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PPD en tiempos de Lagos: optimismo en acción

Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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El discurso del Presidente busca inspirar a Chile y colocarnos en un estado de ánimo de creación y construcción pragmática del viejo y joven mito-arcadia nacional del «desarrollo». Romper el pesimismo, la crispasión política y el estancamiento que por momentos quisieran hacernos vivir las amenazas de no cooperación política de la derecha más recalcitrante, los malos augurios de un sector minoritario de los empresarios y una cierta exacerbación del malestar en segmentos del propio progresismo.

Chile tiene en América Latina una posición expectante; un gobierno progresista que busca modernidad integral, que apoya resueltamente la nueva economía de mercado globalizada, con pasión por generar integración social, expandir la educación, hacer nuevas reformas y hacer política con mayor cercanía con la gente, con actores sociales concretos, abriendo espacios públicos como simbolismo y gesto cotidiano, aceptando la crítica, saliendo de la modorra, volcándose a la innovación y las redes, usando y deliberadamente abusando de la palabra Internet para connotar que hay una posibilidad de integración con altos niveles de igualdad (en las oportunidades) y diversidad (en los valores y modos de ser).

La modernidad del Presidente y del PPD es democracia y mercado, es globalización y mayor seguridad social, es protección de la familia y aceptación del divorcio, es activar el Estado y desatar la regionalización para construir un sistema descentralizado para colocarse al día.

Lagos siente pasión por la posibilidad de duplicar el producto como cuestión instrumental para lo que realmente le conmueve; igualar oportunidad, construir sistemas de protección y acogida, terminar con las discriminaciones, el siempre vigente ideario valórico de quienes tenemos raíces en la tradición socialista libertaria de la socialdemocracia.

Para construir hay que ser optimistas de la acción colectiva no como cuestión banal. Optimismo que permite romper con la cultura de no reforma que inhibe descentralizar, optimismo para cambiar el verbo «apoyar» la cultura por «invertir» en la mayor industria de punta posible de inserción en el mundo de Chile, ganas y posibilidades de articular actores y producir pactos sociales entre trabajadores y empresarios, los mismos que se construyeron como compromisos históricos en cada uno de los grandes países de orientación socialdemócrata o social cristiana.

Los Presidentes tienen las fuerzas que reflejan sus modos de ser y gestionar. Ibáñez tuvo un agrario-laborismo efímero en función de una figura personalista; Frei Montalva tuvo una DC llena de mística junto a un presidente reformista; Allende vivió el entusiasmo y la división de una izquierda de aciertos y derrotas; el Pinochetismo cristalizó en una nueva derecha neoliberal, con una tecnocracia joven y de sellos autoritarios en lo político y cultural.

El PPD, como partido y fuerza de Lagos, buscará construir con el nuevo Gobierno y crecer para articular nuevas mayorías progresistas en lo social y cultural. Hay recambio y hacia el Bicentenario serán desde hoy protagonistas las generaciones de los 80 y 90; culturalmente se apuesta al pluralismo y a la ética de la aceptación que se mueve en el profundo valor de la acogida y los afectos a los modos de ser en la sociedad chilena rompiendo todo tipo de discriminaciones; hay una visión positiva de la economía globalizada con nuestros énfasis en lo social.

El PPD es un partido diverso que se conoce en sus raíces de la renovación socialista y en su valoración por la tradición democrática del liberalismo progresista. No hay por tanto, como se busca descalificar con nerviosismo, una suerte de partido sin alma, sin ideología. El PPD es una comunidad de personas movilizadas por los valores de igualdad y libertad, y como bien lo expresa Guido Girardi, por la urgencia de ser activos en los valores de este tiempo para la sociedad chilena; inclusión, afecto, transversalidad. No todo es mercado y estado. No todo es productividad y crecimiento. Al PPD le duelen las formas de trabajar inhumanas sin tiempo para la familia, la desprotección e inseguridad de sistemas de salud incompletos, la violencia y segregación en las ciudades, el desprecio por campesinos y pueblos indígenas, la discriminación hacia discapacitados, la agresividad hacia los homosexuales y extranjeros, la falta de apertura interna hacia un rol más potente de comunas y regiones, la falta de participación para construir una sociedad de consumidores activos y actores sociales empoderados para ejercer derechos.

Como bien nos dijo el Presidente Lagos en La Pintana; «no sirven los partidos acríticos». El PPD será partido de Gobierno, haciendo propuestas con su Fundación Democracia e Innovación, promoviendo una agenda de reformas estructurales para que haya cambios de estilos pero sobre todo de sistemas en salud, descentralización, jornadas de trabajo, medio ambiente. Pero sobre todo, será partido de ciudadanía, abriéndose con sus consejos ciudadanos a otras voces y miradas, movilizando por la solidaridad a sus militantes en las jornadas de compromiso ciudadano, apoyando las causas nobles de los actores sociales que reclaman inclusión y cambios.

La década de la transición exigió estabilidad para crecer y reconciliar a Chile. La década de Lagos nos reclama inspiración y creatividad para llevar a Chile al desarrollo integral, sustentable, solidario, libertario. Son los adjetivos de una motivación sustantiva. El PPD es una partido de redes de ciudadanos que quieren romper inercias y derrotismo, para movilizarnos con un presidente-estadista que nos invita a crear y construir, amar y acoger, denunciar y articular soluciones, discutir y consensuar. Seremos optimismo activo por amor a Chile y lealtad con nuestro militante-Presidente.

* El autor es Secretario General del PPD.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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