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El peligro de la dispersión

Otro ámbito clave es la reforma del Estado. Nos estamos quedando atrás, y tenemos que pisar fuerte el acelerador en este aspecto, tanto en la modernización del sistema de regulaciones como en todos los sectores.


Quiero, en primer lugar, felicitar a la Comisión Económica, de la cual fui miembro, para provocar, desatar y estimular un debate sobre los temas a futuro.



Mis observaciones, en una primera mirada, van a ser más generales porque los acontecimientos que vivimos conllevan una conclusión: que la dispersión de nuestra fuerza política ocurre cuando no tenemos claridad estratégica.



Las apreciaciones que tenemos respecto de algunas miradas antiglobalización, o considerar que da lo mismo este gobierno que uno de derecha, son expresiones, a mi juicio, de un problema más profundo: la identidad de futuro que representamos.



Y cuando no existe esa identidad de futuro, y no existe una proyección en que nos sintamos parte de algo que nos mueve con más fuerza y que la ciudadanía perciba como tal, se tiende a producir un desorden de las cosas propias en política. Por ello, un debate sobre esta materia es fundamental.



La derecha ha tomado una línea esquizoide que se expresa, por un lado, en apoyar todo lo que se hace, o -tal como ocurrió con el presidente de la UDI en un debate en Icare- encontrar que no ocurre nada y que todo es un desastre. Esto siembra desconfianza en el futuro.



Ya nos ha costado bastante defendernos del impacto argentino. Ahora tenemos que defendernos del impacto negativo de la UDI para los fines de sostener una visión a futuro. Y eso tenemos que saber expresarlo en una proyección de más largo alcance. Se trata de un tema de identidad, y la identidad es nuestra oferta de país.



En mi apreciación, nosotros no somos actualmente percibidos por la sociedad chilena como una fuerza de futuro. En consecuencia, el gran esfuerzo que tenemos que hacer es de ser vistos -por el debate, nuestra mirada y nuestra creatividad- como fuerza de futuro.



No quiere decir que nos encerremos durante un mes para tener un texto que diga este es nuestro programa. No estoy pensando en programas.



Generar riqueza



Es el espacio de reflexión ciudadana y de la Concertación sobre los caminos que vamos a seguir adelante el punto fundamental para definir estos temas. Podemos discutir sí crecemos medio o un punto más del déficit fiscal como porcentaje de producto o no, pero creo que lo más importante reside en que lo que llevemos a cabo o declaremos tenga el sello de una ética de lo que hacemos por Chile. Una ética que se basa en la confianza en la ciudadanía, y en discutir con la ciudadanía. Una ética de la función social y una ética, también, sustentada en que somos los mejores para crear riqueza. No es la derecha la mejor para crear riqueza, sino nosotros.



Este es el punto principal que quiero destacar, y por eso saludo iniciativas como ésta, que estimulan lo que podamos hacer en el transcurso del próximo tiempo. Y lo digo así porque también es mi experiencia personal: quien está en el gobierno está también agobiado por el manejo de la administración cotidiana. Cuando alguien está en el Parlamento ve su tiempo absorbido muy fuertemente. Nos falta en nuestro espacio político un lugar de reflexión de largo alcance, de futuro, tanto para apoyar la actividad parlamentaria como para apoyar la actividad de gobierno. Y esta instancia está vacía, como está vacía, en buena parte, nuestra vinculación con la sociedad civil.



Estas son las dos grandes correcciones, a mi juicio, que tenemos que poner en marcha en los próximos meses para enfrentar el 2004. Y esto lo miro así, políticamente, porque creo que este debate tiene ese sentido.



No es lo mismo



Lo segundo es que llegó el momento, y a mi juicio están todos los elementos en la mesa en esa dirección, para que pongamos al día nuestro concepto de desarrollo de Chile. Cuando digo poner al día es porque creo que hay que innovar en algo que hemos venido construyendo, que es lo que se definió, cuando comenzó la Concertación, con la pregunta: ¿Del desarrollo, qué me queda?. Después tomó la forma del Crecimiento con igualdad, y en la última versión del presidente Lagos tiene la expresión Crecer con seguridad social, la Agenda pro crecimiento o la Agenda pro social, que en el fondo es el mismo concepto.



Creo hemos cometido un error político, el cual todavía es tiempo de corregir, y que residió en no hacer un modelo distinto de la Concertación de lo que fue el tema político económico de la dictadura. De alguna forma, la derecha ha logrado también meter en nuestras cabezas la idea que estamos administrando algo similar, y que lo actual es la extensión de aquello.



Sostengo que el nuestro no es el mismo modelo económico de la dictadura. Hemos aplicado otro, que se basa en un concepto de desarrollo económico con justicia social, con regulación estatal, con expansión internacional, con equilibrios sociales, con expansión territorial. Con debilidades, por cierto, pero con una visión distinta de lo que es la sociedad chilena y la economía chilena.



Y en ese aggiornamento, el concepto clave nuestro, a diferencia de otros, es sin duda que hay sinergia entre ambos elementos: crecimiento y seguridad (solidaridad) social. Hay sinergia, y esa sinergia se produce en torno a los conceptos de capital humano y de capital social que son vitales en la estrategia de desarrollo contemporáneos para salir adelante.



De manera que la dicotomía entre crecer, o hacer una reforma social, o avanzar en la salud, o poner más dinero en investigaciones tecnológicas, no existe como tal en la medida que nosotros consideremos ambos elementos como parte de estrategias más amplias en las cuales existe esta sinergia entre los dos elementos de nuestro propio esquema de desarrollo chileno, y también, por qué no decirlo, con posibilidades de proyección latinoamericana.



Desde ese ángulo, y poniendo al día esta visión de futuro de nuestro esquema de desarrollo económico, es que una de las preguntas que han surgido y que está planteada acá es el debate de estimular la reactivación y cambiar la estructura productiva. Quiero señalar aquí que desde el punto de vista de la reactivación prefiero mantener el timón firme en el cuadro económico mundial de hoy. Si somos capaces de mantener el timón firme, eso significa avanzar en el proceso de crecimiento con justicia social y no intentar tratos sociales cortos, porque no los hay, no existen.



Uno no puede resolver los problemas sociales en cinco minutos. Tampoco la tendencia de solucionarlos mediante la vía de una expansión fácil del gasto público va a resolver ese punto. Creo que hay un margen: no es muy amplio ni va a resolver el problema de fondo, pero hay un margen.



¿Y cuál puede ser ese margen? Un medio punto más del producto son 300, 400 millones de dólares. Les quiero recordar que la reforma de la salud significa 200 mil millones de pesos por lo menos el primer año; los tribunales de familia y el avance en todo lo que es la reforma de la justicia, que es fundamental, significan un conjunto de otros recursos cuantiosos. Incluso para el proyecto de tribunales familiares -que se puede enviar, o se va a demorar un poco- no hay recursos para llevarlo a cabo completamente en esta fase.



Y eso influye también en la ley de divorcio, en todo lo que es el trato del Sename con los menores, las prisiones, los temas de violencia intrafamiliar, que son fundamentales para una sociedad más justa como la que queremos construir. Lo mismo ocurre en el financiamiento de la educación superior y, por cierto, privilegiar el tema del empleo.



Hoy día la cifra nos muestra de nuevo una pequeña alza del desempleo. Tenemos un problema de gastos ya comprometidos. Vamos a tener cambios en los ingresos, vamos a tener probablemente una reducción con algunas de las iniciativas que van en la Agenda Pro Crecimiento que pueden ser interesantes para estimular la inversión. Entre ellas se cuentan, por ejemplo, la eliminación de impuestos de timbres y estampillas para los cambios de empresas pequeñas o medianas. También tendremos la Ley de Rentas Municipales II que significa un aumento de impuestos.



También se ha planteado que los avances en la Agenda Pro Crecimiento sean recompensados. Creo que podemos afinar más la puntería, pero esto tiene que enmarcarse en una cuestión que creo que es una regla de oro: no poner en riesgo los equilibrios macroeconómicos, lo que es lo único que nos permite en este cuadro internacional tener la capacidad de mirar a mediano plazo.



Desde ese punto de vista, a mi juicio, la principal apuesta que tenemos que hacer como fuerza política, dentro de una estrategia de atraer al país inversión y demostrar a los propios chilenos que somos nosotros los que construimos un futuro mejor, reside en poner el acento en lo que puede llamarse estrategia de desarrollo o cambio de la estructura productiva.



En ese sentido hay mucho que podemos hablar. Incluso Estados Unidos está debatiendo sobre lo que podría ser su política industrial, concepto que para muchos es una palabra prácticamente pecaminosa. No obstante, la experiencia irlandesa, la experiencia de Corea del Sur y la de la propia Finlandia demuestran la necesidad de plantearlo. No sé si habría podido existir una empresa como Nokia si Finlandia no hubiera creado una estrategia concentrada de recursos tecnológicos o de desarrollo en un sector determinado.



Por esto creo que tenemos que reponer una estrategia más fuerte en el cambio de la estructura productiva. Sobre eso hay bastante que decir, pero todas las exploraciones que se ha hecho apuntan en ese sentido.



Vi recientemente un trabajo realizado por 138 expertos que seleccionaron 58 actividades que podrían ser objeto de investigación científica y de desarrollo futuro, que vincula todas las actividades productivas al desarrollo tecnológico. Uno puede explorar en distintas áreas un desarrollo de los servicios, pero todas tienen conexión con un concepto clave: interacción entre recursos naturales y tecnología avanzada. Y, por cierto, con la gestión.



Para que hablar de la calidad de la educación media como factor potente de desarrollo en una estrategia futura, pero a lo menos creo que nuestra mirada tiene que ser puesta en la acumulación de tres formas de capital, además, del financiero: capital humano, capital social, como red social, como participación, y capital institucional, como estabilidad política, y como regulaciones adecuadas, equilibradas y divisibles para avanzar hacia adelante.



En ese terreno del capital institucional, social y humano, todos hemos sugerido distintas áreas, pero no me cabe duda de que por lo menos hay dos o tres que, estando presentes, vale la pena destacar.



Una abarca todo el ámbito de la cooperación público-privada. Creo que la Concertación tiene que tomar en sus manos esta área. Hay que abandonar la discusión con el esquema de hasta aquí llega lo público y aquí comienza lo privado. En un mundo tan cambiante tenemos que asumir los espacios de cooperación público-privado para tener en un país pequeño la fuerza para competir en el mercado internacional.



Una área muy exitosa en esto, sin duda, es la infraestructura. Hemos hecho reducciones en este aspecto, y es por lo mismo tenemos que ser capaces de proyectarlo a otros servicios.



Otro ámbito clave es la reforma del Estado. Nos estamos quedando atrás, y tenemos que pisar fuerte el acelerador en este aspecto, tanto en la modernización del sistema de regulaciones como en todos los sectores. No para seguir insistiendo, sino para corregir aquello que desde la propia experiencia hay que mejorar, como, entre otros temas, el de las sanitarias. También en todo lo que tiene que ver con la agilización de trámites para la creación más expedita de empresas.



Y un último punto se refiere al sistema financiero. Nos sirve para apoyar a la pequeña y la mediana empresa. Eso no es pedir peras al olmo. Tenemos que ir al desarrollo de una institucionalidad, de una ley especial de la banca para la pequeña empresa que puede hacerse de segundo piso concentrando como hemos planteado otras veces. Lo que tiene la Enami, Indap, Fosis, la experiencia del Banco del Estado, que es más útil, más todos los mecanismos de apoyo de la Corfo y un montón de recursos que el sector, tienen que comprometerse en el apoyo a la pequeña empresa, o si no, esta transformación de la estructura productiva que planteamos no va tener lugar, en particular, en las áreas de tecnología avanzada.



Esas son algunas ideas que buscaba señalar. Quiero cerrar con un principio rector en nuestra acción: tenemos que ser vistos por la sociedad chilena -y ponernos en esa lógica- como una fuerza constructora de futuro. Esto hay que demostrarlo en el área económica con la capacidad de impulsar esta reflexión, impulsar estas líneas, y de ese modo evitar el desorden político en nuestras filas, el que obviamente va a terminar favoreciendo a la derecha.



Le doy una tremenda importancia política a esta reflexión, y no sólo desde el punto de vista técnico y económico.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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