente estadounidense definió un equipo lleno de hombres blancos, con destacadas carreras en el mundo privado. “Las excepciones son el médico jubilado Ben Carson, que fue candidato presidencial en la primaria republicana y que será secretario de Vivienda; la taiwanesa-estadounidense Elaine Chao, que será secretaria de Transporte; y la nueva embajadora ante la ONU Nikki Halley, nacida como Nimrata Randhawa y que es de ascendencia india”. Además, no incluyó la regla no escrita de escoger al menos a un latino en el gabinete.

Según Silvina Romano, de CELAG, hasta el momento el impacto de las medidas Trump “ha sido en términos psicológicos, en tanto una candidata con el apoyo y trayectoria de Hillary Clinton fue desplazada por un outsider”. Para la analista, el discurso del nuevo presidente se aleja del concepto de populismo, ya que “Trump es un empresario millonario que llega al gobierno con una retórica antiestablishment y de identificación con los trabajadores que fueron perjudicados por la neoliberalización de la economía estadounidense”. A pesar de este núcleo duro de votantes, la especialista señala que el abstencionismo siguió siendo muy alto y se mantuvieron las críticas a que el sistema electoral estadounidense “es poco representativo y complejo”. La analista asegura que el vacío ha sido creado por “el neoliberalismo y la falta de representatividad de la democracia al estilo americano”.

Cabe mencionar que Trump perdió en el voto popular por casi 3 millones.

Por otro lado, el académico del Centro de Derecho Público y Sociedad de la Facultad de Derecho de la Universidad San Sebastián, Patricio Gajardo, asegura que “por su campaña, se puede calificar el liderazgo de Trump como una populista, o pseudopopulista”, y centra la principal preocupación en el resguardo del modelo político interno. “Es una amenaza enorme para una democracia con el nivel de consolidación y de institucionalidad vigente que tiene Estados Unidos”, explica.

Para el cientista político, la pregunta clave es si la institucionalidad forjada por los Padres Fundadores tiene la fortaleza para soportar un liderazgo de estas características, y “un presidente –aparentemente– que no necesariamente está dispuesto a reconocer dicho sistema y, por lo tanto, actuar con un marco más allá de los criterios políticos tanto republicanos como demócratas”. Esto ha quedado demostrado en la composición de su gabinete con poca experiencia política, principalmente ex militares, empresarios exitosos, “muy en la lógica de Trump”.

En la misma línea, Pablo Valenzuela destaca que “Trump es un riesgo para los principios más elementales de la democracia norteamericana, que son además los principios que inspiran la democracia liberal en Occidente. Su relación con los medios de comunicación, con las empresas, con el mundo del espectáculo, su uso imprudente de Twitter, puede minar la forma de ejercer el poder público por los canales democráticos en Estados Unidos”.

[cita tipo=»destaque»] Según Silvina Romano, de CELAG, hasta el momento el impacto de las medidas Trump “ha sido en términos psicológicos, en tanto una candidata con el apoyo y trayectoria de Hillary Clinton fue desplazada por un outsider”. Para la analista, el discurso del nuevo presidente se aleja del concepto de populismo, ya que “Trump es un empresario millonario que llega al gobierno con una retórica antiestablishment y de identificación con los trabajadores que fueron perjudicados por la neoliberalización de la economía estadounidense”.[/cita]

 

Agrega que el presidente de USA “no es un conservador al estilo de Reagan o de Bush, es un nacionalista y eso marcará su política doméstica e internacional”. Y añade: “En términos domésticos, Trump tiene una visión negativa de los migrantes, que son la base de los Estados Unidos, y eso puede actuar como carburante de nuevas tensiones raciales, ya no solo entre negros y blancos sino también con latinos o asiáticos”, indica.

La barra de Trump

El analista internacional Patricio Gajardo, destaca que Donald Trump “va a ser un punto de inflexión, no solamente de lo que fue la administración de Obama, sino que un proceso de más larga trayectoria de lo que ha sido la política internacional norteamericana”. Para poder llevar a cabo su programa de gobierno, deberá lidiar no solo con las resistencias propias del sistema y los poderes involucrados sino también con una serie de campañas de artistas y rostros que buscan llegar a los ciudadanos comunes y corrientes de su país.

Canciones con mensajes directos en contra de Trump, como es el caso del último tema de la reconocida banda Gorillaz, buscan llegar a lo que fue un particular votante del actual gobernante.

El círculo duro de la fuerza electoral de Trump, según Romano, “no es la de masas alienadas por la supremacía blanca, sino mucha gente cuyas necesidades cotidianas no están siendo satisfechas por el sistema; gente cansada de la política y los políticos que hablan mucho, pero que luego hacen lo contrario (como los demócratas en EE.UU.)”, en este grupo se incluye a gente de color, trabajadores migrantes, entre otros.

Es un grupo de votantes que sincera la esencia de la democracia liberal, basada en la premisa de que ‘los que están en el gobierno, gobiernan para satisfacer las necesidades de un reducido grupo de minorías privilegiadas, porque ellos pertenecen a esas minorías’”. El voto es movido por el “deseo de pertenecer alguna vez a este grupo de privilegiados, que son admirados por sus fortunas y vidas exitosas”, agrega.

