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El periodismo estadounidense en la guerra con Irak

Dios nos libre si sólo viéramos, escucháramos, leyéramos, la perspectiva de Estados Unidos de esta guerra en Irak.


Recientemente un lector de El Mostrador.cl, supuestamente residente en EEUU, envió una carta al director diciendo que este medio tenía una línea muy parcial respecto al conflicto en Irak. «Es un medio que sólo muestra noticias a favor de Irak», dijo. Además, terminaba la carta de esta manera: «obviamente, su agenda es política y no noticiosa.»



Viviendo en Estados Unidos las 24 horas del día no hay ningún medio masivo dominante que no alabe a las tropas norteamericanas en la guerra contra Irak. Se puede decir que casi el 100% de los norteamericanos están viendo, únicamente, la perspectiva «oficial» de enfocar el conflicto. El límite entre noticia y la agenda política norteamericana que proyectan CNN, FOX News, ABC, NBS, y otras múltiples radios, no existe para nada. Se puede decir que es lo mismo.



Más aún, cualquier noticia que produzca un desbalance es cortada antes, desmentida después, o tergiversada inmediatamente (o la cancelación del reportero por la vía rápida) Esto lo están haciendo continuamente el gobierno y los altos mandos militares así como las cadenas televisivas y radios dominantes. Y, por supuesto los famosos reporteros embedded o periodistas «encamados» o «integrados» en la traducción al castellano y que, recientemente, John Müller explicó muy bien en su columna: «Expediente X: Periodistas abducidos», del 1 de abril.



La interpretación oficial norteamericana de la guerra -la que realmente llega a la mayoría de la población norteamericana- la están haciendo también los «expertos norteamericanos del mundo árabe» en los medios masivos dominantes. «Esos expertos que ni hablan ninguna lengua de la región o jamás han estado en esos lugares», como dijo recientemente Edward Said -profesor de inglés de la Universidad de Columbia, y uno de los intelectuales palestinos-norteamericanos más respetados en EEUU- en su artículo «The other America» (reproducido en castellano en La Jornada, 27 de marzo).



Pero la censura (o «las noticias e imágenes inapropiadas» en la terminología de los medios dominantes norteamericanos) ocurre con cualquier periodista, comentarista o reportero -incluso cualquier cadena de televisión extranjera operando en Estados Unidos- que presente la imagen de un EEUU débil en el campo de batalla. O que comente cómo el gobierno se ha equivocado en subestimar previamente al enemigo iraquí. O que un periodista «encamado» se salga de la línea informativa como le acaba de ocurrir al popular Geraldo Rivera, de la cadena FOX, el 31 de marzo, cuando comenzó a reportear «ingenuamente» en qué parte de Irak andaban las tropas de la coalición.



Inmediatamente, el comando militar «sacó de la cama» a Rivera por infiel, diciéndole, el mismo Pentágono, que «debía abandonar inmediatamente Irak», según noticia del 1 de abril daba por misma cadena FOX. Pero el 3 de abril, el Pentágono lo perdonó y le dijo que podía volver como periodista «encamado», pero que no se le ocurriera nunca más «abrir demasiado la boca en esta guerra ni dar información por su propia cuenta».



Hace poco la cadena de televisión árabe de Qatar, Al-Jazeera, fue considerada «no grata su presencia» en la bolsa de New York donde tenía dos periodistas acreditados para informar sobre asuntos financieros relacionados con «Wall Street». La razón fue la acusación, que partió desde el gobierno norteamericano, de que era inaceptable que Al-Jazeera mostrara imágenes de cuerpos de soldados norteamericanos muertos o heridos o capturados. Pero la queja fue más allá. Tales imágenes, según el secretario de Defensa Donald H. Rumsfeld, «eran condenadas por la Convención de Ginebra». Además de que esa imágenes brutales las verían los familiares en Estados Unidos.



La cadena árabe dijo que su función era informar y que, por ejemplo, CNN también mostraba muertos o prisioneros iraquíes en situaciones desagradables. La cadena CCN le respondió dejando más perplejos a los de Al-Jazeera y a los que escucharon semejante respuesta: «Sí, nosotros también mostramos muertos o heridos iraquíes en nuestro programas pero, a diferencia de Uds., esas imágenes no las verán sus familiares en Irak». Al-Jazeera argumentó que eso no era cierto pues si bien era prohibido tener TV cable en Irak, CNN sí era vista de alguna manera y también por los miles de iraquíes fuera de Irak que probablemente también tenían familiares dentro del país.



Pero, el miércoles 26 de marzo, el mercado Nasdaq de Nueva York, sin dar explicaciones, prohibió que los periodistas de la cadena árabe transmitieran en vivo desde su edificio en Times Square. «Tiene que haber un esfuerzo nacional para proteger la libertad de expresión», dijo el portavoz de Al-Jazeera, Jihad Ballout.



Hasta ahora no se ha dicho nada, por los medios masivos norteamericanos, de la apertura equilibrada que siempre ha tenido Al-Jazeera, vista por 35 millones en el mundo árabe. Permanentemente ofrece paneles con un amplio número de invitados de diferentes posiciones ideológicas. Incluso ha sido la cadena árabe, dijo la misma cadena, «quien más ha ayudado a determinar quiénes estaban detrás de Al Qaeda y el atentado a las Torres Gemelas».



Otro caso reciente. El periodista de NBC y Nacional Geographic, Peter Arnett, fue destituido como corresponsal de esos medios el 31 de marzo por estar reporteando asuntos que hacían ver mal a la coalición y al alto comando militar, y por supuesto a los gobiernos de EEUU y Gran Bretaña. Lo que terminó su trabajo fue comentar vía la TV iraquí, entrevistado por un periodista de ese canal, que «los planes del gobierno norteamericano y el Pentágono estaban saliendo al revés. Además que habían calculado erróneamente la resistencia del ejercito de Irak».



Peter Arnett se hizo muy famoso con sus reportajes en la primera guerra del Golfo en 1991. Lo curioso fue lo que reportó en 1991. Arnett informó que una supuesta planta de armas biológicas bombardeada por los norteamericanos no era más que una planta donde se fabricaba alimentos para bebes. Durante la guerra de Vietnam, en 1970, reportó entonces que en Laos, el ejército norteamericano estaba usando gas Sarin para matar a sus propios soldados que desertaban. Por todo su trabajo periodístico en Vietnam, Arnett recibió en 1966 el premio Pulitzer en la categoría de Reportaje Internacional.



Pero a los canales arriba mencionados, en esta nueva guerra de 2003, no les importó que Arnett hubiera ganado aquel premio y tuviera un excelente prestigio como corresponsal internacional. Fue despedido igualmente. Lo que entonces se permitía en el periodismo norteamericano, ahora es inconcebible e inaceptable por la nueva administración norteamericana y el Pentágono.



Dios nos libre si sólo viéramos, escucháramos, leyéramos, la perspectiva de Estados Unidos de esta guerra en Irak.





* Javier Campos es escritor y académico chileno en EE.UU.



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