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Vulnerabilidad democrática


La situación creada en los EE.UU. a propósito del resultado electoral y la consiguiente incertidumbre, no deja de ser una paradoja . No por lo anecdótico que ello tiene y que adquiere carácter de ciencia ficción por tratarse de los EE.UU -primera e indiscutida potencia planetaria- sino por lo que subyace en el fondo y en la forma de ejercer la democracia, entendida como una opción de los ciudadanos para generar su propio gobierno.



El Soberano, tan debatido y defendido por los padres republicanos de ese país, que legislaron precisamente para defender al máximo su libertad, aparece como un desinteresado y hastiado cuerpo que, cansada y escasamente, concurre a las urnas para refrendar la decisión .



Podrá alegarse mucho a favor de las especiales condiciones que tiene ese pueblo y la enorme riqueza de la que dispone, pero quedarse en ese nivel de argumentos sería como suponer que la dialéctica del conocimiento y la social se detienen a partir
de algunas condiciones materiales, que la contradicción deja de existir (y con ello el pensamiento) para diluir todo en una especie de «hoyo negro» terráqueo, con total indiferencia, más bien no -diferencia entre quienes postulan a la Presidencia.



Y entonces ¿qué sentido tendría la carrera presidencial? Las pre
candidaturas internas de los partidos, la celebración de enormes
Convenciones, serían una especie de mascarada teatral para autoconvencerse de la existencia de la democracia.



Si bien es cierto que la participación electoral no es muy alta, me niego a creer en esa hipótesis porque sería negarnos a nosotros mismos toda vez que a la democracia norteamericana se la reconoce como la mas importante de la Tierra.



Lo curioso ha sido descubrir que también pueden darse anormalidades organizativas como la actual situación que exige de re-contar los votos, pero eso no es malo si sirve para que no suceda en el futuro.



Lo bueno ha sido poner en jaque la dictadura videocrática que desde estudios de televisión y desde la pantalla en cada hogar, quiere suplantar la democracia por un juego tecnológico.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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