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Crecimiento y ocupación: los errores recurrentes


Desde hace varios años, en nuestras investigaciones hemos destacado que la economía chilena ha sufrido un cambio muy importante en la capacidad de generar empleo. En un documento, el primer capítulo lo denominamos: «La disminución de la capacidad de generar empleo en la economía chilena», que fue posteriormente publicado en «Investigación y Crítica» de la Universidad ARCIS.



Cuando se desarrolla la crisis de la economía chilena, planteamos que los fenómenos de la ocupación y de la desocupación -que eran, junto a las inversiones, las manifestaciones más agudas de la crisis- tenían que ser analizadas al interior de esta tendencia a la disminución de la capacidad de generar empleo.



El Mercurio no ha tenido en cuenta para nada estos estudios. En su Editorial «Modelos de Desarrollo» del domingo 6 de mayo de 2001, señala que para resolver el problema del desempleo «el único remedio verdadero es la reactivación económica».



El cuadro sobre la economía chilena -a partir de 1993-, muestra categóricamente que el llamado «único remedio» es un profundo error de El Mercurio. Este error, lo comparten la mayoría de los economistas y las principales autoridades económicas del gobierno.







Desde 1991 a 1994, la economía chilena junto con tener tasas de crecimiento elevadas del PIB, aumentó la ocupación en cerca de 570 mil personas. Este fuerte incremento de la ocupación en Chile fue mayor al aumento de la población en edad de trabajar.



De 1994 a 1997, se produce una fuerte contracción en la creación de nuevos puestos de trabajo, siendo estos sólo de 136 mil, en tres años.



Las disminución de la capacidad de generar empleo es tan grande, que ella disminuye en el período 1994-1997 en 430 mil personas, lo que en términos porcentuales significa una disminución de un 76%.

El PIB creció como promedio anual a tasas de 8,5%. Es decir, un altísimo crecimiento del Producto y un muy bajo nivel de generación de nuevos puestos de trabajo. En algunos sectores claves la producción creció y el empleo disminuyó. Con esto, se demuestra que el crecimiento económico en la etapa actual del «modelo» en Chile «no es el remedio», ni mucho menos «el único remedio verdadero», para resolver el problema de la ocupación y del desempleo.



Disminución de la ocupación total en el período de crisis



En el período de cuatro años 1997-2001 el total de ocupados se incrementa en todo el país sólo en 26 mil personas, en tanto la población en edad de trabajar aumenta en cerca de 700 mil personas. Como promedio anual la población en edad de trabajar se incrementa en 139 mil personas, sólo 6.500 de ellas se incorporan anualmente al contingente de ocupados en el conjunto del país.



Si depuramos este período (1998-2001), para considerar sólo el período de crisis, la magnitud del problema de la ocupación es más manifiesta aún. La población en edad de trabajar aumentó en 525 mil personas. Simultáneamente, y en forma opuesta, la ocupación total disminuyó en 104 mil personas.



La ocupación global: otra mirada del problema



La Ocupación Global en el país en marzo de este año, según el INE, es de 5.278.000 personas. Este nivel de ocupación es el menor de los últimos cuatro años y sólo levemente superior al de marzo de 1997. En este mismo período la población en edad de trabajar aumentó en cerca de 700 mil personas.







En el período de un año -marzo del 2000 a marzo del 2001- no se crearon los 200 mil nuevos empleos prometidos por el gobierno. Al contrario, la ocupación global disminuyó en 100 mil empleos.



Este error de estimación de las autoridades del gobierno, de la mayoría de los economistas académicos, tienen por base la aceptación acrítica de la relación crecimiento económico y crecimiento del empleo.



Las formulaciones de El Mercurio, tiene por base esta misma relación teórica. O sea, esperan que la realidad se comporte como lo dicen las formulaciones teóricas más simples. En este caso, que el crecimiento económico generará empleo y es «el único remedio verdadero» para disminuir la fuerte desocupación.



Aún se afirma esta relación, a pesar de la clara evidencia reciente. La economía en el 2000 creció a una tasa de 5,4% y la ocupación total -en vez de aumentar, como dice la teoría y la afirmación de El Mercurio-, disminuyó en 100.000 personas, según los datos oficiales señalados anteriormente.



No están teniendo presente la realidad de la economía chilena: es decir, la ruptura de la relación crecimiento del PIB y crecimiento de la ocupación.



La desocupación corregida de acuerdo a la tasa de participación de mediados de los 90, supera en marzo de este año las 854.000 personas en el país, con una tasa de desocupación de 13,9%, similar a la de la Universidad de Chile para el Gran Santiago.



La oferta potencial de trabajo, que suma a los desocupados los inactivos con deseos de trabajar -que incluye a muchos desocupados que se cansaron de buscar trabajo, y por tanto no aparecen como desocupados-, según la información de la Universidad de Chile supera las 715.000 personas para el Gran Santiago, lo que representa una tasa de desocupación potencial de 23,8%. A nivel del país la desocupación potencial sobre la base de esta metodología, que nosotros llamamos desocupación real, supera el millón y medio de personas.



Por eso, nos parece que los 100 mil nuevos empleos prometidos recientemente son nada frente a la magnitud del problema. Es posible que las empresas sigan despidiendo trabajadores y que el resultado final, en vez de creación de 100.000 nuevos empleos, se traduzca en una disminución del empleo neto.



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Graciela Galarce Villavicencio es economista de la Universidad de Chile, profesora de la Universidad ARCIS e investigadora del Cetes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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