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Un bicentenario algo centralista

Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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Miremos la celebración del Bicentenario desde la óptica de la provincia; desde el mundo de Rancagua y la Región de O´Higgins. El Presidente Lagos, bien inspirado, invita al país a lograr el desarrollo, reducir la pobreza a cifras inferiores al 10%, lograr un per cápita> de diez mil dólares, bajo un esquema de crecimiento promedio del 6% y un clima económico y político de colaboración público-privada, con reglas estables y con un gran acuerdo en la economía de mercado y la necesaria equidad social y sustentabilidad de dicho desarrollo.



A ello se suma, la iniciativa presidencial que creó una Comisión Bicentenario, con figuras nacionales (no hay integrantes de regiones) y la decisión desde el centro de generar mega inversiones en cuatro ciudades (Santiago, Concepción, Antofagasta y Viña-Valparaíso), donde se movilizarán cientos de millones de dólares.



Hay que modificar el enfoque. Cada Región debe empoderarse con mayores recursos, lograr la democratización de los gobiernos regionales para que cada territorio desarrolle sus mega proyectos, tengan recursos propios y posibilidades de crear sus Comisiones Bicentenario, con planes de desarrollo relevante, incluyendo mega proyectos a ser impulsados en conjunto con el gobierno nacional.



No tiene sentido decidir a priori y en círculos ministeriales lo que debe ser un proceso de modernización y regionalización que permita desatar las energías de todos los territorios y sus ciudades cabeceras como polos de dinamismo, sin afectar los planes de desarrollo rural e integralidad regional.



El tema es grave para la Región de O’Higgins. Según el informe de la Corporación de Bienes de Capital, publicado en «El Mercurio», la Sexta Región fue la penúltima en inversión privada en el trienio 1997-1999, y es la Región de menor inversión privada relevante para el trienio 2000-2002, donde sólo contabiliza proyectos por 21 millones de dólares (seguramente no se contabiliza el plan de expansión de El Teniente y numerosas inversiones menores a cinco millones de dólares del sector agro-exportador y vitivinícola que sí muestran mayor dinamismo).



Con todo, la inversión privada es el 80% de la inversión en el país y la principal opción de generar empleos de calidad, clave para lograr superar la pobreza, que en Chile se concentra en las regiones centro-norte y centro-sur, las que son precisamente las zonas con baja inversión privada y sin novedades significativas en los planes nacionales para el Bicentenario.



Como el propio Presidente ha llamado a un proceso de consulta ciudadana sobre estos temas, damos nuestra opinión: de una vez hay que dar incentivos tributarios para inversiones en estas regiones, otorgar programadamente marcos presupuestarios de mega proyectos a cada Región según población y territorio para evitar la concentración de los mega proyectos que dinamizan la economía.



El propio Presidente Lagos acertó en la campaña presidencial en prometer a esta Región tres mega proyectos que aún esperan decisiones y que deben ser una realidad hacia el Bicentenario; universidad regional, paso internacional (donde Las Leñas evitaría el colapso de Cristo Redentor) y extensión del embalse Convento Viejo para aumentar hectáreas de riego en el secano.



Rancagua, a su vez, tiene en su conversación de diferentes agentes, una serie de mega proyectos que le darían dinamismo, dinamizarían su economía y le cambiarían el rostro hacia el futuro, en cifras aproximadas en millones de dólares: un nuevo centro cívico regional y centro de exposiciones en el ex mall Punta del Sol, compra y remodelación (20); túnel por Chancón hacia San Antonio complementario a Las Leñas y sus accesos (50); el Campus Universitario Rancagua de la Universidad Federico Santa María (4); Museo Regional de Arte Moderno (3); Teatro Regional (3); costanera por el Río Cachapoal y parque intercomunal hacia el oriente (10); peatonización y recuperación del centro histórico (5); red de modernización de vialidad estructurante y conexión con Machalí (20); creación de División de Investigación Minera y centro Mundial del Cobre (50); capilla Gaudí en Chile y parque (10); etc.



Uno podría continuar con los mega proyectos y hablar de los sueños de San Fernando, Rengo o Pichilemu. El tema es otro: hay portafolios de ideas de proyectos, ansias de mega inversiones, urgencia de nuevos polos de desarrollo y empleo, reclamo de descentralización y pasión por dejar de ser periferias subalternas de un modelo centralista. La planificación central y los mega proyectos digitados desde el centro corresponden a una visión del Siglo XIX. En nuestro Bicentenario en los inicios del Siglo XXI la mayor apuesta es dar poder, recursos y autonomía a cada Región para que cada una pueda decidir y proyectar sus mega proyectos colaborando con el Gobierno Central y el Presidente de la República. Ese debe ser el enfoque. La gran virtud del Presidente; invitar a Chile a soñar en grande. La gran reforma; dejar que todo Chile en la diversidad de sus territorios puedan pensar y actuar en grande.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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