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Bolivia: Minar o ser minado

Sánchez de Lozada es uno de los mineros más ricos. El sabe que los miristas pueden minar su imagen y su gobierno, y viceversa. Frente a un gobierno donde sus miembros se socavarán mutuamente, habrá masivas marchas opositoras que podrán desplomarlo y evitar que cumpla su mandato quinquenal.


Desde el 6 de agosto, Gonzalo Sánchez de Lozada es el nuevo presidente boliviano. Su gobierno se basa en la alianza de los Movimientos de Izquierda y Nacionalista Revolucionarios. Curiosamente, la sigla de la entente resultante es MINAR.



El MNR y el MIR son partidos históricamente rivales que hasta hace dos semanas se venían minando mutuamente. El eterno candidato del segundo, Jaime Paz Zamora, acusaba a Sánchez de ser el más «rechazado por el pueblo» y un «gringo vendepatria». En el anterior gobierno de Sánchez (1993-97), los miristas fueron juzgados por narcovínculos. Paz Zamora anunció su retiro de la política y su segundo, Oscar Eid, pasó cuatro años encarcelado mientras EEUU retiraba sus visas a la plana mayor de esa colectividad.



En 1971 el general Banzer hizo un golpe contra el MNR, y el MIR nació para oponérseles. En todas las elecciones de 1978 a 1985 el MIR y el MNR fueron antípodas. En 1989, cuando Sánchez de Lozada ganó por primera vez las presidenciales, Zamora decidió pactar con su peor enemigo (Banzer) para llegar juntos a palacio. En los últimos 13 años, los ex castristas del MIR y el ex dictador Banzer fueron socios contra el MNR.



Este año, media semana antes de anunciar su pacto con el MNR Paz Zamora logró minar el bloque que aquél venía haciendo con Manfred Reyes, quien quedó tercero, para acabar remplazándolo como aliado del nuevo oficialismo. Pese a que menos de uno de cada diez ciudadanos votaron por Paz Zamora, sus partidarios tendrán dos quintos del gabinete.



A cambio de sustanciales puestos públicos el MIR ha renunciado a sus promesas electorales, como la demanda por una nueva constituyente o revisar las privatizaciones. Paz acaba de declarar que ya no insistirá en que el gasoducto boliviano acabe en Perú, y podrá aceptar que culmine en Chile.



Una fuerza que no está muy conforme con la nueva alianza autobautizada «Plan Bolivia» es la del Movimiento Bolivia Libre, el acompañante que tuvo el MNR en su lista. El MBL es una escisión izquierdista del MIR que se reclama como el «trigo limpio» de la política boliviana, opuesta a toda corrupción. Para Evo Morales, el actual gobierno de estos movimientos es la entente de los partidos más corruptos, así como de los disciplinados a la embajada estadounidense. El MBL hubiese preferido llegar a un acuerdo con el MAS. Hoyo debe quedarse aceptando cogobernar con sus ex camaradas del MIR, a quienes siempre acusaron de que su lema es llegar al poder a toda costa.



Sánchez de Lozada es uno de los mineros más ricos. El sabe que los miristas pueden minar su imagen y su gobierno, y viceversa. Frente a un gobierno donde sus miembros se socavarán mutuamente, habrá masivas marchas opositoras que podrán desplomarlo y evitar que cumpla su mandato quinquenal.



Minar y ser minado. Ese es el destino del nuevo gobierno de este país tradicionalmente minero.



* Analista internacional, London School of Economics.



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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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