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Vargas Llosa, el político


Varias veces se ha dicho, y estoy de acuerdo con eso, que el grado de ideologismo delirante de los neoliberales, es similar o superior al de los Khmer Rouge que mataron en Camboya a un buen millón de personas para demostrar la justeza del socialismo real.



Las noticias de estos días sobre iniciativas tardías y poco claras de la administración de EEUU para castigar a los delincuentes empresarios sigue más o menos ignorada por quienes se mantienen obstinadamente más cerca de la teoría que de la realidad. Este parece el caso de un gran escritor peruano, más que admirable por su obra: a muchos nos tiene esperando cada vez que se anuncia una nueva producción.



Me refiero a Mario Vargas Llosa, quien pese a que es uno de los grandes de las letras americanas, cada vez que se pone a opinar de política parece que algo le sucede. Ahora publicó en un medio escrito chileno, por cierto propiedad de nuestros poderes fácticos que nos acompañan en la vida como el otro yo del ángel de la guarda, un artículo contra su propio pueblo -el peruano- para condenar las protestas que llevaron al gobierno de ese país a anular o al menos postergar las privatizaciones de las empresas eléctricas del sur de Perú.



Como escribe bien no es fácil responderle, pero hacer un artículo que tiene por título «queremos ser pobres» para luego decir que «Arequipa acaba de ganar una batalla contra la modernización» parece, por decir lo menos, exagerado y arrogante.



¿Pero por qué meterse en esta discusión intraperuana? Claro, cita a Chile como modelo, como siguen haciéndolo muchos que ignoran nuestra realidad real (aunque parezca tautología), quienes nunca han tenido un accidente vascular y han debido pagar una cuenta de salud en Chile, o voluntariamente ignoran que aquí la producción está organizada pero los consumidores (es decir, nosotros) están indefensos, o que las leyes se hacen al tambor batiente de los poderes fácticos.



Es una gran pena que este literato se embarque en estas aventuras conceptuales. Yo sigo distinguiendo entre creación artística y realidad, pero no permito que con pura ideología -de esa que aplican los que tienen el poder real- quieran decirme que además de jodido, ande contento.



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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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