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La lluvia que desnuda


Hay en algunas pinturas de los impresionistas europeos figuras humanas que representan a bataclanas y otras figuras de la farándula en actitudes de tristeza o de caída del maquillaje, lo que da una impresión de fragilidad tremenda de estos mismos personajes que por razones profesionales deben representar la alegría.



Algo parecido ha sucedido con las lluvias e inundaciones que asolaron la región central, dejando una saldo bien triste de damnificados quienes con su sola presencia testimoniaron que esto del jaguarismo es de cartón piedra. Ä„El agua de lluvia corrió el rimmel!



Hace unos días escuché por la señal internacional de TVN a un profesor de Concepción que con orgullo decía que el fallo en contra de la alcaldesa Jacqueline Van Rysselberghe era «restablecer el Estado de Derecho». En estos dias una columnista de El Mostrador.cl invoca igual criterio para aconsejar la aprobación de la reforma constitucional que permitiría la aprobación de la Corte Penal Internacional.



Y si alguien se pregunta por qué paso a este tema y empiezo con las inundaciones desnudantes, es porque creo que la falla esencial de quienes han administrado el país desde el fin de la dictadura ha sido el no-regreso real al Estado de Derecho en sus mas mínimas manifestaciones. Mas bien se permearon de las actitudes de la dictadura, que veía en la ley más un obstáculo que un estímulo al crecimiento y al desarrollo.



Esto permite que un ministro del Estado se cague en la majestad del cargo diciendo tonteras como que «es más barato inundarse que hacer colectores de aguas lluvias», o que nadie del gobierno lo haga callar por desatinado, por decir lo menos.



Lo que no se vio en pantalla fue la otra inundación: la de una Constitución elaborada al margen del país y de unos códigos hechos para eternizar la desigualdad y el engaño. Ä„Esos son los cimientos sobre los cuales se hacen edificios y poblaciones, y se enriquecen algunos hablando de superar la pobreza!



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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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