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Los domingos de Jorge Medina


El domingo de Resurrección, el cardenal Jorge Medina revolucionó la biología. En su homilía en Valparaíso criticó a los cristianos cobardes que prefieren una vida tranquila en vez de defender su fe, y los comparó con los moluscos que «como son blandos, viene una ola fuerte y se doblan a su merced, sin hacer resistencia, para que todo siga igual».



Medina, que ha sido obispo de Valparaíso -puerto principal- acuñó así el concepto de persona-molusco y se quedó tan ancho.



No sé si monseñor almorzó el domingo algún molusco bivalvo -cholga, chorito, taca- aderezado al matico, al pil pil o con puro limón, acompañado de un Sauvignon Blanc bien frío. Ignoro si conoce bien las propiedades de otros moluscos, como los deliciosos gastrópodos con mayonesa que en Chile llamamos locos, o como el cefalópodo que, bien cocido y acompañado con papas y pimentón, se convierte en pulpo a la gallega, o si sabe de la suavidad de esos otros moluscos arrastrados que los catalanes llaman escargots, que nosotros conocemos como caracoles y que se cocinan con salsa picante.



Hay un refrán que dice «comer como un obispo», y otro que habla de «un bocado de cardenal». Los moluscos -se estima que hay 50 mil especies distintas en la Tierra- forman parte de algunos de los platos más deliciosos de la gastronomía mundial.



Monseñor, que es cardenal y debería comer como tal, haría bien en saber cómo reconocer un molusco y dejar de compararlos con los cobardes, fariseos y malos cristianos, porque los moluscos, en realidad, tienen concha para protegerse en su estado natural, no se doblan a merced del agua y sólo se descubre que son blandos cuando se les quita dicho manto calcáreo pasándolos a cuchillo o hirviéndolos hasta morir.



Así, los moluscos no se rinden tan fácilmente, sino que acaban siendo mártires de la olla.



Si monseñor Medina hubiera ido a galucha a ver las películas de Bruce Lee y a imbuirse de filosofía oriental de bolsillo, sabría que la comparación perfecta para lo que él quería decir son las algas, es decir, los cochayuyos, que los niños chilenos se comen a la fuerza. Las algas se implantan firmemente en las rocas y gracias a su flexibilidad, cuando las golpea la ola simplemente se dejan llevar y amortiguan gran parte del impacto marino.



La crítica de monseñor Medina iba dirigida al cristiano-cochayuyo y no al cristiano-molusco, porque el primero es blando y flexible, mientras que el segundo es blando, pero tiene concha y se refugia en ella para cuidar y preservar su vida y su religión molusca, si la tuviese.



Lo suyo en Chile es que el INE pregunte en el próximo censo si los chilenos son cristianos-cochayuyos o cristianos-moluscos, y que los funcionarios del gobierno dejen de reenviar correos electrónicos para que la gente se declare infiel. Antes lo echan a uno del gobierno por un correo electrónico anarquista que por andar visitando páginas de sexo o de juego.



En los países civilizados, con Estados no confesionales, la pregunta sobre la religión ha desaparecido de los censos porque se considera que el mero hecho de plantearla atenta contra la libertad religiosa, del mismo modo que sería chocante preguntar por las inclinaciones sexuales. No entiendo por qué el censo de los humanos debe preguntar sobre las cosas que son privativas de Dios.



Pero dejemos en paz las preguntas del censo y volvamos a esta imprecisa homilía del cardenal Medina, que me trae recuerdos de los dichosos martes del almirante Merino. El marino fallecido también era aficionado a las clasificaciones humanas, aunque él sí sabía lo que eran los moluscos y nunca acusó a ninguno de ser mal cristiano o buen comunista.



Merino, sin embargo, disertaba esquemáticamente sobre las ideologías, y así fue como llegó a plantear que no todos los moscovitas eran soviéticos (queriendo decir que no eran comunistas), cuando lo correcto era afirmar que no todos los soviéticos eran moscovitas.



Habrá que estar atento a los domingos de monseñor Medina para ver cómo progresan en elocuencia sus metáforas, y comprobar si sus fieles son capaces de comulgar con moluscos con cáscara.



* Director de El Mundo Radio y subdirector del diario El Mundo de Madrid.



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