Hay varias cosas que no cuadran con las explicaciones oficiales. Ni a nivel planetario, global, ni menos al nivel local o nacional. Vamos por partes, lo que suele ser conveniente.
Que la guerra contra el terrorismo nos compromete a todos está cada dia menos claro. Rusia hace acuerdos con Irak, Alemania declara que no está de acuerdo con aventuras militares y recupera puntos el canciller que aspira a la reelección, mientras en casi todo el resto de la Europa-OTAN ponen no solo en cuestión los dichos y hechos de la administración Bus, sino que le dicen abiertamente mentiroso.
Pasar así nada más de Kabul a Bagdad ha resultado una trampa política de proporciones, y a pesar de algunos diplomáticos criollos, hay que decir que la acción de la ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear, tuvo un algo de dignidad que hasta se nos habia olvidado. El reforzamiento del sistema jurídico internacional es y debe ser la única posible actitud de un país como Chile.
La Cumbre de Desarrollo Sustentable terminó por ser casi un mero foro en el que se más se constataron las discrepancias que se elaboró un proyecto de mundo vivible para nuestros hijos y nietos.
El modelito de crecimiento a cualquier costo, incluso el de destruir el planeta, triunfó sin problemas. No sé si la delegación de Chile propuso algún impuesto especial para los recursos no renovables, poniendo quizá como ejemplo lo que se hace aquí con el cobre que explotan los privados extranjeros, quienes en nombre de la bendita inversión tienen patente de corso para explotar sin respeto a ninguna norma, ni ambiental ni económica. Trabajan al amparo de un dumping que hace el Estado chileno.
¿En qué quedan las afirmaciones según las cuales estamos a salvo de los temblores financieros que nos rodean? Y el dólar a más de 720 pesos, ¿no significa que los asalariados chilenos han perdido en dos años un 15 por ciento de su ingreso real? No solo engordan los exportadores, sino que enflaquecen los que trabajan. ¿Será ésta la belleza del modelito?
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