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La decadencia moral del Parlamento


Lo hemos dicho en reiteradas ocasiones: la corrupción en nuestro país se resolverá superando el sistema neoliberal y construyendo una democracia participativa.



Hoy, en medio de la evidente decadencia, deterioro, y descomposición moral que recorre los pasillos del Congreso en su sede gris de Valparaíso, la causa de las causas de esta crisis se nos presenta con más fuerza.



La crisis del Parlamento es una crisis de legitimidad profunda, una crisis de representación, una grieta institucional que refleja las verdaderas expresiones del poder político y económico que hegemoniza el dominio de Chile.



Es una crisis ética, porque la ética del sistema es la corrupción.



Con mucha fuerza, y no poca indignación, levantamos nuestra voz, ahora una vez más, porque ya en julio del 2002 enviamos una carta al Presidente del Senado, Andrés Zaldívar, para señalarle que: «En nuestro país, tal como lo demuestran las encuestas de opinión pública, la actividad parlamentaria se encuentra seriamente cuestionada: el Parlamento es un poder del Estado desprestigiado».



Ya en esa ocasión, le señalamos al Senador Zaldívar que la causa de fondo de esta situación había que buscarla en la «herencia del pinochetismo y las formas antidemocráticas de representación, como son los llamados senadores designados y vitalicios, así como el sistema electoral binominal excluyente», que tienen su base en una constitución política heredada del período dictatorial.



Sostenidamente, el Parlamento chileno se ha convertido en representación de empresarios, de comisionados y delegados de los grandes clanes financieros y transnacionales; de funcionarios ad hoc de los poderes fácticos, religiosos y militares, y hoy, en aras de la realidad, debemos hablar de «empresarios-parlamentarios» que actúan sin ningún tapujo.



La derecha se ha hecho fuerte en este clima descompuesto, pero es indudable, la Concertación se ha transformado también en parte de este mismo escenario de «decadencia romana».



Esto hace que el proceso legislativo chileno sea un chiste, una burla para la ciudadanía que ve que todos sus problemas de participación, ciudadanía, salud, educación, abusos, cesantía, salarios, simplemente se resuelven en contra de sus demandas e intereses, y a favor de quienes estos mismos parlamentarios representan en la realidad.



En esa carta, le exigimos a Zaldívar que se informara públicamente «el monto real de los ingresos que perciben y los gastos» que perciben los señores senadores con cargo a fondos públicos.



Algo muy similar habíamos exigido antes a la Presidenta de la Cámara de Diputados.



Nuestra preocupación sobre este asunto se remonta a antes de las últimas elecciones parlamentarias.



Ä„Nunca recibimos respuestas concretas y satisfactorias a nuestras peticiones!



En una respuesta, fechada el 5 de diciembre del 2002, y firmada por Carlos Hoffmann, Secretario del Senado, se nos responde que se nos devuelve nuestra carta-petición por: «Estar concebida en términos incompatibles con la garantía constitucional que asegura a todas las personas el derecho a presentar peticiones a la autoridad, sobre cualquier asunto de interés público o privado, sin otra limitación que la de proceder en términos respetuosos y convenientes».



Nótese, se nos negó la información porque fuimos irrespetuosos e inconvenientes…



Ahora, las cosas han cambiado, y para peor.



Se pretenden subir las dietas, autoconsiderándose «servidores públicos» o funcionarios fiscales, mientras el ochenta por ciento de los chilenos gana menos de 340 mil pesos mensuales.



La crisis de legitimidad y representación ha tocado fondo.



En este contexto, y esperando que no seamos considerados otra vez irrespetuosos e inconvenientes, señalamos las siguientes propuestas para enfrentar esta decadencia:



1.- Sueldo tope de un millón ochocientos mil pesos para el Presidente, Parlamentarios, Ministros y autoridades del Estado, considerando las asignaciones reguladas por ley.



2.- Reducir drásticamente el presupuesto parlamentario.



3.- Inhabilidad de los parlamentarios para el debate sobre el asunto de las dietas.



4.- De una vez legislar para establecer una Ley de Probidad y otra Ley de Control Ciudadano, discutida por la sociedad y el pueblo y con la realización de un Plebiscito.



5.- Cambio a la constitución política y al sistema binominal, por una Asamblea Constituyente que abra paso a un intenso proceso ciudadano.





* Presidenta del Partido Comunista.



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