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Invitación a Moulian y Brunner


En primer lugar, me parece que gran parte, por no decir todos, los postulados que señalan, y especialmente esa búsqueda de la equidad, de la solidaridad, de la libertad, de la democracia política y en definitiva de la ecuación entre libertad y justicia social, que en términos económicos actuales sería entre libre mercado global, participación e igualdad de oportunidades en el marco de la globalización, se encuentran ya formulados en las llamadas encíclicas sociales y en el desarrollo posterior del pensamiento comunitario a través, especialmente, de Maritain y Mounier.



Esos mismos postulados en que ambos coincidirían, y esa misma búsqueda que a ambos anima, es la que ha animado a lo largo de la historia de las corrientes políticas, antes y ahora, a quienes se fueron nucleando para la acción política en torno a los llamados partidos socialcristianos en Europa y en América Latina. Especialmente en Europa occidental, estos ideales fueron capaces de contribuir de manera central a conformar sociedades bastante más igualitarias y participativas, de profundo respeto a los derechos humanos y un desarrollo admirable de los derechos de tercera generación, junto a un proyecto político comunitario de paz y desarrollo que ha dado origen a la Unión Europea y a una particular forma de estructuración de sus sociedades mediante bases concretas que permiten ir avanzando progresivamente hacia el logro de las ecuaciones antes mencionadas.



Igualmente, sobre lo señalado por los dos polemistas, acerca de la necesidad de una inserción no subordinada en el contexto global, de una equidad internacional, de participación creciente de las sociedades civiles en la construcción y los resultados de la globalización, hay bastantes ejemplos de cómo estos temas han sido profusamente planteados y abordados contemporáneamente por la Internacional Demócrata Cristiana, por el Papa Juan Pablo II y en América Latina tanto por la ODCA y los partidos socialcristianos de la región, como por el CELAM, en el marco de una visión humanista-cristiana de la integración regional y del nuevo orden internacional.



En Chile estos mismos ideales han sido postulados y procurado llevar a la práctica -en muchos casos exitosamente, en otros con poco o ningún resultado, pero ese es otro debate- por la Democracia Cristiana cuando ha tenido responsabilidades de gobierno y a través de su acción legislativa, su gestión municipal, además de sustantivos aportes de ideas y de acciones al cumplimiento del programa de la Concertación.



En consecuencia, vistos los resultados de tan importante debate, desde mi simple condición de militante demócrata cristiano por más de treinta y cinco años, aprovecho esta tribuna para sugerir a mi partido que invite a ambos a re-afiliarse o afiliarse -según el caso- al PDC, que si bien cuenta con ilustres pensadores y figuras que internamente procuran cada día aportar ideas, ayudar al fortalecimiento interno y de la concertación, recibiría creo yo con mucho agrado a Moulian y Brunner para brindarles un espacio político coincidente con las propuestas que han puesto de manifiesto en estas semanas. Porque una de las cosas que más claras me quedan, y reafirman mis convicciones, atendiendo a su propia enumeración, es que ser de izquierdas es y siempre ha sido, realmente, ser demócrata-cristiano.



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* Héctor Casanueva es embajador de Chile ante la Aladi.



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