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In Situ: «Juventud y sexualidad»

Además del Sida, la infección de transmisión sexual más peligrosa, existen más de 30 ITS. Todas ellas, con variadas características, efectos, formas de contagio e incluso algunas que ni siquiera provienen de un contacto sexual, pero sí se traspasan a través de este mecanismo.


En la actualidad el embarazo no planificado y las infecciones por transmisión sexual en los adolescentes constituyen los problemas que más repercusiones tienen cuando comienzan su actividad sexual.



Si bien este problema ha ido mejorando con la introducción de los temas de sexualidad en colegios, universidades y medios de comunicación, el problema persiste debido a que el sector salud no difunde políticas públicas específicas para que este grupo de la población conozca más sobre el tema.



Según la tercera Encuesta Nacional del Instituto Nacional de la Juventud realizada el 2001, la edad de inicio sexual es de 16 años y 8 meses en varones y 18 años en mujeres. La mayoría se inicia con su pareja (67,2%) y el 40,8% de los jóvenes entre 15 y 19 años reconoce tener al menos una relación a la semana. Según este estudio, lo distintivo de quienes tienen hoy menos de 20 años, es una iniciación sexual más temprana y con la pareja. Si bien la edad de inicio sexual se mantiene en 17 años promedio, el porcentaje de personas entre 15 y 19 años que reconoce tener vida sexual activa se ha incrementado. En 1994 era de 66%, en 1997 de 70% y el 2000 de 73,8%.



Además, Chile en los últimos cinco años ha sufrido un incremento preocupante entre los jóvenes de 15 a 19 años, en donde la aparición de codilomas genitales, casos de sífilis, gonorrea y sida han aumentado hasta un 30%. Lo preocupante es, que estas enfermedades no son tratables en forma definitiva y los portadores desconocen el mal que pueden provocar a sus parejas.



Impresionante fue la polémica causada por la campaña de prevención contra el sida, aquella que se desarrolló recientemente en algún sector de Reñaca. Autoridades replicaban que era inaceptable la repartición de folletos y preservativos en la playa, por ser un lugar público, en donde estaban presente los menores de edad.



Diversas son las opiniones a este caso, pero queda claro que es inconcebible y hasta inmoral que autoridades nieguen la posibilidad de educar a los jóvenes sobre salud sexual, que es hoy un tema preocupante y sí autoricen a realizar actividades en la playa que son menos sana y poco útiles para el desarrollo de la sociedad.



Contar con un proyecto en el ámbito público, donde se hable «abiertamente de sexualidad» se considera ilegal en nuestro país, afectando a los adolescentes del sector medio-bajo que no tienen la posibilidad a una buena educación, y llevando a que los embarazos no deseados aumenten, porque no cuentan con la información necesaria ni acceso a la información de métodos de anticoncepción.



Por esta razón, sería óptimo que a los adolescentes se les diera una educación adecuada, hablando libremente sobre salud sexual, aconsejando que quienes tienen relaciones sexuales esporádicas, adopten principalmente métodos de barrera, mientras que aquellos que las tienen en forma frecuente y con pareja estable adopten otros métodos más seguros. Asimismo, hay que ponderar el factor de promiscuidad sexual o de relaciones con más de un compañero sexual, para que en estos casos se considere más importante la protección frente a las infecciones de trasmisión sexual y los embarazos no deseados.





* Miembro de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, de la Sociedad Chilena de Climaterio y de la International Menopause Society

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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