Publicidad

En este rincón sureño del mundo


En medio de nuestro verano austral se produjeron varias novedades en el resto del mundo que no es bueno pasar por alto. Cierto es que entre montañas, descansos, playas o simples piscinas urbanas, los dramas y problemas que suelen presentar los medios pasan a segundo plano y son otras las prioridades del diario vivir.



En la aldea global que nos toca vivir, hechos que parecen ajenos o
lejanos tienen, sin embargo, una directa relación con nosotros y lo que sean nuestros veranos venideros. Para qué vamos a repetir todo lo que fue y en gran medida sigue siendo la tragedia Argentina, los 3 ó 4 gobiernos que tuvo en pocos días y la incertidumbre que sigue rondando el destino de las personas de
aquel país que es nuestro vecino más directo y cercano.



Hay señales tan débiles como una luciérnaga que nos hacen desear más, que creer que hay una posible solución. Más al norte, en el corazón mismo de América del Sur, se dio brusco término a un proceso de paz, el de Colombia, en que la retórica guerrillera ha reemplazado a la razón de ser de cualquier gobierno, esto es
la felicidad y el bienestar de su propio pueblo.



Hay culpables, menos culpables, responsables y su contrario y se pueden llenar hojas y hojas de palabras tratando de explicar lo que no tiene explicación. Lo cierto es que volvió la Guerra con su maldita secuela de dolor, angustia, hambre, tortura, exilio y etc…



Gabriel García Márquez está enfermo y dicen que hasta desahuciado mientras salen al baile los personajes grotescos de su obra literaria. En el Medio Oriente se enfrentan de nuevo, claro que ahora más parece lucha entre terroristas que conflicto entre pueblos o naciones.



También se escapó de allí la paloma de la paz, porque parece no haber ni siquiera un balcón donde posarse. Sin ninguna tentación de provincialismo habría que decir, sin embargo, que no parece tan desventajoso estar aquí en este rincón sureño del mundo, preocupados de incendios forestales o de fugas carcelarias y quizá sea bueno que lo recuerden los que andan por todas partes buscando meternos más aún en la globalización, sin poner antes
las barreras y cortapisas para evitar que ella haga de éste nuestro rincón otro espejo de los horrores que nos llegan por ahora sólo como noticias.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias