Publicidad

Pier Paolo Pasolini y esa rabia de poesía

Pasolini vivía la obsesión hacia un erotismo puro, que podía lanzarlo vertiginosamente hacia las miradas degradadas, hacia cuerpos envilecidos por el asesinato diario del amor, haciendo de su vida una complica madeja donde se mezclaban el drama de una profunda transformación social y su difícil historia personal.


Los diarios de Roma en poquísimas líneas dan noticia de un fantasmagórico homenaje a Pier Paolo Pasolini en el Hidroscalo de Ostia, donde hace 27 años lo asesinaran. A dos años de su llegada a Roma, los muchachos de la periferia poblaban gran parte de su existencia. Ellos ese universo romano pasarían a ser el centro de su creación: «por ellos, mis coetáneos, los hijos en turbas maravillosas por los montes y los valles, por las calles y las plazas, sostengo encendida la llama de mi vida».



Pasolini se entregaba a los ojos y a la boca de todos, escandalosamente, apareciendo ante los otros como un ejemplo impúdico al que se le debería provocar algún martirio. Escritor rebelde, procesado por escándalo público, homosexual declarado, marxista y polemista feroz. Su actividad incesante, su creatividad excepcional, habían suscitado polémicas intelectuales destinadas a provocar reacciones muy violentas. El fracaso de los mitos revolucionarios, además de la propia diversidad psico/sexual llevada como baluarte contra la despersonalización del individuo en una sociedad, una civilización de consumo, la persistente pasión, todo lo que en el conformaban su propia retórica estaban generado su asesinato y su asesino.



Cuán diferente esta imagen con aquella del joven Rimbaud de la provincia friuliana, que en un alba de invierno partió hacia la Roma del barroco hacia la Roma imperial con sus grandes edificios aristocráticos, hacia la Roma Capital, esa Roma de Fellini que se propaga sin ninguna planificación, anárquica y caótica, hacia la periférica Centocelle, la Tiburtina, la Appia, la Flaminia; que se expande como un incendio contra el cielo.



La Roma hoy llamada por uno de esos vuelcos que tiene el destino: Pasoliniana . Rostros de tez morena, ansias de suburbios. Quien le mató pudo ser el verdadero protagonista de esta historia, ya que asesinó por una causa colectiva. Una suerte de presagio anunciado.



Pasolini vivía la obsesión hacia un erotismo puro, que podía lanzarlo vertiginosamente hacia las miradas degradadas, hacia cuerpos envilecidos por el asesinato diario del amor, haciendo de su vida una complica madeja donde se mezclaban el drama de una profunda transformación social y su difícil historia personal, obsesionada por una contradicción entre la necesidad y la posibilidad de vivir, una inseguridad y una inquietud sin tregua. Y eso se ve en las pocas fotos que aparecen hoy en los diarios, rostro ajado, la nostalgia de su mirada perdida y esa profunda «rabia de poesía en el pecho».



____________

Cinematografia de Pier Paolo Pasolini:



Accattone (1961)
Mamma Roma (1962)
La ricota (1963)
La rabia (1963)
Comizi d’amore (1963-64)
Sopralluoghi in Palestina per il Vangelo secondo Matteo Il Vangelo secondo Matteo (1963-64)
Uccellacci e uccellini (1965)
La terra vista dalla luna (1966)
Che cosa sono le nuvole? (1967)
Edipo re (1967)
Appunti per un film sull’India (1967-68)
Teorema (1968)
La sequenza del fiore di carta (1968)
Porcile (1968-69)
Appunti per un’Orestiade africana (1968-69)
Medea (1969-70)
Il Decameron (1970-71)
Le mura di Sana’a (1970-71)
I racconti di Canterbury (1971-72)
Il fiore delle Mille e una notte (1973-74)
Salň o le centoventi giornate di Sodoma (1975)



________________

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias