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La guerra y la tontería


Siguen siendo sorprendentes las noticias en este clima enrarecido del mundo en guerra. Bajan el petróleo y el cobre, lo que cuando menos sorprende: el ya muy manido cuento del mercado como regulador de todo muestra sus grietas y de algún modo va quedando en claro que las manipulaciones son una parte esencial de esa realidad neutra que quieren mostrar los apóstoles del sistema.



De no ser por El Mostrador.cl, nadie sabría en Chile lo que se está publicando en todo el mundo acerca de las dudosas realidades que se esconden tras este conflicto, que ha alineado a Occidente detrás de Estados Unidos tanto o más que en la Segunda Guerra Mundial.



Negocios, negociados, carencia de escrúpulos en la compra y venta de grandes bancos y compañías, son como las sombras en una caverna de la relación entre el principal terrorista del mundo y la clase dirigente norteamericana, europea y latinoamericana.



Los medios nacionales han sido alineados en términos oficiales, al punto que la credibilidad de las noticias es poca o nula. Agréguese a esto que la lejanía de nuestro país de las zonas de conflicto hace que nuestra población lo vea como algo lejano.



Claro que si a los errores se agrega la tontería las cosas se ponen patéticas, como apoyar incondicionalmente el bombardeo a un lejano territorio y al mismo tiempo promover una colecta a favor de los niños de ese mismo país.



Esta preciosa marginalidad debería al menos estimular la creatividad de los operadores turísticos y de los agroexportadores, para ofrecer un producto libre de las contaminaciones síquicas o físicas que traen estos conflictos.
Entre Estados Unidos, Europa y el Medio Oriente circulan bellezas como bombas, ántrax, el mal de la vaca loca, la lluvia ácida, terroristas (que matan y no solo amenazan, como es el caso de España) y varias otras cosas anexas.



Aún así, no faltan tontos que nos hablan del «riesgo país» en relación al desastre financiero sudamericano y vislumbran problemas para la futura inversión extranjera. Como tienen la cabeza globalizada, no entienden que hoy nuestra situación es de privilegio frente a otras realidades de apariencia opulenta. Si tuvieran un proyecto país se comportarían de otra manera.



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