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Las regiones y su mayoría parlamentaria

¿Por qué en las regiones nos quejamos tanto de un presupuesto nacional centralista y centralizado, de las leyes centralistas y de la inversión pública centralista y centralizada, si en realidad y en estricto rigor, ese presupuesto y esas leyes las envían los gobiernos, pero las aprueban nuestros propios representantes regionales?


Ya que las cosas por sabidas no se dicen y por no decirlas se olvidan, es oportuno decir que los senadores y diputados son las personas que el pueblo elige -mayoritariamente en votación popular y en menor medida las que la legislación vigente designa- para representar sus intereses ante el Poder Legislativo, uno de los tres poderes fundamentales de la Nación jurídicamente organizada: el Estado.



Como esto es así, lo natural es que los grupos quieran legítimamente tener la mayor cantidad de representantes posibles, de tal modo que sus intereses se conviertan en interés general o de mayoría. Eso intentan hacer, en tanto canales de administración y coordinación del poder, todos los partidos políticos, y en torno a ese objetivo central realizan, también legítimamente, sus alianzas estratégicas. Son los casos de la Concertación de Partidos por la Democracia, hoy en el gobierno, y de la Alianza Por Chile, con ganas de estarlo.



En democracia, tomar el control del Parlamento (y también del gobierno) para influir con sus visiones y propuestas sobre el desarrollo del país es un objetivo legítimo que todo grupo organizado, actuando de acuerdo a la ley y a las normas de convivencia democrática, puede querer alcanzar.



De hecho, las últimas dos elecciones en Chile muestran -con la caída del principal partido de gobierno y el alza espectacular del principal partido de la oposición- las grandes luchas por tomar el control direccional del Poder Ejecutivo (el poder de gobernar) y por ganar la mayor cantidad de representantes al Parlamento para tomar el control direccional del Poder Legislativo.



Obviamente, la aspiración y el triunfo máximo de cualquier grupo será la de ganar ambas luchas electorales.



Tener el mayor número de representantes ante el Parlamento implica obtener una cuota de poder relevante, pues se tiene en la mano la posibilidad máxima de influir en el estudio y desarrollo de toda la legislación del país. El o los grupos que logren esa cuota de poder estarán en una inmejorable condición para insertar sus objetivos como objetivos generales del país.



Dicho de otro modo: si un grupo tuviera, por ejemplo, un 70 por ciento o más de representantes en cada Cámara del Parlamento podría, actuando legítimamente en democracia y en el marco de la normativa vigente, insertar sus intereses como objetivos de país, ya que tendría una amplia mayoría. Podría, por ejemplo, modificar la Constitución, los impuestos, la legislación universitaria, las leyes orgánicas de las fuerzas armadas, de la administración del Estado, del Poder Judicial. Podría iniciar investigaciones y acusaciones sobre funcionarios negligentes o corruptos. Podría -atención regiones- impulsar la regionalización y descentralización del país a gran velocidad.



¿Quién podría oponerse al grupo que estableciera esa gran mayoría? Nadie, ni siquiera el gobierno de turno, pues estaría obligado a negociar y buscar acuerdos en todas sus iniciativas.



Pues bien, las regiones tienen esa gran mayoría de los representantes, como se observa en detalle en el cuadro que mostramos a continuación:







Con el 69 por ciento de los senadores y el 73 por ciento de los diputados, ¿no le parece a usted que las regiones deberían mandar en Chile?



¿Qué estará pasando con esos 34 senadores y 88 diputados elegidos en las regiones? Pensamos que sería bueno para Chile que los representantes regionales se comportaran, se articularan y trabajaran como la mayoría que son, en beneficio del país en su conjunto.



¿Qué estará pasando con la gente en las regiones? ¿Estarán haciendo seguimiento a sus representantes para saber si están defendiendo sus intereses? ¿Estarán los lideres regionales trabajando codo a codo con sus senadores y diputados para llevar al Parlamento las voces regionales?



Sería bueno para Chile el que la gente en regiones implementara, a través de sus organizaciones de base, de sus universidades y de sus gobiernos regionales, los mecanismos para crear un mayor, más amplio y más eficiente Poder Local.



¿Por qué en las regiones nos quejamos tanto de un presupuesto nacional centralista y centralizado, de las leyes centralistas y de la inversión pública centralista y centralizada, si en realidad y en estricto rigor, ese presupuesto y esas leyes las envían los gobiernos, pero las aprueban nuestros propios representantes regionales? Sería bueno para Chile que en las regiones nos quejemos menos y trabajemos más en diseñar un eficiente Sistema de Información que permita conocer, evaluar y difundir el comportamiento de nuestros parlamentarios más allá del buen y correcto discurso, para poder estar más enterados de cómo están usando nuestro mayoritario poder numérico regional.



Las regiones, que tienen una amplia mayoría de representantes en el Parlamento, tienen también una responsabilidad crucial en la conducción del Poder Legislativo hacia la solución de los problemas de Chile en la dirección de un desarrollo más equitativo. Est, para florecer, requiere de un escenario país más asociativo, más equilibrado territorialmente, más integrado social, económica y políticamente.



Para todo eso se precisa regionalizar y descentralizar, porque no es casualidad el que ningún país centralista haya logrado el desarrollo, y tampoco lo es el que todos los países desarrollados sean descentralizados.



Para tener un Chile que sea más Chile para todos, las regiones deben traducir su mayoría parlamentaria numérica en poder parlamentario real.



* Vicerrector académico de la Universidad del Bío Bío, miembro del Consejo Nacional para la Regionalización y la Descentralización.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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