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Los efectos económicos de la guerra (Parte I)


La Coyuntura Económica Mundial



1.- El momento económico internacional en que este conflicto se produce, es en general bastante adverso. Los tres grandes polos mundiales de crecimiento (EE.UU., Europa y Japón) se encuentran en un estado semi recesivo y el conflicto no hace más que aumentar la inseguridad y la incertidumbre sobre su desempeño futuro. En cifras de 2001, Estados Unidos genera el 31% del Producto Mundial (a precios de mercados); la Unión Europea generó otro 26% mientras que la contribución de Japón alcanza a un 15%. Estos tres grandes (la tríada), con el 72% de la Producción Mundial, dominan ampliamente el desempeño de la Economía Global.



Sin embargo, es ampliamente reconocido que sólo Estados Unidos tiene hoy la capacidad de ser el Principal Motor del Crecimiento Internacional, papel que no han logrado cumplir la Unión Europea y Japón en el pasado, menos ahora en la situación semi recesiva que enfrentan.



La economía norteamericana sin embargo, ha venido enfrentando una fuerte caída de su crecimiento desde el año 2000 en adelante. La mayoría de los analistas esperaban que esta recesión hubiera concluido hacia fines del año 2002, pero el proceso recesivo ha demostrado ser más fuerte y todo indica que no terminará probablemente hasta el año 2004. El intenso debate económico de los últimos semestres en la economía norteamericana, indica que las políticas económicas tradicionales de reducción de tasas de interés y de impuestos para reactivar la demanda, ya se encuentran agotadas, y la mayoría de los economistas estima más bien que es hora de dejar que la inflación se manifieste en alguna medida, porque el desempleo y la caída de la inversión es demasiado fuerte.



2.- Ante la incapacidad de las políticas tradicionales para recuperar la economía norteamericana, muchos han pensado en «la capacidad reactivadora de la Guerra», lo que los hace imaginar que el conflicto actual, podría traer una pronta recuperación de la deprimida situación económica.



En efecto, en la antigua teoría económica se le llama «Militarismo Keynesiano» a la utilización de un conflicto militar para justificar una intervención no usual del Estado en la economía, financiada con déficit fiscal y que provoque como consecuencia derivada la esperada reactivación económica.



Sin embargo, hoy las guerras son distintas. Desde la Segunda Guerra Mundial en adelante, con un conflicto bélico se producía una gran movilización interna de recursos, grandes inversiones en la industria de bienes de capital, así como también una gran movilización de tropas que reducía fuertemente el desempleo interno.



Ahora, en cambio y desde la Guerra del Golfo en 1991, los conflictos armados son muchos más intensivos en tecnología (que es inversión ya realizada), además que en esta ocasión el enemigo es el difuso «terrorismo internacional», por lo cual los conflictos son mucho más intensivos en inteligencia, espionaje y medidas de seguridad que en grandes inversiones en bienes de capital, y así por el contrario, contribuyen a crear un clima de mayor inseguridad y desconcierto, reduciendo más que estimulando a la inversión.



Hoy entonces, como han reconocido todos los principales economistas y autoridades de Estados Unidos, la economía norteamericana atraviesa por un momento difícil, en el cual el factor decisivo que paraliza la inversión es la misma Guerra. A la vez, aunque se ha situado más de 250 mil combatientes en la zona del Golfo, el desempleo dentro de Estados Unidos sigue creciendo y la demanda se mantiene deprimida.



3.- Por lo tanto, todos los organismos económico financieros más importantes del mundo (Banco Mundial, BID y FMI en Febrero de 2003) han proyectado que una Guerra contra Irak ahora, reducirá el crecimiento económico mundial en distintas proporciones, según la duración del conflicto.



Según el FMI, si no hubiera Guerra este año 2003 el Crecimiento de la Economía Mundial se estimaba que podía aumentar hasta un 3,5% en este año. Sin embargo ahora, estima que el Crecimiento de la Economía Mundial podría caer hasta un nivel de 2,5% si la guerra es breve (dos a tres meses), y hasta un nivel de 1,5% si es más prolongada, desde un nivel de 3% que se logró en el año 2002.



4.- En el caso específico de la economía norteamericana una encuesta Galup de principios de marzo de 2003, mostró que una mayoría importante de norteamericanos, si bien aceptan la acción militar en Irak, desaprueban el manejo de la economía interna. Otra encuesta (IPSOS-REID), indicó en la primera quincena de Marzo que sólo el 38% de los votantes norteamericanos respalda a Bush para una reelección (noviembre de 2004), cifra que se compara con el 54% de hace un año.



La administración Bush confía en que una acción militar en Irak, despejará la gran incertidumbre que hoy limita a los consumidores y a los inversionistas norteamericanos y que ha mantenido deprimida la confianza en la bolsa de valores y en las empresas en el último año y medio.



Sin embargo, ante la situación económica actual y futura de la economía norteamericana, muchos empiezan a recordar el infortunado legado dejado por George Bush Padre, en la primera mitad de los años 90, quién fracasó en su reelección Presidencial, poco después de un año de guiar a Estados Unidos a una rápida y exitosa Guerra del Golfo, la cual sin embargo no fue capaz de levantar la deprimida situación económica interna de ese país. Lo cual hace recordar que en el caso norteamericano, los cambios en la Presidencia de la unión, frecuentemente en el pasado han sido el resultado de bajas políticas de guerra.



* Ingeniero Civil de la Universidad de Chile y Doctor en Economía en la Universidad de Cornell, consultor internacional, miembro de la Comisión Económica y Social de la DC, ex director del BID.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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