Publicidad

Una sutil dictadura mediática


La realidad de los hechos supera a la imaginación, y hay que reconocer con hidalguía que cuando nos lo decía Gabriel García Márquez tenía algo mas que razón. Lo que no sabíamos en aquella época es que a partir de las nuevas realidades informáticas se iba a establecer una sutil dictadura mediática, que permite decidir por cuenta de todos qué se entiende como realidad.



Así, desde hace dos o tres semanas estamos obligados a tomar verdaderos cursos televisivos, radiales o escritos sobre Afganistán, Pakistán, Chechenia, la India o China, y a refrescar lo poco o mucho que sabíamos sobre Medio Oriente.



Hasta reapareció el nombre y el rostro de Zahir Sha, ex rey del país de los malos a quien tuve oportunidad de conocer en el exilio en Roma.



Digo los malos a título de mero reconocimiento de lo que ya decidieron los mass media, y no por una valoración personal.



¿No será esto una cortina de humo que tiende a centrar la totalidad de las neuronas y dendritas de miles de millones de personas en eso y sólo en eso? Una brusca alza del dólar nos recuerda que siguen igual los problemas en Argentina, y que devaluando el peso se daña nuestro ingreso en moneda real.



Hay pocas o ninguna imagen sobre las protestas salariales y sociales en Lima, lo que resulta muy grave si se toma en cuenta que es un gobierno que asumió recién el 28 de julio pasado.
Se nos dice, por cálculos secretos o esotéricos, que nuestro país perderá mas de 2 mil millones de dólares a causa de la crisis desatada por el terrorismo. ¿Pero quien los perderá?



Empieza a oler mal este tema de la emergencia en el territorio de los buenos que desean castigar a los malos. Tiene una extraña similitud con los estados de sitio, de guerra, de emergencia o de terror que hemos vivido todos los pueblos que alguna vez tuvimos dictaduras.



_______________________



Vea otras columnas del autor

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias