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Siga la notable polémica entre Brunner y Moulian:


Tradiciones de izquierda: ¿Monopolio de rocinantes?
(por José Joaquín Brunner)
“Si hoy podemos sentirnos liberales y social-demócratas a la vez, o declarar muerto el socialismo sin repudiar las esperanzas que él encarnó, y defender la Tercera Vía a pesar de sus ambigüedades y poca pertinencia para nuestra región del mundo; digo, si podemos hacer todo eso y además tener la pasión por seguir bregando, es porque nos mantenemos dentro de una tradición cultural que está viva en nuestra historia”.

¿Que es ser de izquierda?: discutiendo con Brunner
(por Tomás Moulian)
“Cuando se afirma la muerte del socialismo, lo que se está afirmando es la eternidad del capitalismo. ¿Y por qué éste va a ser eterno? ¿Es acaso la única forma racional de organizar la sociedad y la economía? Esa afirmación debería ser imposible para alguien que está tan cerca del pensamiento postmoderno”.

Conversando con Moulian
(por José Joaquín Brunner)
“La cuestión que se presenta ahora es doble (al menos para mí): cómo ser de izquierda hoy sin referencia al socialismo y “dentro del horizonte” del capitalismo global, y por otro lado, dónde está nuestra izquierda (dentro y fuera de la Concertación), pues tengo para mí que ha ido volviéndose progresivamente conservadora, nostálgica, ofuscada y temerosa del futuro”.

Otro schop, don Manuel
(por Tomás Moulian)
“Se lucha en el sistema contra el sistema, con esperanza pero sin caer en la utopía. Ese es un punto de definición, de separación de aguas. Más importante que el crecimiento económico y su chorreo es que la sociedad pueda deliberar sobre si misma, que pueda participar en forma real. Cuando esto ocurra existirán sujetos, y la existencia de sujetos garantiza que el poder estatal tenga un contrapeso en los movimientos sociales”.

La izquierda sin futuro
(por José Joaquín Brunner)
“Está de moda esa forma de pensar romántico-conservadora. Y la izquierda tradicional, ahora que se quedó sin norte, parece sucumbir a la tentación de hacerse eco de dicho engaño. Ä„Ahí está mi punto!”

Quiromancia y liberalismo
(por Tomás Moulian)
“Brunner parece confundirme con un ludista. No lo soy. Luchar contra el capitalismo dentro del capitalismo no implica intentar eliminar las maquinas, cerrar las industrias y correr a refugiarse en la madre naturaleza, en una cabaña de Tompkins. En absoluto. Pero sí consiste en oponerse, creando experiencias nuevas, contra una economía orientada de un modo absoluto por la lógica de la ganancia”.

Acuerdos y desacuerdos con Moulian
(por José Joaquín Brunner)
“Moulian llega, por un camino largo e incómodo, más exasperado e inconforme, más tortuoso y (quizá, a pesar de todo) virtuoso, al mismísimo punto donde antes arribó Giddens, o desde donde arranca la Tercera Vía, o donde hoy se encuentra el PSOE de Rodríguez Zapatero con su Congreso Ideológico. Es el punto de la izquierda-post”.

Un desacuerdo esencial con Brunner
(por Tomás Moulian)
“Creo que Brunner, quien tiene otra apreciación del capitalismo, se apresura con demasiada rapidez a armar el mapa de los consensos. Para mí la democracia participativa, distinta de la representativa, es una necesidad para conseguir eficiencia en la crítica al sistema”.

El Modelo, sus críticos y la refutación de la realidad
(por José Joaquín Brunner)
“No tienen razón los críticos cuando, como hace Moulian, insisten en ver al país solamente desde la depresión. O bien cuando, con ánimo ligero, pasan por encima de los resultados obtenidos por una estrategia de desarrollo razonablemente exitosa, para detenerse sólo en aquellos factores negativos e injustos que el capitalismo genera junto con su propio desenvolvimiento”.

El fundamentalismo de los defensores del modelo
(por Tomás Moulian)
“La crítica de Brunner hacia mi uso descuidado, poco prolijo y riguroso del término modelo o sistema, revela que se le han perdido los códigos que permiten la comunicación entre personas, que pertenecen a una misma comunidad de habla. Si me obliga a definir cada concepto de uso común, en vez de discutir problemas de fondo, tendríamos que dedicarnos a intercambiar glosarios o diccionarios”.

Moulian, impenetrable
(por José Joaquín Brunner)
“La debilidad de su posición y declaraciones lo obligan a elevar la voz, a ver si con eso la razón consigue en emociones lo que no da de sí en demostraciones. En esa vena me acusa, Ä„ay!, de haber “perdido los códigos que permiten la comunicación entre personas” y de ser “un fanático apasionado del modelo”, adjudicándome una nueva suerte de “fundamentalismo”. Este es Moulian el lobo feroz. ¿Y qué queda después de que se deposita la nube de polvo multicolor? La verdad sea dicha: casi nada”.

La incapacidad de generar empleo
(por Tomás Moulian)
“Yo no hice afirmaciones respecto a la cantidad total de empleos generados (la cual tampoco llega, según mis datos, a un millón de nuevos puestos). Solo enfaticé que había una disminución de la capacidad de generar empleo. Las cifras de que dispongo me dan, por lo tanto, la razón”.

Empleo: La incapacidad de entender los ciclos
(Por José Joaquín Brunner)
“La verdad es que cuando Moulian argumenta como economista (crítico) le pasa lo mismo que a los demás economistas (no-críticos); esto es, sus aseveraciones resultan aparentemente contundentes pero son, en realidad, contrarias al sentido común y ajenas a un razonamiento que pondere mejor los datos disponibles”.

La pérdida de toda capacidad crítica
(Por Tomás Moulian)
“Si (Brunner) continúa considerando falsos los argumentos de los demás, la discusión no conseguirá despertar en él ni siquiera el acicate de la curiosidad intelectual y seguirá apoltronado en la absoluta idealización de este modelo”.

La incapacidad crítica de los críticos oficiales
(Por José Joaquín Brunner)
“Ahora Moulian se apresura en buscar resguardo y se pregunta: ‘¿Dónde he dicho yo o cualquier crítico con dos dedos de frente que no hay que crecer?’ Ä„Bienvenido, pues, al club de los dos dedos de frente!”

Las diferencias entre una crítica neoliberal y una crítica progresista
(Por Tomás Moulian)
“El verdadero problema del Estado chileno no está donde Brunner lo ve. Ese problema también existe, pero es claramente secundario respecto a la necesidad de una democratización del sistema político que elimine las instituciones del pinochetismo y que vaya aun más allá, de manera de volver a reencantar a la ciudadanía con la política”.

Transformación del trabajo, no su fin

Por José Joaquín Brunner

Sobre la cuestión del empleo, creo que Moulian confunde dos aspectos que conviene distinguir. Por un lado, la tesis de la “incapacidad estructural”, que él asume sin mayor espíritu crítico (Ä„cómo puede ser!); por otro, la metáfora del “fin del trabajo”, más interesante, pero que a Moulian parece no llamarle la atención más que para fines de cita y polémica.

El papel de la anticrítica

Por Tomás Moulian

Nuestros neoliberales de tomo y lomo o los más matizados liberales sociales afirman que ellos no podrían afirmar el fin de la historia, porque este capitalismo globalizado tiene como propiedad el cambio incesante de las fuerzas productivas y de las condiciones sociales. Pero esa es historia pasiva, limitada a la reproducción adaptativa del orden. Creer en el fin de la historia no significa abolir los cambios, sino abolir las transformaciones.

Paradojas de la crítica oficial

Por José Joaquín Brunner

el crítico-como-juez-moral (al que en otras oportunidades he llamado también “crítico oficial”, porque forma parte de ese establishment que lucha por mantener su monopolio) no puede aceptar que, a su lado, existan otras voces críticas, otros discursos.

Superar las distinciones binarias, o la noción de transformación

Por Tomás Moulian

La negación de la noción de revolución se basa en principios estratégicos, filosóficos y éticos. Lo primero significa que en las condiciones históricas actuales, y en las que se prevén como tendencia, la revolución es no pensable. Si es así, ¿hay que cruzarse de brazos? Por supuesto que no. Pero hay que actuar teniendo otros horizontes de futuro.

De críticas y críticos: transformismos

Por José Joaquín Brunner

Los críticos-como-novelistas están en las antípodas del sacerdote asceta. Para escribir tienen que meterse en las entrañas de la sociedad y en las pasiones de los seres humanos; necesitan construir historias y adoptar distintos puntos de vista; deben ironizar a veces, y en ocasiones contemporizar.

Las luchas por una democracia más profunda

Por Tomás Moulian

Para que una democracia participativa sea posible es necesaria una distribución descentralizada del poder político en el nivel territorial. La modernización más profunda del Estado chileno es el paso del centralismo a la autonomía regional, y en el futuro, a la federalización. Esa reforma mata dos pájaros de un tiro: genera mejores condiciones para aumentar la eficacia de la gestión publica, y genera espacios más amigables para una participación efectiva.

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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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