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Política para tratar la basura


Bajo el alto patrocinio de la Intendencia, el 19 de Noviembre de 1998, se suscribió el «Acuerdo Metropolitano para la Gestión de los Residuos Domiciliarios» y quienes firmaron tan importante convenio fueron el propio intendente, la presidenta del Consejo de Alcaldes Cerros de Renca, el presidente de Emeres, el presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades, los directores de la Conama y el Sesma, los seremis de Vivienda y Urbanismo, de Obras Públicas, de Transporte, de Agricultura y 2 consejeros del Gobierno Regional. Como se observa, lo más granado de la administración dijo que, a partir de ese acto, el asunto de la basura se iba a tratar con una debida planificación, igual que en los países del primer mundo.



Ernesto Velasco, flamante intendente de la época, afirmaba que en un amplio proceso, cuyo único objetivo era buscar el bien común, todos los organismos sectoriales habían logrado implementar una política regional para el manejo sustentable de la basura. Y más aún, también decía que se había recorrido un camino para recoger opiniones de terceros para mejorar el plan y en ese sentido reconocía el aporte de las organizaciones vecinales y sociales, empresas privadas y organizaciones ambientalistas.



Se aseguraba que con esa acción se daba un paso trascendental, ya que se estaban definiendo las zonas adecuadas para instalar plantas de tratamiento intermedio y rellenos sanitarios. La fijación de estas zonas se hicieron bajo estrictos criterios técnicos que tomaron en cuenta la ubicación geográfica, la evolución histórica y desarrollo urbano, así como las relaciones viales y de transporte de nuestra región, proyectada hacia el futuro.



La matriz de criterios para los rellenos sanitarios consideraba que éstos tenían que situarse fuera del área urbana y que, para evitar el problema de los olores, tenían que localizarse a sotavento de los centros poblados. Asimismo se establecía que en los suelos agrícolas productivos clases I, II y III no se podían usar para esas instalaciones. En cuanto a la accesibilidad, se aseveraba que tenían que tener buen acceso y alta factibilidad intermodal. Y se tenía en cuenta una especial preocupación por las áreas protegidas, en términos que éstas no se podían usar como tampoco los sitios de patrimonio histórico, religioso o cultural.



Es decir, existía una sana regulación que hacía intocable ciertos territorios, habida consideración que, ya se contaba con la elección de los lugares óptimos para emplazar tales rellenos sanitarios.



Posteriormente dicha Política Regional fue aprobada el 15/03/99 por unanimidad en la Comisión Regional del Acuerdo Metropolitano, el 17/03/99 por el Consejo Regional, el 24/03/99 por el Directorio de Alcaldes de Emeres y el 25/03/99 por el Consejo de Alcaldes de Cerros de Renca. Es decir, en un plazo de 10 días corridos, las autoridades competentes habían aprobado una magnífica política de Estado para solucionar el antiguo problema de la basura.



¿Y qué decía esa política en términos generales?



Su objetivo era desarrollar una gestión integral de los residuos domiciliarios para minimizar su impacto ambiental, eliminándose los efectos negativos sobre la salud de la población. Tenía que ser social y económicamente eficiente.



El intendente Velasco afirmaba en ese entonces que, con la determinación previa de los lugares en donde se iban a emplazar los vertederos, la ciudadanía iba a poder plantear sus inquietudes o dudas a los especialistas de todos los organismos públicos que participaron en la elaboración de esa Política Regional de Residuos Sólidos Domiciliarios. Con posterioridad se iba a llamar a una oferta pública a todas las personas naturales o jurídicas que fueran dueñas de terrenos dentro de las zonas acordadas y que tuvieran interés en ofrecerlos a la comunidad para servir a los fines indicados.



Velasco garantizó una adecuada transparencia y amplia participación en los procesos posteriores. Aseguró que la Intendencia estaba iniciando una campaña comunicacional para que todos los vecinos manejaran los conceptos básicos sobre el asunto que estamos abordando. ¿Y porqué entonces hay tanta controversia con los rellenos sanitarios de Santa Marta de Lonquén y con la Rinconada de Maipú (Santiago Poniente), se preguntará el lector?



Resulta que Velasco dejó la intendencia, casi todos los firmantes del pomposo Acuerdo firmado en 1998 ejercen desde hace tiempo otras funciones y «extrañamente» estos cuestionados vertederos se encuentran localizados en terrenos no contemplados en ese Acuerdo. Si Velasco hubiera continuado al mando de la región, probablemente se estaría dando cumplimiento a la tan mentada Política Regional de la Basura y hoy en día los vecinos y autoridades locales de Talagante y de Maipú no estarían peleando con Trivelli, el nuevo intendente.



Finalizamos con 3 inocentes preguntas : ¿Alguien nos podría explicar los motivos por los cuales se modificaron las localizaciones de los vertederos? ¿Al respecto, hubo desinterés privado en ofrecer terrenos situados en zonas aptas para rellenos o simplemente hubo presiones indebidas para proceder a cambiar las reglas del juego? ¿Qué opinión tienen ahora los especialistas que definieron tales zonas, a la luz de que sus estudios territoriales no sirvieron de nada?



(*) Agrupación «Defendamos la Ciudad».

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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