Valenzuela, por su parte, comenta que “el triunfo de Trump es, principalmente, el triunfo de quienes se han visto excluidos de la política tradicional o establishment. Fueron los estados que asumieron el costo de la desindustrialización norteamericana los que le dieron el triunfo a Trump y esos votantes, alejados de las costas, quienes creyeron en el eslogan de make America Great Again”, explica.

Finalmente, el respaldo a nivel de masa que tiene el actual presidente de la potencia del norte reside en la población alejada “de los centros de arte, comercio e intelectualidad norteamericana, el Estados Unidos profundo que ve cómo el avance de la globalización les ha perjudicado. En ese avance globalizador los demócratas han tenido gran responsabilidad y no se preocuparon de ese núcleo de votantes que hoy se sintieron representados por el discurso aislacionista de Trump”.

Fronteras protegidas

La futura política internacional de EE.UU. parece ser una de las principales preocupaciones de los analistas. Sus anuncios de fronteras protegidas, la construcción de un muro en el límite con México y el cargo del costo al país hispano, prendieron las alarmas y ha sido parte central de las polémicas, principalmente con Enrique Peña Nieto, el líder mexicano. Otro foco son las relaciones con China: el diario oficial del país asiático advirtió que teme un posible conflicto con EE.UU., tras las declaraciones del Secretario de Estado designado por Trump, Rex Tillerson, quien durante su comparecencia ante el Senado dio a entender que Washington no permitiría al gigante asiático acceder a las islas del Mar de China Meridional que reclaman países vecinos.

Finalmente, otro núcleo que ha llamado la atención es el rechazo a permanecer en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), al que calificó como un «desastre potencial» para Estados Unidos. El académico Patricio Gajardo afirma que la llegada de Trump trae consigo “una amenaza potencial en términos de que va a entrar a una guerra comercial con algunos países claves, entre ellos China y México. Esta rompe una tradición, principalmente con China en cuanto a la percepción de una sola China”.

Respecto a Rusia, agrega que con Putin “no solo se pretende mejorar las relaciones, que no están en muy buen camino, sino que establecer un puente de cooperación, algo completamente inédito”. En cuanto a su trato con Europa, el especialista señala que “Trump ha estado claramente en la línea del cuestionamiento a la Unión Europea, una apuesta muy decidida a terminar con la UE”.

La analista de CELAG, Silvina Romano, señala que “muchas de sus ‘amenazas’ no serán fácilmente llevadas a la práctica”. Agrega que “en lo relativo al acercamiento o alianza con Rusia, que parecía ‘evidente’, el Secretario de Estado que eligió, Rex Tillerson, ex CEO de Exxon Mobil, en su aceptación del cargo aclaró que, a pesar de haber negociado con Rusia por asuntos de petróleo, ‘Rusia es una amenaza’ para EE.UU. Este es solo un ejemplo de la diferencia entre las afirmaciones de campaña de Trump y lo que los colaboradores cercanos, que él mismo eligió, piensan”.

Valenzuela indica que “lo que Trump propone a nivel internacional es impredecible”. Explica que en un contexto multipolar, “los Estados Unidos están buscando espacios para ejercer su influencia y si Estados Unidos decide que su política exterior será más aislacionista, entonces muchos estados avanzarán en sus posiciones al menos en escala regional”.

Valenzuela agrega que el efecto Trump también tiene expresiones en otros países, “el Brexit, si bien fue un proceso electoral diferente, tiene rasgos comunes con el triunfo de Trump. Capas medias-bajas y trabajadoras que sienten que la inserción global de los estados no les está beneficiando y prefieren optar por el nacionalismo. Los partidos de izquierda abrazaron con demasiado entusiasmo las banderas de la globalización sin límites y, en ese proceso, les dieron la espalda a su bases tradicionales de apoyo electoral, el cual ha decantado por alternativas populistas y nacionalistas”.

Crisis globalizante

Los alcances de una política exterior caracterizada del modo en que lo ha hecho Trump, inciden directamente en el proceso de globalización que se ha desarrollado en las últimas décadas en el mundo. El retorno al nacionalismo y las fronteras protegidas afectan el “momento de colapso transversal, el cual también golpea a la concepción tradicional de democracia participativa”, que el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky ha descrito como un momento de crisis que vive el mundo globalizado occidental.

A pesar de que es la primera vez en varias décadas que Estados Unidos abandona su visión globalista –en términos económicos y de seguridad– y ese espacio a nivel internacional, el analista Pablo Valenzuela sostiene que este proceso de globalización “no va a detenerse de forma brusca por el triunfo de Trump. Hemos visto que el presidente de China ha defendido las bondades de la globalización y ellos mismo llevan a cabo una activa diplomacia en otras regiones con miras a aumentar inversiones y comercio”.

Agrega que en “muchos países, especialmente países pequeños o muy abiertos al mundo, como el caso de Chile, no podemos renunciar a la inserción global por el costo que ello significa, pero probablemente sí se busque moderar los efectos de una globalización sin freno, especialmente en las capas medias y bajas de la sociedad”. Pero, para el caso de Estados Unidos, “ciertamente la presidencia de Trump marcará una nueva era de inserción internacional de ese país. Las barreras que Trump ha propuesto al comercio internacional, la salida del TPP y la eventual guerra comercial con China, van a alzarse como obstáculos a los procesos de apertura comercial que se venían generando desde hace décadas. Si esto es positivo o negativo, está por verse, pero creo que al menos para los Estados Unidos no tendrá el efecto que Trump espera”, sentencia el analista.

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