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Exportaciones a Centroamérica y el Caribe: no ahorremos en lugar equivocado

No es posible mantener un modelo de apertura comercial y al mismo tiempo destinar cada vez menores recursos a la promoción de exportaciones.


Sabido es que Chile es un país inserto en la economía global y que las exportaciones son determinantes para el crecimiento y la generación de empleo, sobre todo a nivel de pequeñas y medianas empresas.



La región de Centroamérica y el Caribe se ha transformado en los últimos años en un destino privilegiado para nuestras exportaciones de bienes y servicios. En los hechos, es la única región del mundo que muestra un aumento importante y significativo de nuestras exportaciones:



ˇ En el año 2001 exportamos 265,5 millones de dólares.



ˇ El período enero-agosto 2002 muestra un aumento de 24.7 por ciento, pues de 167,3 millones de dólares pasamos a 208,7 millones de dólares, según cifras de la Dirección de Aduanas de Chile.



ˇ El 43 por ciento de nuestras exportaciones a la región corresponde a manufacturas, el 47 por ciento a recursos naturales procesados y sólo el 10 por ciento a recursos naturales. Esto demuestra que es una zona con fuerte potencial para exportar productos con mayor valor agregado, lo que favorece especialmente a empresas medianas y pequeñas, precisamente las que generan mayor empleo.



ˇ Se debe considerar, además, que los seis países centroamericanos importan productos y servicios por un total de 20 mil millones de dólares, de los cuales 265 millones provienen de Chile, equivalentes a un 1,3 por ciento del total. Las posibilidades de expansión son, pues, extremadamente altas.



Consciente de la potencialidad de estos mercados, ProChile inauguró la primera Oficina Comercial para la región en el año 1992 en San José, Costa Rica, y en 1998 se utilizó una nueva fórmula denominada «Antenas Comerciales», mediante la cual se contrató un profesional local en El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Panamá, dado el incremento de negocios que determinó un apoyo más fuerte en las labores de promoción y apoyo a los exportadores chilenos.



Asimismo, se avanzó en las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio de última generación entre Chile y Centroamérica, que culminó en noviembre de 1999 con la firma del Acuerdo Marco entre Chile y El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.



Las negociaciones bilaterales se concretaron con la entrada en vigencia de los Tratados de Libre Comercio con Costa Rica, el 15 de febrero de 2002 y con El Salvador, el 3 de junio de 2002.



La voluntad política para avanzar y concretar las negociaciones con Guatemala, Honduras y Nicaragua, reforzar nuestra presencia en países del Caribe (sobre todo Cuba y República Dominicana) así como un mayor apoyo a las labores de promoción de nuestras empresas exportadoras son importantes desafíos de corto y mediano plazo.



Sin embargo, este propósito se ha visto afectado por las severas restricciones presupuestarias que han afectado a la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales y su oficina de promoción de exportaciones, ProChile, que determinaron una reducción de un 25 por ciento de los recursos a partir de 1998.



La red externa de ProChile ha debido trabajar desde entonces cada vez con menores recursos y con mayores exigencias, lo que se ha traducido en la búsqueda de soluciones creativas, tales como la demanda de un mayor apoyo del sector privado para realizar actividades, reducción de costos y aumento de la eficiencia en la gestión.



Aun así, el efecto de estos recortes se ha hecho sentir precisamente en esta promisoria región: entre otras consecuencias, fueron cerradas las oficinas comerciales en Panamá y Nicaragua, lo que afecta considerablemente nuestras perspectivas exportadoras en estos países.



Es que más allá de todos los esfuerzos de racionalización subsiste el tema de fondo, que dice relación con el papel del Estado en la promoción de exportaciones, pues no es posible mantener un modelo de apertura comercial y al mismo tiempo destinar cada vez menores recursos a la promoción: ello equivale a reducir el área comercial de una empresa.



Y ello sucede precisamente en momentos en que nuestros competidores destinan cada vez mayores recursos a las actividades de promoción y apoyo a sus sectores exportadores.



Hay una muy certera afirmación alemana que se utiliza para estos casos: totsparen, ahorrar hasta la muerte.



Es de esperar que rectifiquemos a tiempo y no lleguemos a ese extremo.



(*) Embajador, ex jefe de la Oficina Comercial para Centroamérica.



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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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