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Bajos precios del cobre en todos los años del gobierno de Lagos


Tal como en nuestros trabajos anteriores desde mediados de los 90, este documento tiene como objeto influir para que Chile, a través del Gobierno, promueva una disminución de la producción que se ajuste a las señales del mercado. Fue suficiente el anuncio de disminución de la producción -de Codelco, Phelps Dodge y BHP Billiton- para que los precios, en forma inmediata, en una semana aumentaran en más de un 10%.



Sin embargo, nuestros estudios señalan que se necesita un ajuste mayor en la producción. Si hay una decisión política del gobierno, los ajustes apropiados de la producción y otras políticas relacionadas con los stocks, podrían aumentar el empleo de la pequeña y mediana minería.



Aumentos de precios y aumentos del empleo podrían tener un efecto multiplicador que se expresen a nivel global de la economía. Los impactos de la crisis mundial podrían ser menores. Superada la crisis internacional, la economía chilena podría retomar un crecimiento relativamente elevado.



Si no hay acciones decididas, es muy probable que en los años que restan del gobierno del Presidente Ricardo Lagos, continúen los precios históricos más bajos, tal como ha sucedido en los años previos a su mandato y en los dos años iniciales de su gobierno.



Los precios bajos del cobre -provocados fundamentalmente desde Chile- son la principal causa de la crisis económica y de los graves problemas sociales de los últimos años. Sin duda, esto ha generado cambios políticos significativos y podría seguir generándolos.



Phillip Crowson es un destacado Economista de la Universidad de Cambridge. Trabajó por muchos años como analista en la Bolsa de Metales de Londres y ha sido jefe de estudio de grandes empresas mineras mundiales.



Crowson fue invitado principal por el Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco) de Chile a un seminario internacional en 1987, que dio origen al libro «Desafíos del cobre al año 2000». Su estudio reciente -¿Rentabilidad en la Industria Minera?, de fines del año pasado- es plenamente aplicable a la crisis de la industria del cobre a nivel mundial generada desde Chile.



En esta perspectiva el estudio destaca lo siguiente:



1.- Los precios de las acciones de las empresas mineras han sufrido una profunda caída a partir 1996. Esta tendencia, era opuesta al incremento del valor de las acciones en otros sectores. Por ello, Crowson plantea que la responsabilidad del colapso en los precios de las acciones mineras «recae principalmente en la propia industria minera». El índice empezó a caer a partir de fines de 1995 y «se desplomó durante 1997 y principios de 1998, precediendo la ola de recesiones asiáticas».



2.- «Las principales causas de los bajos precios accionarios fueron la mala rentabilidad de la industria minera y las expectativas de que continuará su mal desempeño». Crowson afirma que la rentabilidad de los productores de cobre, estuvo en promedio por debajo de los otros metales. Muestra un gráfico con una caída de la rentabilidad a partir de 1995 y con fuertes pérdidas en los últimos años.



3.- La causa principal de la caída del precio de las acciones y de la rentabilidad, se debe a las masivas inversiones que las grandes empresas mineras de Estados Unidos, Canadá y Australia han realizado en otros países, aprovechando ventajas comparativas y para evitar mayores costos de mano de obra y cumplimiento de exigencias legales en sus países de origen.



4.- Las grandes inversiones han sido incentivadas, en general, por las bajas barreras a la entrada en la explotación de los recursos mineros. «Estas barreras se redujeron aún más durante la última década con la apertura de muchos países a la inversión extranjera directa y con la privatización de muchas compañías estatales».



Estas conclusiones de Crowson se dan con mayor fuerza en Chile, ya que, además de las ganancias, captan la renta minera que corresponde al valor del cobre en el yacimiento. La renta minera, que según la constitución es de la sociedad chilena, es captada por las empresas, las que se apropian del yacimiento como propiedad privada a través de la «concesión plena». Además, las grandes empresas mineras prácticamente no pagan impuesto.



5.- Estas grandes inversiones han incrementado fuertemente la producción, lo que ha hecho descender los precios y las utilidades. La industria minera -dice Crowson-, da como excusa que «los precios de los metales no ferrosos han seguido un pronunciado ciclo alrededor de una tendencia aparentemente a la baja» y que la única estrategia viable es bajar los costos para sobrevivir. «Eliminan la posibilidad de una acción concertada eficaz para hacer subir los precios», dada la heterogeneidad de las empresas, las leyes antimonopolios de los países industrializados y la amenaza de la sustitución.



6.- Crowson comenta que «esa es, sin embargo, una visión bastante simplificada. Los precios no se establecen en un vacío, sin la interacción de oferta y demanda. Sometida a recesiones modestas a principios de los 80 y 90, la demanda de metales no ferrosos ha aumentado con bastante vigor». «Este crecimiento de la demanda sugiere que la principal responsabilidad por la mala rentabilidad recae por el lado de la oferta de la industria minera: en los mismos productores».



7.- «Enfrentada a débiles precios, la industria minera ha sido notablemente exitosa al reducir sus costos». Crowson destaca particularmente las disminuciones de costo en la industria del cobre. Agrega que, sin embargo, «los accionistas están interesados en los retornos en el capital invertido y no en la clasificación de las minas ni en su curva de costos».



Frecuentemente «las reducciones de costo monetario se han logrado sólo por medio de una inversión de capital adicional». Esto ha significado aumentos de producción y ‘operar a plena capacidad’, o lo más cercano a ella, para poder cumplir sus metas de costo». El 80% de la producción de cobre cubrió sus costos monetarios. Si se incorporan los costos financieros, «la mitad de la producción no logró obtener utilidades reales en el año promedio» de 1995 a 1998, «mientras que sólo una fracción de la producción generó utilidades económicas en 1998».



8.- «Con mucha frecuencia las compañías son un tanto arrogantes acerca de sus propias capacidades y miopes acerca de sus competidores. Esto fue especialmente dañino a fines de los 90 cuando se empezaron a cosechar los frutos de la liberalización de regímenes mineros y de la apertura de muchos países a la inversión extranjera directa en forma de nuevos proyectos.»



La «existencia de una capacidad adicional perpetua se acentuó a fines de los 90». Las compañías necesitan recuperar las grandes sumas adelantadas en las privatizaciones y recuperar rápidamente su inversión. «El resultado de estas acciones de las compañías mineras es que quienes se han beneficiados mayormente de las inversiones han sido los clientes y no los dueños», por la fuerte disminución de los precios y las utilidades.



9.- En los comentarios finales Crowson se pregunta; «¿Qué se puede hacer para mejorar la rentabilidad minera?»



Algunos creen que la respuesta radica en fusiones para formar compañías más grandes, introducir nuevas tecnologías -Internet- para reducir aún más los costos, aumentar la promoción para ampliar el mercado. «El gasto obligatorio en promoción y desarrollo de mercado no constituye una respuesta adecuada». Si es exitosa y aumenta el mercado al igual que las otras medidas «proporcionará más margen para instalar capacidad adicional». La disminución de los costos y la ampliación de mercado que constituyen una respuesta no adecuada según Crowson, en Chile han sido las medidas fundamentales por parte del gobierno chileno y las empresas para enfrentar la crisis de la industria mundial del cobre.



10.- La respuesta de Crowson de qué se debe hacer para mejorar la industria minera es categórica. «La única forma eficaz de mejorar las tasas promedio de la industria es mantener la oferta con un mejor equilibrio con la demanda».



Irónicamente, agrega que si no hay acciones por el lado de las cantidades producidas, el mercado a través de los bajos precios y de la mala rentabilidad, el tiempo ajustará la oferta con la demanda. Pero agrega Ä„El tiempo siempre ha sido un buen remedio, pero con frecuencia es muy lento para sanarlos a todos!



Adecuar la producción en un mejor equilibrio con la demanda es la medida correctiva más eficaz para mejorar la rentabilidad «y no las diversas iniciativas que son tan populares en la industria».



En nuestro documento de noviembre de 1996 planteábamos que si Chile no sigue las señales del mercado, adecuando los incrementos de la producción chilena a los incrementos de la demanda mundial de cobre, sería seriamente sancionado.



Desde 1995 a la fecha, los daños han sido cuantiosos. Además, la sobreproducción desde Chile y la baja del precio del cobre son las principales causas de la crisis actual de la economía chilena, que era muy sólida desde el punto de vista de las categorías macroeconómicas.



Los stocks globales mundiales de cobre, son bastante mayores a la suma total de los incrementos de la demanda mundial de cobre desde el año 2002 hasta el 2006. La recesión mundial en desarrollo, y profundizada por los acontecimientos de septiembre último en los Estados Unidos, profundizan la crisis de la industria del cobre.



Chile es el principal productor mundial de cobre y lo es mucho más como exportador. Produce 3 veces más que Estados Unidos, 7,3 veces más que Canadá, 10 veces más que Perú y 13 veces más que México.



Chile produce más del 60% de la producción conjunta de estos principales países productores del continente americano.



En el período 1995-2000 el conjunto de estos países, incluyendo Chile, incrementó su producción en 1,7 millones de toneladas. Chile en el mismo período aumentó su producción en 2,1 millones de toneladas. Estados Unidos y Canadá disminuyeron su producción. Los aumentos de Perú y México han sido insignificantes.



Chile debe adecuar la producción según las señales del mercado: nivel de la demanda y nivel de precios, como señalan los principios básicos de la ciencia económica. Esto se debería haber hecho desde mediados de los 90. Ahora, la situación es más grave por la sobre capacidad y por los niveles de stock.



Pero la misma gravedad puede permitir que Chile logre acuerdos mucho más amplios, dado que la crisis ha llevado a varias de las grandes empresas mundiales de cobre, que también operan en Chile, a la conclusión de adecuar la producción a las condiciones de la demanda. Estas grandes compañías han anunciado disminución de la producción y cierre de empresas en varios de los países en que operan incluyendo a Chile.



El gobierno chileno debe dirigir este proceso mundial. Hasta la Nacionalización del Cobre, el destino de la principal riqueza básica del país no se delegó. Fue asumida directamente por los Presidentes de Chile. El Presidente Ricardo Lagos, tiene el desafío histórico de rescatar esta tradición.



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Este documento ha sido elaborado a partir de unas notas, que Pablo Morales presentó como parte de su tema de investigación en el Curso y Taller de Economía, que regularmente imparte la Universidad ARCIS a los Presos Políticos de la Cárcel de Alta Seguridad.



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Pablo Morales Fuhrimann es prisionero político desde 1992, recluido en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS) en Santiago.



Orlando Caputo Leiva es economista de la Universidad de Chile. Actualmente Académico de la Universidad Arcis y del Cetes. Profesor del Curso y Taller de Economía que se imparte a los Presos Políticos de la Cárcel de Alta Seguridad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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