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El colmo de la locura del «nuevo orden»


El silencio indica que el zar neoliberal del cono sur, Domingo Cavallo, está o muy escondido o prófugo, pues así lo insinuaron las noticias en momentos que renunciaba el Presidente De la Rúa. Sus seguidores en Chile ya encontraron la respuesta que explica el fracaso: la corrupción. Así, sin mas ni más, Ä„y cuidado con seguir escarbando en medio del matorral!



El resto del drama los lectores lo conocen, y para quienes queremos a Argentina esto ha sido una mezcla dolorosa de sentimientos encontrados. Lo mas patético fue escuchar a un señor que pasó pocas horas en la Casa Rosada prometer que iba a empeñar ese edificio, los autos de representación y las propiedades fiscales restantes, las cuales, a juzgar por la locura privatizadora que primó, deben ser terrenos baldíos que no sirven ni siquiera para hacer villas miseria.



Esto fue como el colmo de la locura que está provocando el nuevo orden internacional, si así se puede llamar a la destrucción sistemática de nuestras repúblicas, torturadas hoy por un capitalismo financiero desbocado que recuerda más a Atila que al goloso consumismo con que engañó para entrar en escena.



¿No es esto terrorismo? ¿Con qué moral se conduelen aún de las Torres Gemelas derribadas en modo tan injustificable como se ha derribado a la nación argentina? Oir que los osos polares desaparecieron de la noche a la mañana por un grave incendio en el Polo Norte me habría resultado una noticia más cuerda que hablar de hambre en Argentina. Pero el dios mercado, el altar del profito y la competitividad tenían que transformar en privilegio de pocos la comida, ésa que Argentina pródiga produce como pocos países de la Tierra.



¿Es esa la esencia filosófica de lo que llaman desregulación? La crisis social y política que estamos viendo en directo puede ser el preludio del ocaso de la democracia en América Latina. De libre mercado a voracidad y locura no hay más que centímetros, y eso es lo que debemos comprender en este país nuestro que mas de algún efecto sufrirá.



Es una grave ecuación la que se está construyendo. Leyes y gobiernos limitados, garantistas, disgregados, limitados , que hacen frente a un mercado único cuyo único límite es su propia potencia. ¿Puede mantenerse así la democracia, aún como mera formalidad?



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