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Los negocios y la guerra

Uno podría pensar, a partir de cómo se aprecian las cosas, que una expresión de lo épico y temerario se ha trasladado al mundo de los negocios. Las juntas de accionistas, las operaciones de compra y venta o las políticas de expansión son descritas muchas veces esde la perspectiva de tácticas y estrategias, de ganadores y vencidos, de invasiones y toma de territorios.


Con la palabra «urgente» bien timbrada en su cara recibí por correo, con señal de despacho de Madrid, un sobre que bien examinado -y el examen recién lo hago ahora, sentado frente al computador- tiene harto de sospechoso.



El timbre madrileño, estoy seguro, es pura jaita. El sobre no tiene el timbre de recepción en nuestro país y la dirección a la que se me envió menciona sólo la comuna, Providencia, pero no aparece la palabra «Chile». ¿Por qué llegó aquí y no a la Providencia, distrito de la provincia de Santa Fe, Argentina, o al islote de ese nombre al norte de la isla de Madagascar, o a la isla así llamada en el lago venezolano de Maracaibo? Apostaría a que ni siquiera pasó por el correo, que simplemente la entregaron por mano.



Su contenido es un folleto de una empresa española, EuroManagement, European School of Management, especializada -deduzco- en cursos, seminarios y esas cosas que prometen que «cambiarán su desarrollo y su empresa». Hay una especie de escudo en el que, con ojo agudo, puede leerse «Escuela Superior de Estudios de ¿Marketing? de Madrid» (los puntos de interrogación se deben a que mi ojo, ya no tan agudo, no descifra con certeza plena esa palabra).



Claro, los cursos son en Santiago. Pero «dictados sólo por profesores
europeos, reconocidos directivos de cada área, que viajan a Chile con este fin».
Nada nuevo, en rigor. Salvo la imagen de la tapa del folletín, la que a punta de una sola imagen promete lo que promete. O promete lo que los ejecutivos chilenos desean que se les prometa.



Se trata de un hombre, de chaqueta y corbata pero con un casco militar, con una cantimplora a su lado, cargando un lanzacohetes sobre su hombro izquierdoy la boca abierta como en un grito. Actitud de combate, podría decirse.



Las posibilidades de asociación de ideas son varias. Me quedo sólo con algunas.
¿Es que los españoles vienen en plan de guerra, a conquistar Chile con la agresiva política comercial de sus empresas? ¿O es que Chile, por lo que ya se sabe, requiere de manu militari para hacer rendir a sus empresas? ¿Verticalidad de mando? ¿Aniquilar a punta de cohetes al enemigo, a la competencia?



Uno podría pensar, a partir de cómo se aprecian las cosas, que una expresión de lo épico y temerario se ha trasladado al mundo de los negocios. Las juntas de accionistas, las operaciones de compra y venta o las políticas de expansión son descritas muchas veces esde la perspectiva de tácticas y estrategias, de ganadores y vencidos, de invasiones y toma de territorios, incluso como política de tierra arrasada. Hay generales que lucen condecoraciones, pero también los que hacen la tarea ruda, cavando trincheras y lanzando bazucazos al enemigo, demoliendo al otro.



¿De ahí la oferta del folleto? Tal vez. Quizá lo que genera tanta adrenalina, como para llegar a creerse el cuento del casco, la cantimplora y el lanzacohetes, es que en ese terreno es donde hoy, guste o no, se está luchando por el verdadero poder. Los empresarios así lo creen. Y es cosa de verlos. O de escucharlos.



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