Publicidad

Diplomacia parlamentaria


La semana pasada tuve oportunidad de ser parte activa en una importante reunión entre parlamentarios chilenos y miembros del Parlamento Europeo, que se llevó a efecto en Estrasburgo y se clausuró con el compromiso recíproco de aprobar con el máximo de celeridad la parte comercial del Tratado de Asociación entre Chile y la Unión Europea, con el fin que entre en vigencia a contar de enero del año 2003.



En la oportunidad pasamos revista a todos los temas que contiene el tratado, con especial énfasis en la pesca y agricultura. Dejamos en claro que la asociación política y económica de Chile y la Comunidad Europea representa una gran oportunidad para nuestro país, pero también un enorme desafío, porque así como llegaremos con nuestros productos a un mercado inicial de 300 millones de personas y en unos años de 500 millones, cuando se incorporen los países de Europa del Este, también debemos estar preparados para el ingreso de productos europeos.



Por este motivo, planteamos la inconveniencia que hubiera prácticas paraarancelarias, como sería el caso del dumping con el salmón.
También dimos a conocer la necesidad que los países desarrollados en general, y no solo los de Europa, permitan una competencia libre y más justa. En definitiva, cuando se trata de exportar productos primarios no ponen demasiados inconvenientes, pero cuando hay un mayor valor agregado de inmediato surgen los problemas.



En el tema de la política agrícola, los integrantes de la delegación chilena pusimos sobre la mesa el tema de los subsidios de manera bastante precisa y fundada, y denunciamos los subsidios de las naciones desarrolladas. Y nos referimos no solamente a países europeos, sino también a otros, como Estados Unidos, que finalmente obligan a los productores chilenos a competir con los bancos centrales de las economías desarrolladas.



Este es un tema crucial, porque nosotros no tenemos los recursos disponibles para hacer lo mismo.



En cuanto a la pesca, reiteramos en la delegación chilena que las 200 millas marinas son exclusivas de dominio chileno, que la pesca artesanal tiene su protección de cinco millas, y que somos partidarios que se mantenga y subsista con mayor claridad esta ordenanza, considerando que los europeos son críticos del Acuerdo de las Galápagos suscrito por Chile, Ecuador y Perú.



Defendimos dicho acuerdo porque hay una transmigración de peces de algunas especies que entran y salen de las 200 millas, por lo que de alguna manera tenemos que buscar la fórmula de evitar la depredación de la especie.



Lo más positivo en este tema es que quedó claro para los europarlamentarios que no hay acuerdo de pesca, sino que rigen las legislaciones nacionales, y que será el gobierno chileno, soberanamente, el que fije las reglas en la zona de 200 millas.



Otro tema planteado con fuerza por la delegación chilena fue la cooperación tecnológica, científica y de asistencia técnica a la pequeña y mediana industria para lograr mayor desarrollo, ya que este sector es clave para Chile en la generación de más empleos.



Con reuniones como la comentada y los acuerdos alcanzados con los integrantes del Parlamento Europeo, creemos que contribuimos a dar forma a nuestra idea de diplomacia parlamentaria, que complementa, fortalece y otorga mayor base de representatividad -sobre todo en los asuntos de Estado- a las políticas de relaciones exteriores del país, que son constitucionalmente dirigidas por el Presidente de la República y ejecutadas por el Ministerio del ramo.



______________

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias