Publicidad

Los otros y pequeños muros de Berlín


Se está celebrando en estos dias la unificación alemana. Recuerdo aún esos momentos de emoción cuando la población de ambos sectores de la ciudad dividida rompía a golpes la muralla que por tantos años simbolizó una especie de vergüenza mundial.



Lo que ha pasado después ya se sabe, pero era formalmente el fin de la Guerra Fría, el triunfo de occidente, etcétera. En realidad, a poco andar se transformó en el triunfo y consolidación del modelo neoliberal, y más allá o más acá de sentimentalismos germánicos, así parece seguir siéndolo.



El derrumbe del muro de Berlín se transformó en un símbolo. En la tradición judeocristiana occidental era, y no faltaba más, el triunfo del Bien sobre el Mal. Pero como soy de los que creen que la mera explicación materialista no es suficiente para explicar la realidad y menos la evolución de las cosas, y pienso que las ideas son esa parte de la realidad diaria que podríamos definir como la espiritualidad no-religiosa de la vida humana, se me ocurrió juntar lo que está pasando en estos últimos meses y días con el aniversario que quiere ser el símbolo de la victoria del sistema que nos gobierna y dirige.



¿Es que aquella victoria y los senderos que asumió nada tienen que ver con la irrupción del terrorismo a nivel planetario? Bosnia, Croacia, Al Qaeda, la ETA, Sharon y las FARC son fenómenos que se habrían producido solos, sin antecedente alguno y menos con motivos reales. Que en pocos meses el 72 por ciento de los niños argentinos vivan en la pobreza, con olor a miseria, tampoco parece tener relación con los últimos 12 años en que vive el mundo tras el triunfo sobre el totalitarismo.



Más aún: el que tras varios años de un gobierno que hizo de la propaganda su única forma de actuar en Brasil, la opción o las opciones que se votan este domingo sean entre la izquierda y la centroizquierda, no encontrándose a nadie que defienda el modelo y menos el sistema, parece ser un tema que no es digno de análisis. Que los dirigentes o líderes de algunas grandes empresas de nivel planetario empiecen a ser capturados como criminales pues han cometido fraudes evidentes no parece tener conexión o relación alguna con esta victoria occidental solo parangonable a la gesta de Carlos Martel cuando detuvo al Islam en Poitiers.



Que de la deuda externa se haya pasado a deuda eterna, que de soberanía popular se haya llegado a la carta de intenciones del FMI, todo eso no parece tener relación alguna con este pasado de hace solo 12 años. Claro que se derribó el Muro de Berlín, pero lo que hay por festejar es bien poco, y todos estos hechos que he descrito me parecen más bien pedazos de ladrillo o cemento de ese muro que siguen golpeando a la humanidad y negando en el dolor de toda esa esperanza y alegría que en su hora puso el pueblo alemán.



______________

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias