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PRSD en las elecciones municipales


Las cifras electorales son como las de economía, que pueden mostrar positivas globalidades pero esconden sus sacos de pobreza, sus marginalidades y todas las cosas que no aparecen en las fotos oficiales.



Este es el caso, derivado de la reciente elección municipal, de lo sucedido al PRSD, heredero y continuador de la vieja tradición radical nacida en mitad del siglo XIX.



Al calor de los primeros comentarios, su jefe máximo declara que ha obtenido un 5,4% y que eso es una cifra mas que razonable y conveniente, aún cuando hay una disminución de mas un 1% respecto de las anteriores elecciones.



Si se toma en cuenta la votación del nuevo Alcalde Kaplán de Viña del Mar y se suman las del reelegido Rowe de Calama y del también reelegido Bernucci de Chillán, se verá que entre los 3 suman algo mas de un 1,5 % de la cifra global que exhibe el jefe radical, lo que reduciría todo el resto de la votación a algo menos de un 4% a nivel nacional y a ello se puede agregar que el PRSD habría perdido mas de 75 concejales de su anterior total de 180.



A mayor abundamiento basta agregar que en la Región Metropolitana esa colectividad obtuvo tan solo el 2% de la votación general, haciéndose así marginal y periférica respecto de las demás fuerzas en competición.



¿Puede llamarse a esto un triunfo? Parece que así lo creen y así lo quieren presentar, pero da la impresión que se trata más bien de mantener las propias y personales posiciones directivas en la colectividad -que participa en el Gobierno- más que de encontrar una via de salida para evitar la muerte de un partido que está muy ligado a nuestro desarrollo republicano y donde inclusive se formó en su juventud el actual Presidente de la República.



Ojalá esto no se transmita al resto de los partidos de la coalición oficial, pues sería el preludio de una más que grave decadencia, en la que el protagonismo personal estaría primando por sobre el interés general.



Es un bizancio así como está escrito, con minúscula y poco digno de consideración.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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