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Auge, caída y muerte del AUGE

El AUGE está en la UTI, agoniza dolorosamente y, lo que es peor, el gobierno ni siquiera dispone de la anestesia necesaria para adormecer a sus principales víctimas.


A simple vista parece una broma de mal gusto, pero después de tres años de gobierno, tres ministros de salud, mil millones de pesos despilfarrados en propaganda, un par de paros médicos y un sinnúmero de tropiezos más, el Plan AUGE, la reforma «estrella» del Presidente Lagos, ha sido declarado por los expertos como prácticamente muerto, por razones técnicas y presupuestarias.



Como de costumbre, el gobierno se debate entre la tozudez, las contradicciones y los eufemismos, en su intento por explicar lo inexplicable. Entonces, mientras el ministro de salud habla en un tono confuso de «flexibilidad legislativa», «reorientación» y «aplicación gradual», el Presidente Lagos insiste en que «es necesario sacar el AUGE en el primer semestre de este año, para poder colocarlo en el presupuesto del año próximo».



Pero no obstante las confusiones y el patético intento oficialista por ocultar el fracaso, lo concreto es que el plan de acceso universal con garantías explícitas que aprobamos en la Cámara de Diputados, aquel que aseguraría atención de salud eficiente y oportuna a todos los chilenos, para enfrentar las enfermedades más frecuentes, más graves y de mayor costo; y respecto del cual la Concertación se prodigó en los más iluminados discursos públicos, asegurando que sería la reforma de salud más profunda y solidaria de la historia nacional, ya no existe. Lo que se pretende ahora es elaborar otra fórmula, más compleja, esencialmente distinta a la original y que recién estaría en etapa de estudio.



De todos los errores cometidos por el gobierno en esta materia, el que me resulta más irritante e inmoral en un país con la necesidades del nuestro, es el desvío de cerca de mil millones de pesos del presupuesto del Ministerio de Salud, para promover el AUGE con bombos y platillos en todos los medios de comunicación, cuando ni siquiera se enviaba el proyecto al Congreso.



Desconozco la explicación que darán en La Moneda para justificar el descaro con que el Ministro Artaza, a cargo en ese momento de uno de los sectores fiscales más endeudados y responsable de las carencias de miles de chilenos, se atrevió a desafiar ni más ni menos que a la Contraloría General de la República, asegurando que era necesario y procedente gastar una suma millonaria en publicitar un beneficio inexistente.



Palabras más, palabras menos, lo cierto es que la Concertación utilizó a la salud, la principal demanda de los más pobres, con evidentes propósitos electorales y políticos; generó falsas expectativas y engañó a miles de eventuales beneficiarios; usó y abusó de imágenes comunicacionales cargadas de emotividad para promover la reforma (baste recordar al Ministro Artaza meciendo a un niño en sus brazos), para que finalmente se declare al famoso AUGE como inviable.



En fin, todo mal en materia de salud. Faltando menos de tres años para terminar su período, el Presidente Lagos no ha cumplido con ninguna de las veinte promesas sanitarias ofrecidas a las ciudadanía durante su campaña presidencial; y su reforma emblemática se ha transformado, en realidad, en su reforma más problemática. Para rematar, el AUGE está en la UTI, agoniza dolorosamente y, lo que es peor, el gobierno ni siquiera dispone de la anestesia necesaria para adormecer a sus principales víctimas.



Escriba al correo personal del diputado Patricio Melero



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